El presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro iraquí Haidar Al-Abadi acordaron ayer la importancia de reforzar la seguridad en la Zona Verde de Bagdad, donde se encuentran las instituciones gubernamentales y embajadas extranjeras, que fueron recientemente asaltada por manifestantes.
También coincidieron en la "importancia de continuar el diálogo entre todas las partes en Irak a fin de que el pueblo iraquí pueda hacer frente a sus aspiraciones a través de sus instituciones democráticas", dijo la Casa Blanca en un comunicado el sábado.
Obama elogió las medidas adoptadas por el gobierno de al-Abadi para finalizar un acuerdo sobre un préstamo para Irak del Fondo Monetario Internacional, diciendo que "es importante que la comunidad internacional apoye la recuperación económica de Irak en medio de su continua lucha contra ISIL," dijo la declaración utilizando un acrónimo de Daesh.
Fuentes médicas dijeron ayer que al menos cuatro manifestantes contra el gobierno murieron y nueve resultaron heridos el viernes en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en la Zona Verde.
Los partidarios del clérigo chií Muqtada Al-Sadr irrumpieron en la zona el viernes por segunda vez en tres semanas; algunos entraron a la sede del presidente y al parlamento por un corto período. Las fuerzas de seguridad respondieron con disparos y gases lacrimógenos.
Tras el incidente, las autoridades iraquíes impusieron un toque de queda en Bagdad el viernes y más tarde dijeron que el orden fue restaurado en la Zona Verde después de que terminaran los "disturbios". El toque de queda se levantó el sábado.
Una agencia de noticias alemana informó de que las autoridades iraquíes cerraron el Puente de la República y las carreteras que conducen a la Zona Verde por razones de seguridad.