El juicio al presidente del sindicato de la prensa egipcio y a dos miembros del consejo, acusados de encubrir a periodistas, supone un nuevo golpe de las autoridades egipcias contra la libertad de prensa en el país.
La semana pasada, las autoridades egipcias llevaron a juicio al máximo responsable del Sindicato de Periodistas, Yahya Qallash, y a dos de sus compañeros, acusándolos de haber encubierto a “fugitivos” y de publicar noticias falsas.
Esto ocurre casi un mes después de que la policía asaltara la sede del sindicato en El Cairo, deteniendo a dos periodistas por supuestamente “incitar protestas” y “planear el derrocamiento del régimen actual”.
Representantes del sindicato han criticado el asalto –el primero en la historia del sindicato- como un “ataque descarado a la dignidad de los periodistas” y han exigido la dimisión del ministro del interior.
El ministerio del interior, por su parte, dijo que la detención de ambos periodistas se había producido de acuerdo con la ley y en línea con una orden de detención emitida por el fiscal general de Egipto.
“El juicio contra el jefe del sindicato de prensa y sus dos colegas es un movimiento sin precedentes,” declaró a la agencia Anadolu Mahmoud Khalil, profesor de periodismo en la Universidad de Cairo.
Culpó la reciente escalada de tensión de lo que describió como intransigencia y falta de respeto a la ley por parte de todas las facciones implicadas en la crisis.
“La decisión de llevar a juicio a tres periodistas está hundiendo la cuestión en un nuevo abismo,” afirmó.
De ser condenados, los tres sindicalistas podrían entrar en prisión.
El juicio contra los tres periodistas y el asalto a la sede del sindicato “no son sino un intento de emplear la ley para aterrorizar al sindicato de prensa,” manifestó a la agencia Anadolu el exjuez Nagi Derbala.
Limitaciones
El veterano analista político Hassan Nafaa considera el juicio de los tres sindicalistas la más reciente restricción de la libertad de prensa en Egipto.
“Esta nueva escalada es una nueva parte de las limitaciones a la libertad de prensa,” aseguró Nafaa en declaraciones a la agencia Anadolu. “Es posible que allane el camino a una tiranía total del régimen”, valoró.
Según Nafaa, la forma en la que las autoridades han gestionado la crisis del sindicato de prensa “da la impresión de que todas las instituciones del estado se están moviendo dentro de un sistema gobernado por un régimen en el que no hay separación de poderes”.
La detención del líder del sindicato de prensa y de sus dos compañeros ha provocado la condena internacional.
En un comunicado, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon expresó su preocupación por la detención de los representantes del sindicato, mientras que la UE describió el evento como una limitación más a la libertad de expresión y a la libertad de prensa en Egipto.
Amnistía Internacional también describió las detenciones como “restricción draconiana” de la libertad de prensa en Egipto.
Las detenciones “señalan una peligrosa escalada de la draconiana restricción de las autoridades egipcias a la libertad de expresión, y demuestran lo extremo de las medidas que las autoridades están dispuestas a tomar para reforzar su férreo control del poder,” declaró la vicedirectora de Amnistía para Oriente Medio y el Norte de África, Magdalena Mughrabi.
Con el juicio, las autoridades buscan “enviar un fuerte mensaje con el que intimidar y silenciar a todos los periodistas, dijo.
Khalil, el profesor de periodismo, cree que la actual crisis podría resolverse con una negociación entre el sindicato de prensa y las autoridades egipcias.
“[El juicio] también podría ser empleado para aumentar la presión sobre el sindicato para que convoque unas elecciones anticipadas,” dijo.
En las últimas semanas, una serie de periodistas dirigidos por el líder del sindicato en tiempos de Mubarak,, Makram Mohamed, han pedido elecciones anticipadas, culpando al consejo del sindicato de la escalada de la situación con el ministerio del interior al acoger a periodistas buscados por las autoridades.
“Las autoridades también podrían agudizar la situación deteniendo a más representantes del sindicato,” dijo Khalil. Sin embargo, descartó que fueran a dar semejante paso.
Egipto se ha visto sacudido por la violencia política desde que el ejército derrocara a Mohamed Morsi, el primer presidente elegido democráticamente, en un golpe de estado en 2013, que se produjo tras las protestas contra la administración de los Hermanos Musulmanes.
Desde entonces, las autoridades han lanzado una dura operación contra los disidentes, matando a cientos y deteniendo a miles.