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Caos político en Libia tras la entrada del Gobierno de Unidad en Trípoli

Esta semana ha sido rica en acontecimientos para la política libia.
Foto de archivo de las milicias de Misrata patrullando en los alrededores de un edificio del ejército libio.
Foto de archivo de las milicias de Misrata patrullando en los alrededores de un edificio del ejército libio.

Esta semana ha sido rica en acontecimientos para la política libia; en cuestión de pocos días el país ha pasado de tener dos gobiernos rivales a contar con tres; y el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) respaldado por la ONU se ha desplazado a Trípoli. Poco después, volvieron a ser dos, ya que el Gobierno de Salvación Nacional (NSG) con sede en Trípoli anunció su dimisión; 24 horas más tarde eran tres de nuevo después de que el NSG revocara su declaración.

En la capital hay sentimientos encontrados con respecto a todo esto. “Me siento optimista porque parecía que finalmente las cosas van a cambiar,” comentaba Nadia Ramadan en relación a la llegada del GNA. “Llevaba mucho tiempo sin sentirme optimista”. Al contrario que los intentos previos, con este movimiento no se pretende respaldar solamente a un grupo específico o a una determinada agenda, sino a la unidad de Libia, argumenta esta analista de mercados y antigua periodista con residencia en Trípoli.

Sin embargo, los cambios aún no se han visto sobre el terreno. “La única diferencia que se ha dado gracias al desplazamiento del GNA a Trípoli es que la gente tiene por lo menos un poco de esperanza,” explica Ramadan. A pesar del hecho de que algunos libios consideran al GNA una intervención extranjera, ha sido ampliamente bienvenido por los habitantes de Trípoli. “Ha logrado traer de vuelta un poco de los recuerdos post-revolucionarios de una Libia muy unida,” dijo. Según Ramadan, sin embargo, el GNA no provocará milagros, como creen algunos. “Teniendo en cuenta la situación actual de Libia, no va a ser fácil, y recuperar la estabilidad va a necesitar algún tiempo”. Lo más importante para la analista es que el Gobierno obtenga legitimidad local. “Puede que el GNA cuente con mucho apoyo internacional, pero es el respaldo local lo que más cuenta a la hora de poder avanzar”.

Y el respaldo local puede variar rápidamente. A principios de la semana todo apuntaba a que el autoproclamado Gobierno de Salvación Nacional con sede en Trípoli había decidido dimitir a favor del GNA; después el primer ministro del NSG, Khalifa Gwheil, anunció el miércoles por la noche que en lugar de eso rechazaba el “gobierno de unidad” e instaba a los 24 miembros de su gabinete a permanecer en el cargo. En la misma comparecencia, Ghweil ordenó a todas las instituciones que rechazasen al recién instalado Consejo Superior del Estado, formado por antiguos miembros del Congreso General Nacional (GNC) con Abdulrahman Sewehli a la cabeza, y cuyo papel es aconsejar al GNA y a la Casa de Representantes.

La situación no es mejor en el este, donde el rival del gobierno con sede en Trípoli, la Casa de Representantes (HoR), está establecido en la ciudad costera de Tobruk. Continúa rechazando al GNA a la espera de un voto de confianza a favor del nuevo gobierno y de la Constitución. La votación, según el Libya Herald, podría producirse el lunes.

Además de la cuestión de la legitimidad, existen preocupaciones legales. Durante la primera reunión del Consejo de Estado el Miércoles, según el Libya Herald fue aprobada una reforma constitucional sobre el texto de la Declaración Constitucional de Transición de 2011 -que legalizaba el Acuerdo Político Libio (LPA)-, legalizando en esta ocasión el Consejo Presidencial y el GNA. Sin embargo, la jugada ha causado sorpresa, y la mayoría interpreta que el LPA implicaba que solamente la HoR podía legalizar el Consejo Presidencial y el GNA a través de su reforma constitucional pendiente. En consecuencia, el vicepresidente del HoR, Emhemed Shouaib, manifestó alarma. “Esto puede destruir un clima de harmonía que valoramos,” declaró al Herald. “Hago un llamamiento a todos los que asistieron hoy a la reunión del Consejo de Estado para que eviten saltarse pasos, lo que podría incrementar la complejidad de la situación y causar confusión”.

Según la periodista tunecina Huda Mzioudet, especializada en asuntos libios, el GNA tiene una larga batalla legal por delante. “Lo que importa ahora a los libios es que vuelven a tener liquidez y seguridad. Las riñaspolíticas son la última de sus preocupaciones”.

Muchas esperanzas de una mejora de la economía y de la seguridad se están depositando en el GNA, que como gobierno interino dispone de un año de mandato, según lo estipulado por el acuerdo de la ONU de Diciembre de 2015, y está dirigido por Fayez Al-Sarraj. “Se ha vuelto popular,” explica Mzioudet, “ya que algunos le ven como un salvador”. Aun así, será difícil que logre unificar a las facciones de la oposición. El GNA logró finalmente entrar en Trípoli la semana pasada tras varios intentos fallidos de acceder por aire, ya que el espacio aéreo estaba cerrado y las milicias que controlan el aeropuerto no dieron permiso de aterrizaje. La delegación finalmente pudo alcanzar Trípoli desplazándose en barco desde Túnez.

La comunidad internacional está cada vez más preocupada por la situación del país en materia de seguridad. Daesh no sólo ha acrecentado su fuerza, sino que ha afianzado su posición, y Libia está siendo retratada como el nuevo bastión del grupo; es por ello que los líderes internacionales están impacientes por conseguir imponer el gobierno de unidad y verlo triunfar. La Unión Europea ha impuesto sanciones, incluidas la prohibición de viajar y una congelación de las cuentas bancarias, a Agilah Saleh, el líder del HoR, a Khalifa Ghweil del NSG y a Nouri Abusahmen, el líder del GBC, por negarse a apoyar al GNA. La UE advirtió en Marzo que todo grupo político que se oponga a la llegada del gobierno de unidad a Libia sería castigado con tales medidas.

Entre las expectativas está que el GNA se alinee con EE.UU. y con otros estados occidentales para combatir al grupo terrorista radical Daesh. El movimiento político más reciente ha sido bien acogido por la comunidad internacional, con Francia anunciando que tiene la esperanza de poder reabrir su embajada en Trípoli para mostrar su apoyo al gobierno de unidad, y la vecina Túnez declarando que ha reanudado relaciones diplomáticas con Libia. El Ministerio de Exteriores tunecino declaró además el mismo día que reabriría la embajada y el consulado en Trípoli y llamó a los grupos políticos rivales a apoyar al GNA.

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