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La islamofobia, derrotada en las elecciones a la alcaldía de Londres

El viernes 6 de mayo de 2016, Sadiq Khan fue declarado alcalde de Londres, el “primer alcalde musulmán de una ciudad europea de gran tamaño”.
Sadiq Khan, alcalde de Londres.

El viernes 6 de mayo de 2016, Sadiq Khan fue declarado alcalde de Londres, el “primer alcalde musulmán de una ciudad europea de gran tamaño”. Khan nació en Londres, donde ha pasado la mayor parte de su vida. Es de origen paquistaní e hijo de un conductor de autobuses, “de clase trabajadora”, y de una costurera que habían llegado a Londres en busca de una vida mejor. Al igual que Dick Whittington, un personaje famoso en los cuentos británicos que pasó de la pobreza a la alcaldía de Londres a través de la amabilidad, la honestidad y el trabajo duro, Khan comenzó con unos principios humildes, criándose en una vivienda de protección oficial del sur de Londres y yendo a clase en el instituto de enseñanza secundaria Ernest Bevin. Trabajó duro y se graduó en Derecho por la Universidad del Norte de Londres.

Tras graduarse, comenzó con su carrera profesional como abogado de derechos humanos, antes de unirse al Partido Laborista y de ascender de forma paulatina dentro de la formación. Khan se convirtió en ministro de transporte en 2009 bajo el liderazgo del entonces primer ministro Gordon Brown, después fue gestor de la campaña de Ed Miliband y ministro de justicia en 2010 bajo el liderazgo de Miliband. Acostumbrado al bullying, al que se enfrentó de niño, Sadiq Khan desafió y se alzó por encima de los insultos racistas e islamófobos, de las difamaciones y del alarmismo difundidos por la campaña del Partido Conservador para lograr la elección de Zac Goldsmith como alcalde.

Las reacciones ante su nombramiento han sido diversas. La comunidad londinense, incluidos sacerdotes y rabinos, imanes musulmanes y otras figuras prominentes de la comunidad, masculinas y femeninas, pareció darle la bienvenida con brazos abiertos y cálidas sonrisas en la catedral de Southwark, en su toma de posesión. En Twitter y Facebook recibió muchas felicitaciones, que llegaron de todo el mundo, incluso de Hillary Clinton. Muchos dijeron que era una gran victoria contra la islamofobia.

Sin embargo, tal y como era previsible, el candidato de Britain First se volvió de espaldas en protesta durante el discurso de victoria de Sadiq Khan, tras saberse el resultado, y David Cameron aparentemente no manifestó entusiasmo a la hora de felicitar a Sadiq Khan y desearle lo mejor en el cargo. La derecha de EE.UU. y Francia también expresó preocupación e intranquilidad, insinuando que Londres está siendo tomada por los musulmanes. El conocido académico francés Alain Finkelkraut incluso expresó amargura y asombro, manifestando, en una reciente entrevista televisiva, que “esta imagen de la victoria de los pobres musulmanes sobre los ricos judíos me deja un sabor amargo”.

Sadiq Khan es un hombre de pueblo y puede entender sus problemas. Es conocido por defender a los de abajo y tiene experiencia como gestor para la gente, y ése es el motivo por el que le eligieron. No debería ser tan difícil de entender. Su objetivo declarado es mejorar las vidas de todos los londinenses. Era el mejor candidato para el puesto, y los londinenses han depositado en él su confianza, independientemente de su fe.

Pero, ¿es la primera vez que un líder musulmán gestiona una ciudad europea de gran tamaño? Por desgracia, este hecho está ausente de algunos libros de historia europeos de carácter parcial. Antes que Londres, Rotterdam (Países Bajos) nombró a Ahmed Aboutalebin, de origen marroquí, como alcalde, en 2008, y aún permanece en el cargo. Durante el largo reinado islámico en España, Abd al-Rahman I fue emir de Córdoba en 756. En Sicilia, Ja’far al-Kalbi (983-985) fue emir y alcalde de Palermo, la capital. No se espera de los europeos que conozcan estos hechos, ya que gran parte de su historia vinculada a la civilización islámica ha sido dejada al margen, deliberadamente, hasta hace poco, de los libros de historia más leídos, como por ejemplo los más de 700 años de influencia islámica en Europa, antes, durante y después de la Ilustración.

El nombramiento de Sadiq Khan para un alto cargo de este tipo, cuando la “legitimidad de los musulmanes británicos está siendo más cuestionada que nunca”, es muy significativo. Se trata de una gran victoria, y deberíamos alegrarnos de que la campaña islamófoba e injuriante de los tories ha sido abortada por el sentido común de los londinenses.

Lo significativo de la campaña, además, es la manera en la que la llevaron ambos candidatos, y en particular el mensaje del oponente de Khan. Basándose en la experiencia previa, Sadiq Khan parecía más confiado, y su campaña más efectiva. Su oponente no tenía nada que criticar salvo su fe, el islam. Sus errores le hicieron aparecer más positivo y más consciente de las necesidades de los londinenses. Centrarse en los problemas cotidianos de la gente y ofrecer soluciones prácticas fue lo que le puso por delante de su oponente, y le hizo parecer más genuino como líder y como ciudadano de Londres.

Además de estar desvinculado de la gente de Londres, Zak Goldsmith cometió graves errores en su campaña, formulando acusaciones sin fundamento, asociando a Khan con el extremismo y transmitiendo la idea de que habría que temerle. En esta táctica participaron incluso el primer ministro David Cameron y el alcalde en funciones, Boris Johnson.

David Cameron se apuntó a la campaña de desprestigio contra Sadiq Khan llamando a los ciudadanos británicos a distanciarse de él. “Es muy importante que no respaldemos a esta gente y que no aparezcamos en la misma plataforma que ellos. Tengo que decir que estoy muy preocupado porque el candidato (Sadiq Khan) pueda ser alcalde de Londres” (informativo de Channel 4).

Es obvio que los ataques islamófobos recibidos por Khan durante la campaña no habrían sido perpetrados contra candidatos de otras creencias. Por desgracia, la tendencia es a demonizar al islam y a los musulmanes. La campaña se convirtió en un ataque contra el islam, en lugar de centrarse en cómo servir a los ciudadanos londinenses desarrollando el sistema de transportes, apoyando a los menos privilegiados, protegiendo el medio ambiente, etc. Al igual que en la campaña presidencial de EE.UU., el caldeado debate ha perdido toda proporción y los medios de comunicación lo han convertido en una cruda estigmatización de los musulmanes.

Votando abrumadoramente por Sadiq Khan, los londinenses han dado al Partido Conservador una lección de respeto y decencia. El poder del pueblo ha trascendido el dinero, la difamación y la islamofobia.

Los próximos cuatro años del nuevo alcalde van a ser un desafío, no sólo en el próximo referéndum sobre la UE. Pero para asegurarse un legado duradero, Khan debe trabajar de forma incansable al servicio de los ciudadanos de Londres que le llevaron al poder. La victoria de Khan es un desafío al crecimiento de la extrema derecha en la política occidental, El fenómeno Trump en EE.UU. ha fracasado en Europa y está condenado a fracasar allá donde el pueblo tenga la oportunidad de elegir sin alarmismo ni islamofobia difundidos por los medios. Incluso Trump ha hecho ahora la concesión de que se convierte en presidente de EE.UU., el alcalde Sadiq Khan será una excepción a la prohibición de que los musulmanes entren en EE.UU.

El famoso actor inglés Ian McKellen comentó que “la victoria de Khan representa a una nueva Inglaterra” (The Guardian). De hecho, esto demuestra que los ciudadanos británicos se resisten al lavado de cerebro y que el modelo multicultural británico está funcionando y está sirviendo de ejemplo para el resto del mundo en cuanto a la integración positiva de los musulmanes y de otras minorías en las sociedades occidentales.

 

Traducido de thepeninsulaqatar.com.

 

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