Hay cumbres que no llevan a nada, y éste fue el caso de la cumbre en la que se reunieron los líderes de los países del CCG con el presidente estadounidense Barack Obama en Riad. Al presidente americano no se le pidió tanto alinearse por completo con las posturas de los estados del Golfo como que transformara sus palabras en actos. ¿Existe alguna probabilidad de que Obama, que en 8 meses deja la Casa Blanca, pase de la palabra a la acción?
Las palabras bonitas al final no son más que eso, a no ser que se traduzcan sobre el terreno. Por este motivo, la mayoría de países del CCG han tomado medidas que reflejan el hecho de haberse dado cuenta del peligro que entraña confiar en la administración americana, ocupada en dar consejos desde la distancia y en realizar atrevidas declaraciones, sin dejar traslucir el deseo de que estas palabras tengan ningún significado real.
En términos más claros: la administración Obama no ha dado ningún paso que pudiera ser interpretado como un esfuerzo para entender lo que está ocurriendo en Oriente Medio. ¿Dónde ha logrado Obama una victoria, o incluso un éxito relativo, para que digamos que podemos confiar en él? ¿Es un éxito su éxito a la hora de alcanzar un acuerdo con respecto a la cuestión nuclear iraní? ¿Qué indica que Irán haya cambiado a consecuencia de este acuerdo? Por el contrario, todo indica que Irán se está volviendo cada vez más hostil, a todos los niveles, armado con el acuerdo nuclear.
En Riad, Obama realizó declaraciones atrevidas y de calado. Éstas incluyeron sus quejas en cuanto a Irán y a su papel de reforzar el terrorismo y la inestabilidad, en particular a través de sus herramientas regionales, como Hezbollah. El problema de Obama no es sólo que no sabe mucho de Oriente Medio, sino que dice una cosa y su opuesta al mismo tiempo. Esto ocurre por la razón de que cree ingenuos a quienes le rodean.
También condenó “las actividades iraníes que buscan crear inestabilidad”. En el mismo discurso, hizo un llamamiento a la interacción con las fuerzas que poseen “racionalidad” en Irán. Sin embargo, no especificó cuáles son esas fuerzas ni hasta qué punto son poderosas o influyentes.
No podemos ignorar el hecho de que en la “República Islámica” existen fuerzas que tienen un mínimo nivel de racionalidad. Estas fuerzas hicieron progresos en las últimas elecciones, y esto es algo que debemos reconocer. Sin embargo, por el otro lado, tampoco podemos pasar por alto una serie de cuestiones muy sencillas: esas fuerzas racionales, ¿han sido capaces de forzar un cambio de la política exterior iraní, que se basa en un proyecto expansionista? ¿han logrado un cambio en el empleo de milicias libanesas, iraquíes y afganas afiliadas a la Guardia Revolucionaria para profundizar la división entre los musulmanes?
No faltan las áreas en las que Irán podría demostrar sus buenas intenciones y una aproximación racional, pero, ¿dónde hemos visto algún tipo de influencia significativa por parte de las fuerzas iraníes con las que Obama quiere que tratemos?
Por desgracia de momento no hay pruebas de que estas fuerzas puedan tener algún tipo de impacto. El comportamiento de estas fuerzas es similar al de Obama en Siria. Una nación está siendo masacrada a diario, mientras el presidente americano observa sin hacer nada. La nación siria está siendo sometida a un ataque brutal, sin precedentes en la historia moderna, y los rusos están participando en esta masacre. También los iraníes intervienen de forma directa e indirecta en el genocidio contra los sirios. ¿Dónde está el papel desempeñado por las fuerzas moderadas a las que se refiere Obama para poner fin a la tragedia siria?
No ha ocurrido nada de este tipo. Simplemente existe una guerra contra el pueblo sirio por parte del régimen, que ha asumido la tarea de eliminar la Siria que conocemos con participación siria directa.
Si dejamos Siria a un lado, ¿cuál es el papel que Irán está desempeñando en Irak? ¿Qué han hecho las fuerzas moderadas iraníes para poner fin a la guerra interna de la que se beneficia Daesh y contra la que combate supuestamente la administración americana? El problema de Obama es que se pone en una postura al servicio del proyecto iraní para Irak, y este proyecto sólo es útil a Daesh y a los de su calaña. Este proyecto supone una catástrofe, en tanto que proporciona un sistema de apoyo a todas las fuerzas extremistas, suníes y chiíes. ¿Cómo pueden los países del Golfo tratar de otra manera a la administración americana después de que su gobierno, una vez más, aceptara convertirse en una base para Irán en Irak?
En la actualidad, EE.UU. está corriendo a socorrer al gobierno de Haider Al-Abadi, es decir, rescatando a Irán en Irak. Esto ocurre en un momento en el que el gobierno de Abadi no ha demostrado en ningún punto la capacidad de no ser sectario; es decir, de ser un gobierno para todo Irak y para todos los iraquíes independientemente de su doctrina, religión, nacionalidad y región.
Cuando en Irak prevalezca la racionalidad, ya no serán necesarias las cumbres entre el Golfo y América. Lo natural es que las relaciones de cooperación y coordinación se establezcan entre Irán y sus vecinos árabes con el fin de incrementar la riqueza en la región, no para dividirse la influencia sobre la región, tal y como pidió Obama en su entrevista para la revista Atlantic. Lo que menos necesita la región son los consejos del presidente americano, que parece tener una agenda propia basada en la idea de que Irán tiene derecho a hacer lo que los demás no pueden, y eso sólo porque existe Daesh y es suní. Según esta visión, los miembros chiíes anti-Daesh que están combatiendo en Siria y en Irak son admisibles y no guardan relación con el terrorismo o el extremismo. ¿Hay tipos admisibles de terrorismo y otros que no lo son?
No hay necesidad de profundizar en el análisis de si la cumbre entre el Golfo y EE.UU. ha alcanzado resultados concretos. Tampoco hay necesidad de referirse a Yemen y a sus complejos problemas, o a los intentos de Irán de poner sus manos sobre el país a través de los hutíes. No necesitamos preguntarnos por qué Irán insiste en la permanencia de Bashar Al-Assad en Damasco sólo porque representa al gobierno de la minoría en Siria, un gobierno que es rechazado por una abrumadora mayoría en todo el país.
Hay aún otra pregunta que podríamos presentar a Obama, que pidió a Hosni Mubarak que abandonara de inmediato el gobierno, creyendo ingenuamente que los Hermanos Musulmanes podrían ser los nuevos líderes en la región, quizá incluso el futuro de la región. La pregunta es: ¿por qué Irán prohíbe a Líbano tener un presidente? Cuando el presidente americano responda a esta pregunta, será posible confiar en las fuerzas moderadas que poseen algo de lógica en Irán. De lo contrario, parece que hacer un llamamiento a los árabes, en particular al Golfo, a tratar con estas fuerzas, es más bien creer en un espejismo que ninguna otra cosa.
Traducido de Arabi21, 29 de abril de 2016.