El incendiario clérigo chií Muqtada Al-Sadr ha exigido una vez más la disolución del gobierno del primer ministro Haidar Al-Abadi. “Hago un llamamiento al actual gobierno iraquí a que presente su dimisión,” manifestó Al-Sadr en un comunicado el pasado sábado.
Amenazó con que, en caso de que el ejecutivo no dimita, se unirá “a las peticiones que exigen la dimisión de las tres presidencias iraquíes [parlamento, gobierno y presidente]”.
En abril, Al-Sadr decidió congelar la actividad del bloque Ahrar, que cuenta con 34 de los 328 escaños del parlamento, tirando por tierra los intentos de los diputados de la oposición de alcanzar un cuórum suficiente para una moción de censura a las tres presidencias de Irak.
La crisis política en Irak se ha agravado desde marzo, cuando Al-Abadi –bajo presión creciente para poner freno a la galopante corrupción estatal- trató de formar un gobierno de “tecnócratas” que no estuviese manchado por la corrupción o por las tendencias sectarias.
Los diversos partidos políticos iraquíes –incluidos los chiíes- han bloqueado sin embargo hasta ahora la formación del gobierno “tecnocrático”.
Durante los últimos cuatro meses, los seguidores del clérigo chií han salido a las calles para exigir a Al-Abadi que reemplace a sus ministros con afiliación política por tecnócratas independientes dispuestos a combatir la corrupción que azota al país.
Irak ocupa el puesto número 161 de un total de 168 en el “índice de percepción de la corrupción” de Transparencia Internacional.
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