abril 27, 2016 a las 3:49 PM
Los primeros momentos tras la liberación de Dima Al-Wawi, considerada como la persona más joven encarcelada por Israel, fueron difundidos por todo el mundo, junto con los informes superficiales que deberían haber hecho hervir la sangre de indignación al mundo entero.
Al-Wawi había sido acusada de intento de apuñalamiento y condenada por los tribunales militares de Israel por tentativa de asesinato, después de que ella se declarara culpable bajo las condiciones de un acuerdo con el fiscal. El motivo subyacente detrás de la detención de Al-Wawi es la represión a menores palestinos en el contexto del actual levantamiento popular, después de semanas de provocaciones del Estado de Israel y de los colonos. La generación post-Oslo no ha mostrado la misma complacencia que caracteriza a las generaciones anteriores hacia los esfuerzos de Israel de sofocar la resistencia, ya sea a través de las ejecuciones extrajudiciales, el encarcelamiento en masa, la detención de menores y la invención de retorcidas narrativas.
Como de costumbre, las contradicciones abundan. En este caso, las discrepancias entre el lenguaje y la representación visual son horrendas. En vez de que la liberación de Al-Wawi proporcionara una oportunidad para insistir en la eliminación de la impunidad de Israel, los medios de comunicación han glorificado a Israel hasta el punto de la benevolencia. Lingüísticamente, la sustitución de "soltado" por "liberado" en algunos informes de prensa constituía una manipulación de la realidad. No hay libertad en el concepto de liberación cuando se trata de tribunales y cárceles militares de Israel. Al igual que otros prisioneros políticos palestinos que llegaron a un acuerdo con Israel tras largas protestas después de haber sido sometidos a graves violaciones de los derechos humanos, el retorno de Al-Wawi a su familia es el resultado de su equipo de defensa, que ha pedido desde el principio su inmediata liberación.
Es éticamente absurdo incluso aceptar la yuxtaposición de miradas vacías de Al-Wawi en las primeras fotografías que reflejan su primer encuentro con su familia fuera de la cárcel, algunos informes le dan el crédito a Israel por su regreso, sin el más mínimo fragmento de indignación por el proyecto colonial que está sofocando su libertad. Esto debería haber sido aún más pronunciado ya que hay una gran cantidad de investigaciones e informes que señalan hacia la práctica habitual de la tortura y el abuso de los prisioneros palestinos, entre ellos menores de edad, en las cárceles israelíes.
En una entrevista con Al Jazeera, Al-Wawi describe el humillante y violento comportamiento que sufrió antes de su detención. "Cuando los soldados israelíes me detuvieron, me patearon mucho. Uno de los soldados me dio una patada con fuerza en la espalda.". Al-Wawi también indicó que el comportamiento humillante continuó durante el interrogatorio cuando le fueron aplicadas tácticas psicológicas como una forma de coerción. "Había como cinco hombres preguntándome al mismo tiempo, era confuso ... Me estaban gritando con rabia y luego todos se reían como si yo fuera estúpida."
Los informes, sin embargo, optaron por una inscripción vaga que elimina todos los contextos de la experiencia de Al-Wawi, normalizando macabras tácticas de tortura de Israel en el proceso. Hay una ausencia de pensamiento que hace a la conciencia humanitaria insignificante - una omisión que se refleja en la alienación de las ramificaciones políticas de la brutalidad colonial de Israel. Al-Wawi representa su propia experiencia y también es un reflejo de los otros menores palestinos que han sido encarcelados por Israel, torturados y privados del más mínimo gesto humano. En todo caso, esta astilla de la narrativa palestina debe servir como recordatorio de cómo una oportunidad se malgastó en silencio, incluso cuando los ojos de Al-Wawi revelaron una información por lo general limitada a informes archivados.
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