Los kurdos de Siria, Irak, Irán y Turquía no ocultan su anhelo por obtener un estado independiente. Desde el inicio del conflicto en Siria, los kurdos han reforzado su control en el norte del país y parecen dispuestos a cristalizar su dominio de esta región como parte de un marco internacional para un sistema federal.
Es evidente que los kurdos sirios están leyendo del mismo libro que Washington y Moscú, ya que parece haber una tendencia internacional mayoritaria a pensar que el federalismo debería ser tenido en cuenta seriamente como opción para resolver la crisis siria. Sin embargo, Ankara sigue leyendo de un guión totalmente diferente en lo que respecta a este plan.
En los cinco años de guerra abierta en Siria, el Partido de la Unión Democrática kurdo (PYD) y su brazo armado, las Unidades de Protección Populares (YPG), con el respaldo del apoyo material y los ataques aéreos de Washington, han obtenido el control de prácticamente toda la franja norte del país, una zona que los kurdos llaman Rojava. A pesar de ello, los kurdos sirios han sido excluidos de las conversaciones de paz de Ginebra, mediadas por la ONU. Esto les ha irritado, puesto que les urge complementar su éxito en el campo de batalla contra Daesh con un logro político.
No constituyó una sorpresa que el PYD declarase unilateralmente una zona federal en las tres principales ciudades bajo control kurdo en el norte de Siria, Jazira, Kobani y Afrin. Este pronunciamiento no fue un arrebato unilateral; el PYD no se atrevería a hacer semejante movimiento sin la aprobación de Washington. La administración Obama cree que el PYD ha demostrado ser no sólo la única, sino también la más efectiva de las partes en conflicto que combaten a Daesh, y que por ello merece ser el aliado subsidiario preferido de Washington en la guerra contra el grupo extremista en Siria.
Esto ha irritado a Turquía, y es casi seguro que conducirá a una fractura en las relaciones estratégicas turco-estadounidenses si Washington continúa haciendo caso omiso de las preocupaciones de Ankara. Turquía contempla al PYD como al brazo sirio del ilegalizado grupo terrorista del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK); por ende es comprensible su inequívoca reticencia ante cualquier tipo de sistema federal en el norte de Siria.
Aquellos a quienes aún sorprenda la determinación de Turquía en evitar la aparición de una entidad kurda autónoma en Siria están invitados a ver un vídeo publicado por un grupo vinculado al PYD; en él se puede observar a combatientes kurdos escuchando cómo su comandante profiere amenazas contra los turcos. “No reconocemos ninguna frontera ni límite,” arenga a sus hombres. “Amude [la ciudad en la que se encuentran] es lo mismo que Nusaybin, Cizre o Diyarbakir, ciudades turcas en las que el ejército turco reprime a los kurdos en operaciones anti-PKK”. Jura mantener la unidad con los terroristas del PKK en Turquía antes de añadir: “Aboliremos estas fronteras podridas y abrazaremos a nuestros hermanos”.
La clara oposición de Ankara a cualquier tipo de sistema federal que pueda conducir a un mini-estado kurdo sirio para semejantes grupos terroristas es aún más comprensible si tenemos en cuenta que Amude es la localidad de origen de Saleh Najjar, el terrorista suicida que el 17 de febrero mató a 37 inocentes en Ankara. Los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK) reivindicaron oficialmente la masacre; se trata de un grupo formado por dirigentes que se escindieron del PKK por desacuerdos en cuanto a las tácticas.
En este contexto, la actitud de Turquía debería ser comprendida. Si un sistema federal o similarmente descentralizado es elegido como una solución viable al conflicto sirio, Turquía teme que el terrorista suicida de Ankara que fue entrenado en Siria por el PYD no sea el último. Éste es el mensaje que Turquía está enviando a aquellos que promueven el federalismo en Washington y en Moscú.
Turquía ha intentado por todos los medios persuadir a EE.UU. y a Occidente de que no hay diferencia entre los terroristas del PKK y los del PYD, a pesar de los recientes esfuerzos, desesperados e inverosímiles, de este último, por condenar el último ataque terrorista en Ankara para desvincularse del PKK. Como grupo, puede que el PYD niegue públicamente su responsabilidad en los ataques terroristas dentro de Turquía, pero sus militantes son menos circunspectos; se les puede ver en otros vídeos afirmando que la lucha del PKK es también la suya propia. Esto supone un duro golpe a los esfuerzos de los funcionarios de EE.UU. y de los kurdos sirios que reiteran constantemente la falta de conexión entre el PYD y el PKK y acusan con persistencia a Turquía de promover este tipo de alegaciones como pretexto para negarles su derecho a la independencia.
El gobierno de Ankara, por otra parte, también se opone al proyecto federal porque considera que el PYD no está respaldado solo por EE.UU. sino también por los rusos, y ha sido capaz por ello de alterar la demografía del norte de Siria. El grupo kurdo se ha esforzado por desplazar a otras comunidades étnicas a través de ataques esporádicos de su brazo militar, las YPG, contra zonas controladas por los rebeldes sirios, obligando a huir a los civiles. El plan en su conjunto pretende imponer una conexión geográfica entre los diferentes cantones kurdos en el noreste y noroeste de Siria. Como respuesta, el ejército turco ha abierto fuego contra estas zonas para tratar de detenerlos.
¿Dispone Turquía de la fortaleza política y diplomática para bloquear el federalismo en Siria? No sería sincero decir que cuenta con herramientas limitadas para lograr sus objetivos, pero es cierto que se enfrenta a serios desafíos. La fuerza aérea turca no puede entrar en el espacio aéreo sirio, por ejemplo, porque los rusos están dispuestos a empatar el marcador tras el derribo de un avión de combate ruso hace algunos meses. Además, los sirios kurdos están siendo empujados a manos de los rusos. Es posible que acaben llegando a un acuerdo independiente con el régimen de Bashar Al-Assad, que excluiría definitivamente a los grupos opositores respaldados por Turquía.