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La vida se detiene para los refugiados yemeníes

Los refugiados yemeníes que huyeron de sus hogares en Sadaa por los bombardeos de la coalición dirigida por Arabia Saudí viven ahora en tiendas de campaña improvisadas.
Los yemeníes siguen huyendo de su país desgarrado por la guerra. Según datos de ACNUR, son poco menos de 180.000 yemeníes los que se han visto regionalmente desplazados como resultado directo del conflicto . La mayoría de ellos escapan a Arabia Saudí, en tanto que otros huyen a países del África Oriental a través de la peligrosa ruta que cruza el Mar Rojo. Según se va deteriorando la situación en Oriente Medio, perpetuando la crisis de los refugiados en Europa, muchos se preguntan por qué los yemeníes no están entre los que tratan de llegar acá. Son muchos los motivos por los cuales éste no es el caso, y uno de ellos es que para ellos es prácticamente imposible hacerlo. E incluso aunque fuera posible, muchos han huido con la esperanza de un retorno inminente para reconstruir sus vidas.
Además de aquellos que emprenden el camino hacia África Oriental, algunos yemeníes han viajado por el mundo árabe, a Arabia Saudí, Jordania y Egipto. Entre los que huyeron del país hay también personas de África Oriental que habían escapado de sus países de origen y habían buscado seguridad en Yemen. Para muchos de ellos el país se ha vuelto tan inseguro que han regresado a casa.
Más de 30.000 personas han huido de Yemen y se han asentado en campos de refugiados somalíes. La mayoría de ellas son somalíes que ahora se han visto desplazados internamente en su propio país. Los yemeníes que viven en los campos dependen ahora de la capacidad de hablar árabe de quienes les albergan para poder sobrevivir. Los refugiados pagan 150 dólares para poder embarcarse hacia África.
El trato que reciben los refugiados yemeníes varía en gran medida dependiendo del país de acogida, de a quién conoce la persona en el país y de quién la conoce, a su vez. Arabia Saudí no tiene una política de refugiados y considera a los yemeníes inmigrantes. En Jordania, sin embargo, hay muchos yemeníes de clase media que no han solicitado asilo en el país, llegando en lugar de ello en busca de seguridad temporal o para recibir atención médica, después de que los hospitales de su patria fueran bombardeados.
Aunque los hospitales de todo el país se han visto afectados por los ataques aéreos de la coalición o por el fuego terrestre de las milicias hutíes y de Saleh, los hospitales de Taiz se han visto reducidos a un estado desproporcionadamente disfuncional debido al asedio impuesto por los hutíes y Saleh. La ayuda humanitaria no ha sido capaz de entrar en la ciudad con motivo del bloqueo; por lo que faltan tanto agua como tanques de oxígeno.
Los yemeníes que se dirigen a Adén para recibir tratamiento se encuentran con hospitales saturados y sin los suficientes recursos. Los que tenían la posibilidad, han dejado el país para recibir atención médica. Aunque muchos han marchado con el dinero justo para el tratamiento y la duración de su estancia, la suspensión de los vuelos regularos al país por motivos de seguridad ha dejado en tierra a muchos pacientes.
La propia Jordania lo está pasando mal para gestionar el flujo de yemeníes, incluso de aquellos que llegan al país a recibir tratamiento. Jordania alberga ya a más de dos millones de refugiados palestinos, y a 701.092 sujetos con necesidad de protección de otros países, de los que 3.852 son yemeníes, según datos de ACNUR.
La manera en la que los estados árabes tratan a los yemeníes también es causa de preocupación, ya que en muchos casos son interrogados en las fronteras.
Un refugiado yemení en Jordania, al que llamaremos Abdullá –pues pidió que no se le identificara por su nombre real-, explicó a MEMO: “Sinceramente, la forma en la que fui recibido en Jodania no fue ni mucho menos igual de mala que la experiencia que tuve en Egipto, antes de venir aquí”.
“Iba camino de Egipto con mi familia y con mi visado. Cuando llegamos, dejaron entrar a mi familia, pero después de dejarme a mí esperando sin darme ninguna explicación, me dijeron que yo no podía entrar al país, a pesar de que me hubieran concedido un visado. Para mí, fue una experiencia traumática”.
Aparte de los testimonies según los cuales los egipcios maltratan a los yemeníes negándoles la entrada en el último minuto, interrogándoles e incluso robando sus pertenencias, los yemeníes que logran entrar acaban normalmente durmiendo en la calle. ACNUR calcula que hay entre 6.000 y 8.000 yemeníes atrapados en Egipto, en particular debido a la cancelación de vuelos y al recrudecimiento de los controles fronterizos. La mayoría de ellos sólo pueden marcharse una vez que su solicitud de asilo haya sido aceptada por otro país.
Para la mayoría, regresar a Yemen no es una opción, debido a la irregularidad de los vuelos.
La mayoría de los refugiados yemeníes que escapan de la guerra tienen grandes esperanzas de poder regresar pronto. Las rutas hacia la seguridad son demasiado peligrosas y costosas, pero para quienes esperan volver, el viaje puede ser igual de difícil y de amenazante.

 

 

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