Un tribunal egipcio condenó el domingo al expresidente Mohamed Morsi a cadena perpetua al determinar que había actuado como espía al servicio de Catar.
Morsi y otros 10 acusados habían sido imputados por las autoridades respaldadas por el ejército por cargos de haber espiado al servicio de Catar y de haber filtrado documentos clasificados al pequeño estado del Golfo durante el año que pasó como presidente.
Durante la vista del sábado, el tribunal confirmó la pena de muerte contra seis de los acusados por haber actuado supuestamente como espías de Catar.
El tribunal también condenó a tres acusados, incluido Morsi, a cadena perpetua por haber espiado al servicio del país del Golfo.
El expresidente y varios acusados más fueron sentenciados también a 15 años de cárcel cada uno por haber filtrado documentos clasificados a Catar. La sentencia del sábado aún puede ser recurrida.
Morsi, el primer presidente de Egipto elegido democráticamente, fue derrocado por el ejército en un golpe militar en 2013 –cuando sólo llevaba un año al frente de la nación-, después de que se produjeran protestas contra su presidencia.
Desde entonces, ha sido condenado a cadena perpetua y a varias penas de muerte por “conspirar contra Eigpto” –en connivencia con el grupo palestino Hamás y con Hezbolá en el Líbano- y por huir de la cárcel en 2011.
También ha sido condenado a una pena de 20 años de prisión por un supuesto asesinato.
El antiguo presidente también se enfrenta a cargos por haber “insultado” al poder judicial egipcio.
Morsi y el resto de acusados, junto con una serie de observadores independientes, afirman que los cargos están motivados políticamente.
Desde el derrocamiento y encarcelamiento de Morsi, las autoridades egipcias han lanzado una dura campaña de represión contra los Hermanos Musulmanes, matando a cientos y encarcelando a decenas de miles, en tanto que las relaciones entre Cairo y Doha se han congelado.