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La pena de muerte para los periodistas en Egipto

¿Es así como han evolucionado las sentencias en Egipto? ¡Hemos pasado de encarcelarlos a condenarlos a muerte!

¿Es así como han evolucionado las sentencias en Egipto? ¡Hemos pasado de encarcelarlos a condenarlos a muerte! No es suficiente que en los últimos tres años 13 periodistas fueran asesinados y que más de 90 fueran encarcelados. Ahora nos encontramos con que tres periodistas, dos de ellos de Al Jazeera, han sido condenados a muerte por obtener supuestamente documentos peligrosos de Catar.

Si cada periodista fuera acusado en base a haber obtenido documentos importantes y haberlos publicado en un periódico, entonces docenas de ellos hubieran sido entregados ya al verdugo. Sin embargo, nadie puede escapar del poder judicial egipcio, como hemos visto con los documentos del antiguo responsable de Al Jazeera Ibrahim Hilal y con Alaa Sablaan, que trabaja como presentador de la misma cadena, Lo mismo puede decirse de los casos de Ahmed Afeef, presentador de un programa de documentales, y de Asmaa Mohamed Al-khatib, corresponsal de Rassd. Es la fórmula que uno puede prever para los acontecimientos en Egipto; es decir, antes de la prevista ejecución de la pena de muerte, En este sentido, el juez no toma en cuenta la opinión del muftí.

Uno no puede detenerse y decir que los límites de la pena de muerte se detendrán sólo ante aquellos que hayan sido acusados de adquirir y traficar con documentos peligrosos. A este respecto podemos contemplar la situación del presidente Mohamed Morsi y sus asesores más allegados. Sí, en cuanto a los periodistas que fueron acusados de publicar estos documentos, sabemos que los tribunales han destinado 34 días reservados tan sólo para estos individuos en cuestión. La base de estos juicios fueron “ordenadores portátiles que contenían una serie de documentos robados relacionados con cuestiones de seguridad interna e incluso pornografía (¡!)”. Y sin embargo, es importante señalar que Ibrahim Hilal ha repetido a lo largo de las 90 sesiones en las que declaró que “nunca hubo una investigación acerca de qué contenían exactamente esos documentos. De la misma manera, no se señaló a nadie del gobierno de forma clara”. Uno daría por hecho que estos documentos tendrían alguna importancia, en los casos de estos periodistas empleados como chivos expiatorios y condenados a muerte.

El único documento de cuya publicación se acusó a Ibrahim Hilal era solamente un hecho escrito en una página, parte de un documento de 17 páginas publicado por Al Jazeera. El documento, como él mismo explicó, estaba relacionado con “la cuestión de la coordinación entre el ejército egipcio y Hamás durante un mes”. Según reveló, “esta coordinación tuvo lugar un mes antes de que el presidente Mohamed Morsi fuera derrocado con el golpe de estado en Egipto. El documento representaba una imagen de la relación entre Egipto y Hamás porque el régimen dice que Hamás es una amenaza para la seguridad nacional egipcia”.

Amor Adeeb dijo: “Tras las acusaciones, comenzó la propaganda en Al Jazeera. Si los acusados hubieran sido cataríes, no se les hubiera prestado tanta atención”. También otros han escrito sobre este asunto en otros portales y han dicho que si los egipcios no son advertidos de los peligros de semejantes sentencias, estas acusaciones pueden volver a darse con frecuencia y ser empleadas como motivo para volver a juzgar. No cabe ya ninguna duda de que el actual poder judicial egipcio está completamente sesgado con respecto a los sesgos políticos de los individuos.

Los periodistas egipcios están implicados en la actualidad en la lucha por la libertad de prensa, pero están retrocediendo con motivo de su reciente batalla con los poderes del estado, que han tratado de crear divisiones en la comunidad periodística. La comunidad periodística es demasiado débil en la actualidad. En el caso de Hilal, la única confesión que se ha obtenido de él es que testificó bajo tortura.

Si el régimen egipcio ya no permite a los periodistas tener libertad o acceder a la ley, es algo que era de prever. En este caso, si las cosas siguen yendo en la misma dirección, entonces la condena a muerte de un periodista por la publicación de un documento y la agitación de la opinión pública es un resultado esperado. Ésta es la naturaleza de la guerra de Al-Sisi contra los periodistas y contra la libertad de acceso a la información. ¿Es un error, entonces, decir que el estado policial es un semi-estado?

Traducido de Al-Quds Al-Arabi, 11 de mayo de 2016.

 

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