Desde que el viceministro de Exteriores ruso Sergei Ryabkov dejara caer la bomba y mencionara la posibilidad de establecer un estado federal en Siria, llamando a las partes implicadas en las negociaciones a estudiar la idea, han sido numerosas las reacciones de las diversas facciones sirias. Algunos rechazan esta noción, considerándola el primer paso hacia la desintegración del país, mientras que aquellos que la apoyan la consideran una aproximación adecuada para administrar el país en la próxima fase.
También existe el temor, por parte de Turquía e Irán, a un creciente apoyo a la idea de una federación en Siria y al impacto que podría tener en ambos países. Esto a pesar del hecho de que Ankara y Teherán estuvieron de acuerdo con la idea de una federación en Irak tras la ocupación en 2003.
La idea federal
Lo que vuelve tan controvertido el concepto de federación en nuestra región son las diferentes visiones del sistema federal. Para nosotros, una federación aparece como una extraña idea occidental, porque muchos lo ven como una manera de EE.UU. e Israel de dividir Oriente Medio. Quienes apoyan una federación creen que en gran medida existe mucha ignorancia sobre el concepto, y sobre las cuestiones de la administración, gobierno y desarrollo, así como su empleo para la resolución de problemas estatales en países con multitud de etnias y facciones.
Los defensores de la federación aseguran que ésta no implica la división de un estado, sino su unidad basada en nuevos cimientos. A sus ojos, es la mejor forma de preservar la unidad geográfica en un país después de que sus provincias se hayan distanciado del centro. Les deja perplejos el que la gente vea sólo “división” y pase por alto los beneficios, creyendo que los problemas existentes no desaparecerán, en cierta medida porque las experiencias de gobernanza central en el mundo árabe han contribuido al desarrollo de tiranías y dictaduras.
Lo que es extraño es que la propuesta para una Siria federal no viniera de parte de Washington, sino de Moscú, aliada del régimen de Bashar Al-Assad en Damasco. De aquí, quizá, la sorpresa y las preguntas. Existe la profunda convicción de que los rusos y los americanos han llegado a un acuerdo secreto con respecto a la propuesta federal. En especial, desde que con su comentario Ryabkov se alineara con las declaraciones estadounidenses, particularmente con las del secretario de estado John Kerry, relativas a la posibilidad de dividir Siria, a las conversaciones de paz de Ginebra y a la búsqueda de una fórmula para la fase de transición.
¿Qué ganan los rusos con una federación? Hay quienes creen que existen beneficios reales para Moscú, como evitar el establecimiento de un fuerte liderazgo suní que se oponga a los intereses rusos, o establecer una región kurda que desempeñe un papel estratégico al atajar, por ejemplo, el vínculo geográfico entre Turquía y el mundo árabe. Otros intereses incluirían evitar la posibilidad de expandir oleoductos árabes por territorio turco hasta Europa. La aproximación rusa, por lo tanto, se fundamenta en planes estratégicos y tiene cimientos geopolíticos.
Los kurdos son los más beneficiados
Sin mucho esfuerzo se puede concluir que los kurdos serían los que más se beneficiarían de una Siria federal; la idea ya ha sido propuesta como una manera de colmar sus aspiraciones nacionales, de forma similar a lo que se hizo por los kurdos iraquíes. Esto implica que la principal discusión girará en torno a la naturaleza de la federación propuesta, entre aquellos que la vean discurrir a lo largo de líneas de identidad nacionales –como los kurdos- y aquellos que crean que debe ser una herramienta administrativa y nada más; una forma de gobierno local en lugar de central.
Esto se puede entender a partir del comunicado del organismo coordinador que llamó a centrar las recién iniciadas negociaciones en torno a una nueva constitución más que en torno al gobierno de transición, por la razón de que la primera garantiza la transición a un sistema político democrático. Esto supone un apoyo implícito a la federación, al determinar la forma que adoptará en Siria el futuro estado, en tanto que la mayoría de las fuerzas sirias de oposición, en especial los grupos islámicos, rechazan totalmente el federalismo. Para ellos, una federación abre la puerta a la fragmentación, a la división y a la debilitación del país de cara a su control en un futuro.
Lo cierto es que el apoyo a una federación kurda ha comenzado a tres niveles: del Consejo Nacional Kurdo, que dio la bienvenida a la idea después de que una serie de partidos propusieran la federación en 2006; apoyo del gobierno regional del Kurdistán –el presidente regional Massoud Barzani respalda un gobierno federal en Siria, similar al modelo regional del Kurdistán, a través de una nueva constitución que lo estipule-, y de la administración autónoma de la Unión Democrática y de la Sociedad del Movimiento Democrático.
Estos partidos, próximos al PKK, hablan de forma positiva sobre un gobierno federal, en oposición a sus posturas previas. Puede que esto lo facilitara el hecho de que la propuesta viniera de Rusia, que abrió una oficina representativa para los kurdos en Moscú recientemente, como forma de avanzar en el reconocimiento de la federación.
Aunque la idea de una federación en Siria aún se encuentra en estado embrionario –en gran medida porque en estos momentos no hay regiones geográficas claras ni una administración clara-, las discusiones le están abriendo la puerta. Los kurdos creen que los acontecimientos que se han desarrollado sobre el terreno lo convierten en algo factible, en tanto que las Fuerzas Democráticas Sirias siguen logrando grandes avances contra Daesh, y contra otras facciones armadas en el norte de Siria, con el apoyo de Occidente y de Rusia.
El rechazo turco e iraní
La repentina visita del primer ministro turco Ahmet Damutoglu a Teherán el 4 de Marzo levantó numerosos interrogantes sobre la elección del momento, el propósito y las consecuencias, al igual que sobre si guardaría relación con un esfuerzo conjunto para oponerse a una federación en Siria. La elección del momento de la visita ha sido vinculada a la mención por parte de Rusia del tema federal. La propuesta fue recibida con reserva por parte de Ankara y Teherán, cuya convicción de que EE.UU. y Rusia han decidido dividir la región va en aumento. Para Irán y para Turquía, esto significa el establecimiento de una región kurda en el noreste de Siria, similar a la región kurda en Irak.
Es por ello que creen que serán los más perjudicados por una federación en Siria, con motivo de sus grandes comunidades kurdas (20 millones en Turquía y casi 8 millones en Irán), puesto que esperan que sus propios kurdos acaben exigiendo los mismos derechos que aquellos de Siria e Irak, e incluso quizá un estado independiente en el futuro. De aquí que Davutoglu y el presidente Hassan Rouhani realizaran declaraciones similares en cuanto a una visión unitaria en rechazo de la federación. Se trata de la primera vez que Irán ha criticado en público a su aliado ruso y a su política en Siria.
Rouhani fue muy claro con respecto a esto cuando dijo que Irán defiende la unidad de Siria y la soberanía del estado en todo su territorio. También se le atribuyen declaraciones de que liderazgo iraní informó a Rusia de que la soberanía de los países de Oriente Medio es un principio que Teherán subraya, ya se trate de Irak o de Siria. Esta cuestión podría ser para Turquía una prioridad, ya que se encontraría con dos entidades kurdas en sus fronteras meridionales.
En base a esta visión compartida por Turquía e Irán, hay predicciones de que las relaciones entre ambos países entrarán en una nueva fase, en tanto que además de grandes intereses económicos de por medio está en juego un intercambio de roles y alianzas políticos. Irán ahora ve a Turquía como una salida para reducir la tensión en su relación con Arabia Saudí y los estados del Golfo, que se encuentra en un nivel sin precedentes. Por el otro lado, Turquía contempla a Irán como el canal más adecuado para mejorar su propia relación con Rusia, ya que Ankara cree que América y Occidente no desean una mejora de las relaciones entre Turquía y Rusia; que Occidente quiere agotar a todos los bandos, incluida Turquía, su aliada de la OTAN. Lo que puede empujar a Ankara y a Teherán a pasar por alto sus serias diferencias con respecto a Siria es su sensación de estar siendo marginadas por el acuerdo entre EE.UU. y Rusia para resolver la crisis, a pesar de su implicación en el conflicto sobre el terreno.
Como conclusión, podemos decir que puede que el sistema federal propuesto para Siria por el aliado ruso del régimen en Damasco no sea más que una táctica de negociación. La amenaza de una federación quizá empuje a los bandos que se oponen a una solución política favorecida por Rusia a aceptarla simplemente por miedo a la alternativa.
Publicado en Aljazeera.net el 15 de Marzo de 2016