Los palestinos dependen de los bancos y de las oficinas de cambio de divisas para poder realizar transacciones financieras, tales como recibir transferencias de empleadores y familiares. También las organizaciones en el extranjero dependen de las transferencias para financiar a sus miembros en Palestina. Estas transacciones en ocasiones son dificultadas por las severas políticas impuestas a bancos y oficinas de cambio por la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que teme que el dinero vaya a parar a individuos u organizaciones que la ANP considera pro-Hamás.
Fuentes palestinas con conocimiento de la situación han revelado que una serie de transacciones financieras por valor de millones de dólares, destinadas a cuentas personales y a organizaciones palestinas con el objetivo de financiar actividades anti-ANP, han sido bloqueadas. Según estas fuentes, las agencias de seguridad han estrechado la vigilancia entorno a estas cuentas y a la actividad bancaria con el fin de evitar que se transfiera dinero a grupos anti-AP.
Esta noticia está relacionada con la crisis que desde mayo de 2015 enfrenta en los territorios palestinos a las organizaciones públicas de caridad y a la ANP. Como parte del conflicto, siguiendo las órdenes de funcionarios de seguridad de la ANP, los bancos palestinos han congelado transferencias destinadas a tales organizaciones de caridad. Este tipo de maniobras constituyen sólo una de las maneras en las que las razones políticas están conduciendo al castigo de los palestinos de la Franja de Gaza y a las organizaciones benéficas que operan en el enclave.
La presión de la ANP sobre los bancos ha afectado a 31 organizaciones de caridad, mientras que a otras 50 se les han denegado las solicitudes para abrir nuevas cuentas; cientos de transferencias de países donantes han sido devueltas. Estas organizaciones benéficas se han visto afectadas negativamente por la pérdida de fondos y no son capaces de seguir proveyendo los servicios habituales. Al bloquear las transferencias, la ANP ha detenido pagos que iban a parar a 40.000 huérfanos, así como a individuos pobres, discapacitados o enfermos. De momento se calcula que han sido bloqueados 2.000 millones de dólares en transferencias benéficas. Esto está afectando a instituciones y a individuos; 11 escuelas para niños huérfanos y discapacitados –que atienden a 9.000 alumnos- han visto bloqueada su financiación básica por la AP. A esto deben añadirse los 20 centros de salud que dependen de los donativos para proporcionar atención médica básica a medio millón de pacientes cada año, así como los 7.000 estudiantes universitarios que han quedado privados de apoyo financiero para sus estudios.
Entre los palestinos prevalece la opinión de que la ANP considera a estas organizaciones benéficas una importante fuente de financiación para Hamás; incluso si el movimiento no se beneficia de ellas directamente, le alivian de una gran carga financiera. Esto es así debido a que apoya a decenas de miles de familias necesitadas en Gaza, llenando el vacío dejado por el asedio impuesto por Israel y por la ANP contra Hamás desde hace 10 años. Por eso la ANP controlada por Fatah se ve empujada a imponer restricciones a los bancos y a las organizaciones caritativas para obtener puntos políticos contra Hamás.
Las medidas de la ANP en relación a la vigilancia de las cuentas bancarias personales y de organizaciones se ha intensificado desde principios de año, en particular para las transferencias de más de medio millón de dólares.
Muchos palestinos se han quejado de esta intrusión de las agencias de seguridad de la ANP en las cuestiones puramente humanitarias de las que se ocupan las organizaciones benéficas. Además, los bancos que operan en Gaza ahora se niegan a aprobar las firmas del Ministerio del Interior en Gaza con respecto a las cuentas bancarias.
Este control financiero no se limita a los bancos, sino que afecta también a las oficinas de cambio de divisas en los territorios palestinos ocupados. Parte de estas oficinas en Cisjordania se ven sometidas a ataques israelíes cada cierto tiempo, en base a la sospecha de que sirven para transferir dinero a activistas de Hamás. Las agencias de seguridad de la AP detuvieron a un periodista de Ramala acusado de enviar ilegalmente cientos de miles de shekels a Hamás empleando oficinas de envío de dinero. Muchos periodistas palestinos han visto congelado el pago de sus salarios por orden de las agencias de seguridad palestinas.
Los dueños de las oficinas de cambio de divisas en Cisjordania dicen que desde principios de 2016 han recibido instrucciones de las agencias de seguridad palestinas para poner en la lista negra a una serie de individuos y organizaciones y negarse a entregarles el efectivo que se les envía. También afirman que esta lista negra es actualizada con nombres nuevos con frecuencia, y que cualquier transferencia de más de 2.000 dólares enviada a cualquier ciudadano palestino debe ser aprobada primero por las agencias de seguridad; la fuente de la transferencia ha de ser conocida, a pesar de que algunas de estas transferencias van destinadas a familias de mártires, a prisioneros y a huérfanos.
Está claro que los bancos y las oficinas de cambio de divisas se han convertido en un nuevo frente en el conflicto entre Hamás y la ANP. Esta última ha encontrado un nuevo método para intensificar el asedio al que somete al movimiento islámico. Entretanto, Hamás está experimentando una asfixiante crisis financiera y está intentando gestionar sus asuntos en Gaza empleando una serie de medidas de austeridad sin precedentes. ¿Le preocupa a alguien el efecto que tiene esto sobre los palestinos normales, desesperadamente necesitados?
Traducido de Alresalah.ps, 21 de Abril de 2016.