La legítima delegación de gobierno de Yemen regresó, con seria mediación de Qatar, a las conversaciones en Kuwait entre la alianza bilateral (el ex presidente Alí Abdullah Saleh y los rebeldes hutíes) y la delegación encabezada por el canciller y el Primer Ministro Abdul-Malik al-Mikhlafi. Estas charlas / debates se han sucedido durante seis semanas y han acabado por tener un recorrido circular, sin lograr nada. La delegación del gobierno insiste en la aplicación de la Resolución 2216 del Consejo de Seguridad, las conclusiones alcanzadas durante el diálogo nacional de Yemen y la iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo. Sin embargo, la alianza bilateral se niega a esto y exige la formación de un nuevo gobierno de coalición, y si el gobierno legítimo no acepta esto, entonces la autoridad de facto se convierte en la autoridad legítima. La alianza también aumentó sus demandas durante la reunión en Kuwait llamando a la formación de un comité militar no encabezado por ninguno de los líderes militares de la autoridad legítima. En otras palabras, ellos no quieren al General Ali Mohsen, el vicepresidente de Yemen, como miembro del comité.
Con el fin de superar este callejón sin salida y antes de que las fuerzas que presionan del lado del gobierno y de los países aliados que apoyan el liderazgo político legítimo intensifiquen sus esfuerzos, la situación militar sobre el terreno debe ser mejorada a favor de la legitimidad. Esto no puede lograrse sin que las fuerzas aliadas tengan la voluntad política de proporcionar apoyo militar en la forma de todo tipo de armas que puedan lograr los objetivos declarados en la víspera del inicio de la Operación Tormenta Decisiva. El más importante de estos objetivos es la restauración de Yemen, el cual ha sido secuestrado por los agresores. La vertiginosa táctica diplomática adoptada por la alianza bilateral durante las negociaciones de Kuwait con la delegación oficial del gobierno está expuesta y vista por cualquiera que siga los asuntos de Yemen. Los observadores también se darían cuenta de que los embajadores y expertos de 18 países presentes en la conferencia en Kuwait están ejerciendo presión psicológica y política en la delegación del gobierno y que se les insta a ser pacientes.
La pregunta aquí es: ¿Por qué es que sólo la delegación del gobierno legítimo la que tiene que ser paciente? ¿Por qué no se les pide a quienes que están actuando en contra del pueblo de Yemen y de su dignidad que hagan algo? ¿Por qué se pone toda la presión internacional y del Golfo en la delegación de la autoridad legítima? La información que sabemos es que la alianza contra los rebeldes en Yemen se compone de más de diez países árabes y musulmanes. ¿No pueden, con su capacidad financiera y militar, resolver la batalla militar contra las bandas rebeldes, desorganizadas y sin valedores?
Los rebeldes están vigilando todos los movimientos políticos en la región por ahora y creen, sin sombra de duda, que existe una insatisfacción / desacuerdo dentro de los miembros de la alianza en relación con el rendimiento de cada uno en Yemen. Los hutíes y Saleh creen que los estadounidenses están de su lado para lograr sus demandas, creencia que fue solidificada aún más después de que circulara en las redes sociales una historia sobre que la embajada de Estados Unidos en Yemen se negó a enviar dinero a cualquier banco asociado con la autoridad del presiedente Abd Rabboh Mansur Hadi, y en cambio exigió que el dinero se enviará al Banco Central de Saná, controlada por la alianza rebelde.
Los hutíes y Saleh ven la normativa emitida por el Congreso de Estados Unidos en relación con el derecho de las familias de las víctimas del 11-S de presentar demandas compensantorias por las víctimas, acusando a Arabia Saudí del incidente, como un punto débil para los saudíes que les forzaría a aceptar la presión de Estados Unidos en servicio de Saleh y los rebeldes hutíes.
La información emitida por algunos de los países del CCG señala que las posiciones del presidente de Yemen, Abd Rabboh Mansour Hadi no están sincronizadas o alineadas con la dirección de uno de los países del CCG y que hizo una visita no anunciada a la capital para la mediación del Golfo . Sin embargo, el oficial del país del Golfo se reunió con el presidente de Yemen, en una sala del aeropuerto con una frialdad inusual. Este recibió una reacción negativa por parte del presidente de Yemen, lo que preocupó al mediador.
Hay una pregunta hipotética que se ha realizado en repetidas ocasiones con respecto a la sociedad de Yemen: Si el presidente Hadi baja de su posición como una solución política, dando su posición a su vicepresidente general Ali Mohsen, ¿restablecerá esto la situación en Yemen a la anterior al golpe? ¿Van los rebeldes y sus partidarios a aceptar esto?
En mi opinión, si esta teoría política es verdadera y el presidente legítimo está de acuerdo en hacerlo así, entonces toda la situación sería diferente. Ya no habrá lugar para una autoridad legítima, La Operación Tormenta Decisiva ya no tendrá justificación alguna, y el dominio y la influencia iraní se intensificará. Esto provocará una catástrofe para Yemen y los países del CCG, especialmente Arabia Saudí, y el alcance de esto no puede ser conocido por nadie más que Dios.
Voy a terminar diciendo que si un acuerdo no es hecho por los hutíes y saleh aceptando los tres puntos, es decir, la aplicación de las resoluciones correspondientes del Consejo de Seguridad, las conclusiones alcanzadas durante el diálogo nacional de Yemen y la iniciativa del CCG, entonces la resolución militar es una necesidad de seguridad para el Golfo y una necesidad nacional para Yemen. Quien diga lo contrario se engaña.