Dra. Amira Abo El-Fetouh
El campo de refugiados de Yarmuk fue olvidado por la OLP, o por lo que ahora llaman la Autoridad Palestina, incluso antes de caer en el olvido por parte de la comunidad internacional. Desde hace más de dos años permanece asediado por el brutal ejército de Bashar Al-Assad, y finalmente las tropas del gobierno han permitido que el ISIS entre en el campo para eliminar a los habitantes que quedaban. La mayoría ya había huido tras ser asfixiados por las milicias de Al-Assad; según los últimos informes, sólo quedan unas 10.000 personas, en su mayoría palestinos, viviendo dentro de Yarmuk.
Estos informes salieron a la luz después de que las fuerzas leales a Al-Assad lanzaran bombas de barril sobre los palestinos que viven en el campo, mientras el mundo cierra los ojos y no emprende acción alguna para evitar la masacre o proteger a estos civiles indefensos y desarmados. En lugar de actuar, la “comunidad internacional” se contenta con observar, como si se tratara de una conspiración con Al-Assad para aniquilar Yarmuk, el mayor campo de refugiados palestinos de Siria y símbolo del desplazamiento forzoso de los palestinos de su hogar. También constituye un símbolo de su insistencia en regresar a su patria. Las llaves de los antiguos hogares pasan de generación en generación, cumpliendo la promesa de la primera ola de refugiados obligados a abandonar su amada Palestina. Se llevaron consigo sus llaves como un recuerdo constante de su derecho a retornar, y sus hijos y nietos han heredado tanto las llaves como el derecho, estando dispuestos a esperar hasta el día que sea la voluntad de dios que puedan regresar a su patria en Palestina.
Con cada día que pasa, el régimen de Al-Assad, que afirma estar resistiendo y oponiéndose a Israel, demuestra que es para Israel un fiel aliado, y que emplea su poder para servir y proteger los intereses israelíes. En esto el presidente sirio está siguiendo los pasos de su padre, Hafez Al-Assad, que a finales de los 70 condujo a su ejército al Líbano para combatir a los palestinos en el campo de refugiados de Ein el-Hilweh. Después se lanzó contra el resto de campos de refugiados para asesinar a otros desplazados palestinos, en la tragedia que terminó con las masacres de Sabra y Shatila cometidas por Sharon, sus fuerzas sionistas, y por Samir Geagea, líder de las tropas libanesas en aquel entonces. En la costa aguardaban barcos para llevarse a los palestinos desplazados a la diáspora y pasar página ante el derecho de retorno, de forma que lo perdieran y no fueran ya capaces de exigir volver a casa.
Ahora estamos siendo testigos de cómo Bashar repite la infamia de su padre luchando contra los palestinos en los campos de refugiados para obligarles a huir, mientras los barcos continúan aguardando en la costa. En cuanto a aquellos que sean tercos, resistan contra la opresión e insistan en permanecer, el campo será derrumbado sobre sus cabezas.
Entretanto, el mundo asiste en silencio y de brazos cruzados, esperando a que el violento Bashar Al-Assad complete la tarea que le ha sido encomendada por Israel. Lo más triste y descorazonador de toda esta situación es que un movimiento palestino que reivindique resistir al enemigo sionista, tal y como el Frente Popular para la Liberación de Palestina, sea en realidad leal al régimen de Assad, habiendo sido creado por él. El FPLP apoya al régimen y le ayuda a asediar y a matar a sus compatriotas, incluidos mujeres y niños. Esto es vergonzoso, desgraciado y repugnante.
Que dios proteja a la gente de Yarmuk. Sed pacientes, perseverad y defended vuestro campo. No lo abandonéis; guardad vuestras llaves, porque Él no os abandonará.