“Chusma”, “atajo de bestias”y “sucia canalla” son los calificativos aplicados a los refugiados por los que Lutz Bachmann se sienta ahora en el banquillo. Estos insultos forman parte de un mensaje que el fundador del movimiento islamófobo Pegida habría publicado en Facebook en septiembre 2014, un mes antes de la convocatoria de la primera manifestación. En el comentario, Bachmann acusa a los solicitantes de asilo de tener un comportamiento agresivo y de no ser “verdaderos refugiados de guerra”. “Quien puede permitirse el viaje/transporte a Europa, queda demostrado que no es de los están de verdad amenazados,” rezaba el mensaje publicado, en teoría, desde la cuenta personal de Bachmann.
La instigación al odio es el cargo por el que el líder xenófobo compareció ayer, 19 de marzo, ante el juzgado de primera instancia de Dresde, la ciudad en la que comenzaron las protestas de Pegida. Según la fiscalía, los insultos tienen carácter humillante y malicioso y persiguen el objetivo de instigar al odio contra los refugiados. Con ellos, Bachmann habría estado “dispuesto a perturbar el orden público”. Al contar con antecedentes penales, esta controvertida figura pública se enfrenta a una multa pecuniaria o a una pena de hasta cinco años de prisión.
En otoño de 2014, el publicista fue uno de los fundadores de Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida, por sus siglas en alemán). Las manifestaciones convocadas en Dresde a través de Facebook adquirieron rápidamente carácter semanal, y llegaron a congregar a casi 20.000 personas en su punto álgido, a principios del año pasado. Las protestas fueron replicadas por movimientos similares en ciudades como Leipzig, Berlín o Colonia, registrándose numerosos incidentes violentos tanto con la policía como con los participantes de las contramanifestaciones organizadas por grupos antirracistas.
El principal motivo de los asistentes a las manifestaciones, según un estudio del Centro de Investigación sobre la Constitución y la Democracia de la Universidad Técnica de Dresde, es el “descontento político”. También, la crítica “a los medios y a la esfera pública” y las “reticencias ante los solicitantes de asilo y los inmigrantes”. Pegida y otras organizaciones similares en otras ciudades han centrado su retórica en la criminalización de los refugiados y en la alerta contra la islamización de Europa. En los últimos meses, sin embargo, las protestas organizadas por el movimiento se han ido desinflando; muchos de sus simpatizantes lo han abandonado en favor de Alternativa por Alemania (AFD), un partido ultraderechista de discurso ligeramente menos radical, que en las elecciones regionales del pasado marzo se hizo con el tercer e incluso con el segundo puesto en algunos estados federales.
Durante esta primera comparecencia, la abogada de Bachmann solicitó el sobreseimiento del proceso. Según argumentó la letrada, no está probado que el fundador de Pegida escribiera el comentario él mismo, puesto que otra persona podría haber usurpado su identidad en Facebook. Además, el contenido del post no cumpliría los requisitos de la incitación al odio y estaría protegido por la libertad de expresión.
El comentario en cuestión había sido borrado algunos meses después de su publicación, pero fue difundido nuevamente en 2015 por una cuenta de Twitter vinculada al colectivo hacker Anonymous. Un vídeo presentado durante la sesión de ayer muestra a Bachmann dirigiéndose a sus seguidores en una manifestación en febrero y haciendo referencia al post de Facebook. “Dije un par de palabritas, como hacemos todos,” reconoce el líder de Pegida. También comparecieron dos testigos, una de las cuales afirmó ser la persona que estaba debatiendo con Bachmann en Facebook cuando se produjeron los comentarios. Según publican medios locales, el juez tuvo que llamar al orden en varias ocasiones durante el interrogatorio de los testigos a los simpatizantes de Pegida que llenaban la sala.
La relación de Bachmann con las redes sociales está marcada por la polémica. Ya a principios de 2015 cerró sus cuentas en una ocasión después de que un periódico sacara a la luz una foto en la que se le ve posando vestido de Hitler. Y ahora, esta semana, Facebook ha clausurado su cuenta al considerar que el contenido de los posts y de muchos de los comentarios podría ser constitutivo de delito. Las redes sociales son una herramienta fundamental para la organización, que en pocas semanas logró reunir en ellas a más de 150.000 seguidores y que las emplea de forma habitual para difundir todos sus eventos.
Bachmann ha rechazado en repetidas ocasiones las acusaciones de racismo. “No tengo la percepción de que entre nosotros haya ningún xenófobo,” declaró durante una rueda de prensa de Pegida. Además, afirma contar con muchos amigos musulmanes.
El fundador de la organización “patriótica” ha pasado dos años en la cárcel, condenado por asaltar viviendas y por traficar con cocaína. Otros dos miembros del equipo coordinador han estado implicados en juicios por delitos violentos, mientras que según la policía, entre los asistentes a las manifestaciones se cuentan numerosos simpatizantes de ultraderecha y grupos hooligans. Uno de los organizadores de las manifestaciones en Nürnberg está siendo juzgado por ataques contra centros de refugiados.
El proceso contra Bachmann se está desarrollando bajo estrictas medidas de seguridad, según subraya la prensa alemana. El veredicto llegará como pronto a partir del 10 de mayo.