Atacando a los “fascistas” en el gobierno israelí se corre el riesgo de encubrir el racismo de la vieja élite, según la diputada de la Knesset Haneen Zoabi (Lista Conjunta).
Ayer se confirmó que Avigdor Lieberman será el nuevo ministro de defensa israelí, después de que concluyeran con éxito las conversaciones para la inclusión del partido de derecha nacionalista Yisrael Beitenu en la coalición de gobierno dirigida por el Likud del primer ministro Benyamin Netanyahu.
El nombramiento de Lieberman y la marcha de su predecesor Moshe Ya’alon han sido interpretados a nivel internacional como “una elección desconcertante, extremista” (en palabras del New York Times). El Financial Times escribió que la decision produce “temores de un bandazo hacia la derecha”, en tanto que The Guardian describió el ejecutivo como “el gobierno más de derechas y más nacionalista de la historia del país”.
Zoabi, sin embargo, me dijo que “atacar a los fascistas es una forma peligrosa de normalizar el racismo”.
¿Tan democrático se ha vuelto de repente Moshe Ya’alon? Los generales que bombardearon Gaza y mataron a niños se convierten de repente en guardianes de la democracia del estado judío. La implicación más peligrosa de los fascistas extremistas y fanáticos es que puedan legitimar el racismo y retratarlo como algo moderado.
Ya’alon abandonó su cargo la semana pasada con la advertencia de que “elementos extremistas y peligrosos” habían “tomado el control de Israel y del Partido Likud”. Pero, según Zoabi, los políticos del estilo de Ya’alon o de la opositora Tzipi Livni “no son capaces de percibir su propia responsabilidad en la creación de esta nueva élite”.
No son capaces de ver la continuidad entre su papel y [el nuevo miembro de la Knesset por el Likud] Yehuda Glick y Avigdor Lieberman. De hecho la nueva élite es leal a la vieja; lealtad no significa aquí que desee replicarla, sino más bien desarrollar y aplicar el potencial de la ideología con la que te has creado.
La política de Balad añadió: “Quienes se están dedicando a juzgar esta ‘última moda’ deberían estar ellos mismos sentados en el banquillo. Se les deberían exigir responsabilidades por crímenes de guerra y por crímenes contra la humanidad; así como por poner a estos fascistas en los puestos clave del régimen”.