La fundación del estado de Israel resultó en el desplazamiento de más de 750.000 palestinos de sus hogares, y supuso el pistoletazo de salida de la limpieza étnica de aquellos que consiguieron quedarse en la Palestina histórica. El 15 de mayo se conmemora el 68 aniversario de los acontecimientos de la Nakba; lo que quiere decir 68 años de opresión, expropiación de tierras, deportaciones masivas e injusticia.
Desde los inicios del Mandato Británico existía una tensión soterrada debido a la presencia de las fuerzas británicas en Palestina. Entre los colonos y la población local surgieron conflictos por cuestiones de la vida cotidiana como la agricultura, las casas o el agua. Los palestinos se sentían frustrados con el mandato británico que estaba permitiendo una inmigración desaforada a Palestina –esto se debía a la presión política de las organizaciones sionistas-. El influjo de judíos desde Europa continúo exacerbando la situación en Palestina, que estaba siendo testigo de un incremento del número de extranjeros.
Uno de los factores desencadenantes de la migración judía a Palestina fue el aumento del antisemitismo en Europa. Uno de los ejemplos primarios es por supuesto el Holocausto. Aproximadamente unos 60.000 judíos emigraron de Alemania a Palestina en la década de los 30. Según la cifra crecía, Gran Bretaña aplicó restricciones a la entrada de judíos, con la esperanza de ralentizar el flujo y mantener el control de la situación sobre el terreno, que continuó complicándose. Los judíos recurrieron a la inmigración ilegal. El Holocausto no sólo resultó en el genocidio de más de 6 millones de judíos, sino que creo una plataforma concreta desde la que apelar a nivel emocional por la creación de un Estado de Israel, de un hogar permanente para los judíos.
Tras 30 años de gobierno británico, la cuestión palestina fue puesta en la palestra de la atención internacional, mientras el “mal ambiente” se había desarrollado hasta resultar en un conflicto entre la población y los colonos por la identidad nacional. En noviembre de 1947, la Resolución 181 de la ONU dividió Palestina en un estado árabe y otro judío, mientras que Israel debía permanecer territorio internacional. El mandato británico se retiró tras el establecimiento del Estado de Israel.
Entretanto, se habían formado grupos extremistas judíos; ya habían comenzado a limpiar étnica y culturalmente localidades y comunidades árabes, con el fin de crear el vacío que habría de ser llenado por el “Estado de Israel”. También establecieron más tarde una política oficial del gobierno, denominada “Plan Dalet”, la política de conquistar localidades palestinas y expulsar a sus ciudadanos. Esta política sigue en el epicentro del conflicto israelo-palestino, ya que crea una mayoría judía en Israel y destruye lentamente hasta el recuerdo del legado palestino, de su cultura e incluso de su existencia.
Docenas de comunidades fueron vaciadas a la fuerza de sus habitantes por estos grupos, como si se tratara de objetos no deseados. Quienes defendieron sus hogares y su forma de ganarse la vida se enfrentaron a la violencia y a las masacres. La información de las expulsiones se difundió rápidamente –las fuerzas israelíes se aseguraron de ello-, para generar el pánico entre la gente y así espantarla. Familias enteras huyeron de sus hogares para escapar a la brutalidad que estaban sufriendo sus vecinos. Dejaron abandonados hogares que en algunos casos fueron empleados por los colonos; en otros casos fueron demolidos para borrar cualquier indicio del legado árabe de la zona. Al borrar Palestina y reemplazarla con colonos, Israel fue capaz de construir un carácter judío y una cultura política diferenciados.
Los palestinos fueron obligados a marchar a países vecinos como Egipto, Líbano, Siria y Jordania. A continuación se aprobaron leyes estrictas acerca del retorno de los palestinos. La Ley de Prevención de la Infiltración prohíbe la entrada de refugiados palestinos y de simpatizantes a Israel; quienes sean encontrados en el país pueden ser deportados. Otras leyes, como la Ley de Propiedades de los Ausentes, garantizaron que cualquier propiedad abandonada por los palestinos que huían de la violencia podía ser confiscada por el estado y anexionada por Israel.
Siete décadas después de la Nakba, los palestinos aún no tienen derecho a regresar a estas propiedades.
Imágenes de archivo del informativo británico en el que se emitió la declaración de independencia de Israel en mayo de 1948.