La noticia de que la mayoría de los votantes en Gran Bretaña han optado por abandonar la Unión Europea ha producido gran sorpresa, conmoción y rabia, y eso tan sólo en el propio Reino Unido. El resultado ha dado un gran impulso a la extrema derecha, que ve esto como un impulso para su política basada en la xenofobia y el odio islamófobo. El tiempo dirá qué efecto tendrá sobre los ciudadanos británicos, algunos de los cuales tenían claramente poca conciencia de lo que estaban haciendo (el caso de Cornwall es un buen ejemplo; recibe millones de euros en subsidios de la UE, y la Diputación pretende que éstos se mantengan cuando Gran Bretaña se vaya; bastante sorprendente). Sin embargo, dada la renuncia del primer ministro, David Cameron, también es probable que el efecto sea mayor en la política exterior de Gran Bretaña, sobre todo en Oriente Medio.
A pesar de que es, por supuesto, un firme partidario del Estado de Israel -uno de sus "aliados más firmes", según el editor de Jewish Chronicle, Stephen Pollard - Cameron en ocasiones ha sido crítico con el régimen de Tel Aviv. Concretamente, cuando describió la Franja de Gaza como "un campo de prisioneros", mientras Gran Bretaña aún mantiene su posición oficial de oposición a las colonias ilegales de Israel. Sin embargo, con Cameron dando un paso hacia atrás, el camino está abierto para que gente como el más descarado neo-conservador sionista Michael Gove tome el poder. Gove es descaradamente pro-Israel, como mi colega Yvonne Ridley señaló a principios de este año. "Hay pocos políticos más serviles y leales a Israel que el secretario de Justicia de Gran Bretaña", escribió. "Tan servil", de hecho, que está dispuesto a "retocar los crímenes del apartheid de Israel" fuera de la imagen, en la medida en que sus declaraciones a favor de Israel han estado en desacuerdo con la política exterior de Gran Bretaña.
Gove se describe a sí mismo como un "orgulloso sionista" y tiene como historial atacar a cualquiera que no siga la narrativa israelí. Ya en febrero de 2008, me "calumnió" (palabra usada por un compañero parlamentario) en la Cámara de los Comunes cuando estaba en la oposición. Mi crimen, a sus ojos (además de estar profundamente involucrado en la educación de los niños musulmanes británicos), era que había "llamado" al sionismo político una amenaza para la paz mundial..." y respecto al control sionista de los medios de comunicación "que no hay humo sin fuego". Dejando a un lado el hecho de que en realidad me citó incorrectamente, Gove establece su postura a favor de Israel con mucha claridad. Mi activismo pro-Palestina era suficiente para él para tratar de desacreditar a una importante iniciativa de educación entre musulmanes y cristianos, aunque su discurso en Hansard muestra que omitió mencionar que los cristianos y sus escuelas también estaban involucrados en el proyecto de Inspección de Escuelas, lo cual provocó su ira. Tal falta a la verdad se hizo evidente en la campaña "To leave" encabezada por Gove y Boris Johnson.
Johnson es el ex-alcalde de Londres y un diputado conservador del partido quien tuvo un viaje fallido a la ocupada Cisjordania el año pasado luego de hacer comentarios favorables a Israel y críticas a la campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS). Como alcalde de Londres, estaba planeando acoger un "Festival de Tel Aviv" en la capital británica el próximo año, una propuesta casi increíble dado el terrible historial de derechos humanos de Israel y las diarias infracciones al derecho internacional, incluidos posibles crímenes de guerra y contra la humanidad. Increíblemente, su sucesor Sadiq Khan ha dicho que este "festival" seguirá adelante.
Johnson es un favorito para hacerse cargo de la dirección del Partido Conservador de David Cameron y así dirigir el gobierno conservador. Esta es una posibilidad real, a no ser que la preocupación por la democracia domine y se llame a elección general para dar al próximo primer ministro un genuino mandato para gobernar Gran Bretaña, pero no contenga la respiración. La "ligereza de Johnson con los hechos durante la campaña" con el fin de obtener votos sugiere un enfoque menos que honorable a la consecución de un alto cargo; todo vale, al parecer, para que Boris esté en Downing Street.
Es una extraña paradoja que los no judíos Gove y Johnson no sólo llevaran la campaña "To Leave" sino que también sean fervientemente pro Israel. De acuerdo con lo que Anshel Pfeffer escribía en Haaretz recientemente, los judios británicos - la mayoría de los cuales apoyan el estado de Israel - estaría haciendo "lo más anti-judío" votando "Leave". Pfeffer les recordó que descienden en gran parte de los refugiados que huyeron de otras partes de Europa y encontraron un refugio seguro en Gran Bretaña; que fueron los precursores de los actuales "inmigrantes" cuya situación dominaba virulentamente la retórica racista de la campaña To Leave. ¿Podría este respaldo a la campaña del “Remain” entre los que Gove y Johnson pueden ver como sus principales partidarios rebotar en contra del "gobierno Brexit"? Tal vez, pero este tipo de consideraciones bien pueden jugar un segundo rol para la ideología que impulsa Gove.
En conjunto, pues, con este tipo de candidatos virulentamente pro-Israel esperando en las antesalas para tener éxito con Cameron, y la extrema derecha - en una ironía perdida en el lobby pro-Israel - con banderas israelíes en las manifestaciones anti-musulmanes, el futuro del papel de Gran Bretaña en Palestina-Israel parece que va a ser en el mejor de los casos indiferente a las aspiraciones del pueblo palestino, y completamente hostil en el peor.
Si la experiencia pasada sirve de indicación para el futuro - y a menudo lo es - a continuación, la excepcionalidad israelí todavía tendrá prioridad sobre el derecho internacional; Israel continuará actuando con impunidad y mirará con menosprecio a las leyes y convenciones que el resto del mundo sí cumple. La ostensible oposición de Gran Bretaña de ilegales a las colonias de asentamiento de Israel aún no tendrá ningún sentido mientras más colonos inunden los territorios palestinos ocupados, matando incluso para siempre las esperanzas más optimistas de un Estado independiente de Palestina; simplemente no quedará tierra alguna sobre la cual pueda ser construido un estado viable. Nada de esto va a cambiar después del Brexit; en todo caso, se pondrá mucho peor.
Los palestinos, por lo tanto, pueden esperar poco - o nada en absoluto - de un gobierno Brexit en Westminster y las campanas de alarma deberían estar sonando en Palestina. Esto también debería ser una preocupación importante para cada persona razonable que quiere ver una solución justa y pacífica para el asimétrico conflicto entre los palestinos y los israelíes ocupantes de su tierra.