El presidente palestino Mahmoud Abbas ha expresado su acuerdo inicial con los intercambios de territorio con Israel durante el 28º encuentro de ministros árabes este mes, sin introducción alguna y sin que la cuestión estuviera en la agenda. Este hecho coincide con el nombramiento como ministro de defensa israelí del colono de ultraderecha Avigdor Lieberman, que sigue pidiendo la “transferencia” de los ciudadanos palestinos de Israel en Wadi Ara y el Triángulo al estado palestino. Tales coincidencias hacen que los observadores de la cuestión palestina se pregunten qué tipo de deliberaciones con respecto a las constantes nacionales de Palestina están teniendo lugar entre bambalinas.
¿Fue una simple coincidencia el discurso del presidente sobre los intercambios de territorio y el nombramiento de Lieberman? Merece la pena destacar que los “intercambios” de terreno de los que habla el presidente incluyen colonias de asentamiento masivas junto con sus residentes; habrá un “intercambio” de territorio y de gente.
Abbas rechazó una propuesta similar del antiguo primer ministro israelí Ehud Barak hace ocho años. Sin embargo, en 2013 Catar, hablando en nombre de la Liga Árabe, llamó a que se produjeran negociaciones entre los palestinos e Israel que incluyeran el intercambio de territorios. Esto se hizo con la aprobación de la Liga Árabe, tal y como anunció el entonces primer ministro catarí, Hamad Bin Jassim Al-Thani.
Sin embargo, no fue sin preámbulos que el presidente palestino subrayó, en las discusiones sobre la Iniciativa Árabe de Paz durante el último encuentro de ministros de exteriores en el Cairo, que “queremos [la iniciativa] tal y como era en origen, cuando fue adoptada en la primera cumbre árabe en Beirut”. La condición es que Israel la aplique antes de normalizar relaciones con árabes y musulmanes.
Las palabras de Abbas fueron interpretadas como un respuesta oficial a las informaciones publicadas antes del encuentro que hacían referencia a comunicaciones entre los árabes e Israel, supuestamente en relación a una posible modificación de la Iniciativa Árabe. El rechazo explícito del líder palestino a la negociación sobre una modificación, así como la declaración conjunta de la semana pasada del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y de Lieberman, dando la bienvenida a los debates para modificar la iniciativa, confirman la existencia de contactos árabes con Israel a este respecto.
Con Lieberman y su partido enrocados en la coalición gobernante, Netanyahu y él de pronto anunciaron su apoyo al establecimiento de un estado palestino, aunque ambos han empleado la mayor parte de su vida política tratando de eliminarlo. También anunciaron su respaldo a la reanudación de las negociaciones en base a los “elementos positivos” de la Iniciativa Árabe de Paz, a pesar de haberla rechazado desde la primera vez que fue adoptada, en la Cumbre Árabe de Beirut de 2002. Netanyahu hizo depender el apoyo de que la iniciativa refleje los dramáticos cambios en la región desde 2002. Esto les deja sin razones para rechazar la iniciativa francesa, escribió Uzi Baram en Haaretz.
Según Gerald Steinberg, profesor de ciencias políticas en la Universidad Bar-Ilan, “Si Netanyahu y Lieberman pretenden modificar el statu quo, esto les podría ayudar a acallar los esfuerzos internacionales por imponer una solución” a Israel. Además, según un comunicado publicado el pasado martes por el Ministerio de Exteriores palestino, Netanyahu está impulsando una campaña de relaciones públicas para mejorar su imagen de su coalición de gobierno tras la inclusión de Lieberman. A pesar de ello, mantiene el analista político Oraib Rantawi en el periódico jordano Ad-Dustour, es poco probable que el hecho de que el dúo de extrema derecha de pronto se “amoldara” sin protestar, vaya a aliviar la presión internacional sobre Israel, a no ser que las declaraciones verbales sean correspondidas por acciones. Esto también lo señaló el Washington Post.
Los palestinos, junto con sus grupos de la Resistencia, arden en deseos de saber por qué el presidente Abbas mencionó en este preciso momento los intercambios de territorio y anunció su rechazo a modificar la Iniciativa de Paz Árabe.
París albergó el viernes pasado una conferencia de ministros de exteriores de estados a favor de la iniciativa francesa, con el fin de impulsar las negociaciones con respecto a los detalles finales para resolver el conflicto árabe-israelí en Palestina. Los americanos y los rusos estuvieron presentes, pero no los israelíes, que han rechazado la jugada francesa. El Washington Post anunció el miércoles que el presidente estadounidense se está “planteando” apoyar el borrador del Consejo de Seguridad de la ONU que hará referencia a la solución de los dos estados a finales de año, y que emergerá de la iniciativa francesa. Hasta ahora América había rechazado esta opción, aliándose con Israel, así que esto constituye un indicador claro de la presión internacional sobre los israelíes.
La cobertura mediática del encuentro de los ministros de exteriores árabes en el Cairo del próximo sábado sugiere que Abbas tuvo éxito a la hora de convencerles con respecto a la iniciativa francesa. El ministro de exteriores de la Autoridad Palestina Riyad Al-Maliki declaró que el presidente está ansioso por asistir a la conferencia para ayudar a alcanzar una posición unitaria en apoyo de los franceses, que sea vinculante para todos los países árabes, hayan participado o no en el encuentro de París.
Sin embargo, este retrato en el que Palestina desempeña un papel principal en la Liga Árabe induce a error, puesto que nace de la presencia de países árabes en París, tales como Arabia Saudí, de donde partió la Iniciativa Árabe de Paz, más Egipto y Jordania, ambos atados por los compromisos y limitaciones impuestos por los tratados de paz que mantienen con Israel. Estos países, así como algunos otros, no permitirán que el líder palestino cambie el curso de las negociaciones y convertirlas en la única manera de resolver el conflicto palestino.
La Liga Árabe está desempeñando el papel del falso testigo que legitima una iniciativa rechazada, en contenido y en espíritu, por la mayoría de los representantes del pueblo palestino. Este papel se verá confirmado en la próxima cumbre árabe en Mauritania, que Marruecos se negó a albergar.
Que la Liga Árabe otorgue legitimidad al apoyo y a la iniciativa franceses (debido a la dependencia de la OLP de estos) refuerza la imagen del encuentro de París como punto de partida de un proceso integrado, según Al-Maliki. Ello empujará a los diplomáticos palestinos a un ciclo de negociaciones bilaterales directas con Israel durante los próximos dos años, sin ninguna garantía de que entretanto se congele la construcción de asentamientos o de que se ponga fin a las violaciones diarias de los derechos de los palestinos en las zonas que les fueron conferidas por los Acuerdos de Oslo.
La Iniciativa de Paz Árabe fue adoptada como referencia básica por la propuesta francesa, así como la hoja de ruta adoptada por el Cuarteto Internacional de Oriente Medio en 2002. La hoja de ruta estipulaba el establecimiento de unas fuerzas de seguridad palestinas comprometidas con la coordinación en materia de seguridad con Israel. También estipulaba que estas fuerzas serían responsables de la seguridad en la Zona A, asaltada por Israel como parte de una operación a gran escala coordinada con EE.UU. dirigida a sustituir al gobierno palestino, guiado por el difunto presidente Yasser Arafat. Sin embargo, el presidente palestino, aún hoy, suplica la transferencia gradual de esta responsabilidad a la AP.
Traducido de Felesteen.ps, 3 de junio de 2016