Antes de comenzar, permítanme primero expresar mis más sentidas condolencias a la familia de Jo Cox. Ella fue una mujer admirable que hizo de su vida una incansable campaña para poner fin al sufrimiento de los niños. Hasta su trágica y prematura muerte, Cox estuvo defendiendo los derechos humanos del pueblo sirio que ha sufrido horrores indecibles a manos del régimen y los extremistas de Daesh. Es terrible que su vida haya sido arrebatada por un terrorista blanco de extrema derecha. Porque eso es exactamente lo que Tommy Mair es, un terrorista de la supremacía blanca. Brutalmente mató a una de nuestras representantes electas, le disparó repetidamente aún cuando ella ya había caído, y luego procedió a apuñalarla una y otra vez de manera desquiciada. Mi mente recuerda en estas circunstancias el asesinato igualmente repugnante de Lee Rigby, que fue asesinado en público de una manera igualmente salvaje por Michael Adebolajo y Michael Adebowale.
¿La diferencia entre estos dos crímenes espantosos? La prensa fue sumamente rápida para enlazar las mentalidades retorcidas los dos Michaels y sus aberrantes creencias a esa palabra que pone fin a todas los argumentos en esta era moderna, el "terrorismo", para luego asociar el terrorismo con el islam. Todavía me queda por ver a un medio de comunicación importante describir a Mair como el terrorista que es. De hecho, incluso en uno de sus artículos que destaca las inclinaciones ideológicas neonazis de Mair, el diario The Independent se centró más en el hecho de que él era un "lobo solitario" con problemas mentales y psicológicos.
Ahora, comparemos y contrastemos la cobertura del mismo periódico sobre Omar Mateen, el americano armado hasta los dientes con armas de asalto automáticas que, como era de esperar, logró matar a decenas de ciudadanos americanos porque estaba trastornado y se le permitió el acceso a las armas. The Independent sugiere que los viajes de Mateen a Arabia Saudí para realizar la peregrinación menor de la Umrah fue tal vez la causa de su deseo de violencia. De hecho, en un pie de foto publicado en su página de Facebook, incluso fue tan lejos como para afirmar que "Mateen tenía vínculos con Arabia Saudí", sugiriendo una conexión patrocinada del Estado con el terrorismo.
Este tipo de periodismo no sólo es poco profesional, sino también islamofóbico en su naturaleza, además racista y degradante para los 1,6 millones de musulmanes quienes, con toda probabilidad, harán serios intentos por visitar los santuarios que hoy se encuentran bajo control de Arabia Saudí en algún momento de sus vidas. Yo mismo he estado en Arabia Saudí para realizar la peregrinación a La Meca, y también lo han hecho muchos de mis hermanos y hermanas que viven en todo el mundo musulmán. ¿Eso quiere decir que tenemos algún tipo de enlace subversiva a algún tipo de extremismo patrocinado por Arabia? La lógica es defectuosa, abiertamente discriminatoria y sólo sirve para demonizar a toda la población musulmana mundial.
La gran mayoría de las víctimas del terrorismo son musulmanes, sin embargo, este hecho evidente parece evadir los sentidos de la mayoría de las personas, gracias a los medios de comunicación. La razón de esto se debe a que los informes de los medios "occidentales" cubren de manera mucho más personalizada los actos de terrorismo en Occidente, y eso es comprensible, ya que están más cerca de casa. Aunque este tipo de informes pueda ser comprensible no se equilibra con mostrar una imagen clara de lo que es Oriente Medio, la cual mostraría que quienes más sufren por el terrorismo, ya sea por grupos como Daesh o el bombardeo de civiles por parte de las naciones desarrolladas, son, a su vez, musulmanes.
Como resultado de esta dicotomía de informar sobre el terrorismo y el sufrimiento, sin realizar esfuerzos suficientes para humanizar a estas víctimas, el público occidental ha llegado a esperar que la violencia sea un lugar común "allá" y que la violencia está invariablemente ligada al islam, no importa lo tenues que sean tales conexiones.
Por ejemplo, no es comúnmente conocido que los secuestradores del 9/11 habrían sido considerados moralmente reprobables por los musulmanes ortodoxos, incluso antes de que asesinaran a miles de personas. Estos llamados extremistas islámicos radicales eran conocidos por el FBI por haber estado en Las Vegas, la “ciudad del pecado”, participando en todo tipo de actividades declaradas ilícitas por el islam rigorista. No sólo se satisfacieron a sí mismos, ordenando bailes y juegos de azar, sino que también fueron grabados consumiendo alcohol. Aquellos de ustedes que conocen a los practicantes y a musulmanes piadosos sabrán que con frecuencia entran en un ataque de desesperación cuando se trata de tomar una determinación sobre si el pollo que hay frente ellos fue sacrificado de una forma halal o no.
Como tal, y en lugar de vincular a gente como Mateen a su religión y luego extrapolar una falsa lógica de ese lazo al suponer que sus viajes a Arabia Saudí tienen algo que ver con el terrorismo, ¿no sería más útil para los medios de comunicación que se dieran cuenta de que él , al igual que Mair, era un individuo solitario y trastornado? ¿No sería más útil mirar a las organizaciones terroristas como ajenas al islam, y alentar a los musulmanes a sentirse más cerca de las sociedades que les han acogido en Occidente en lugar de alienarlos?
Nadie dice que no hay problemas en la comunidad musulmana, y yo mismo me he encontrado con algunas personas muy reprobables con mentalidades retorcidas. Sin embargo, yo y los musulmanes a mi alrededor en Gran Bretaña e incluso más allá siempre hemos condenado a estas personas, y las desafiamos dondequiera que las encontremos y dejamos claro que no aceptamos su violencia y que no nos representan. Lo triste es que, mientras que a los personajes hostiles como Anjem Chaudhary se les da una plataforma que le permita representar el islam, los musulmanes que no están llenos odio son ignorados y su voz no es tenida en cuenta.
Tal vez es hora de que los principales medios de comunicación demuestren que son equilibrados en sus informes, y para ello dar a los musulmanes británicos que están activos en la lucha contra el extremismo la oportunidad de aclarar las cosas, y así desafiar la narrativa establecida que busca empañar la reputación del islam, una hermosa religión y forma de vida a ojos de millones de personas. Hasta que los medios cambien de dirección, los musulmanes seremos constantemente demonizados y esto animará a la violencia contra nosotros lo cual tristemente le recordará a la Europa de la actitud que adoptó contra los judíos lo a largo de los siglos XIX y XX. Nadie quiere que esto se repita nunca más.