Los intentos para disuadir la resistencia palestina han demostrado ser inútiles. Israel, sin embargo, amenazado por las expresiones de desafío, no ha dudado en intentar controlarlas y sofocarlas aún siendo legítimas. Hasta el punto de, aludiendo “razones de seguridad”, durante la Intifada de Jerusalén, ser reticente a la entrega de cadáveres de palestinos asesinados.
Ante tal injusticia, Muhammad Elayya, cuyo hijo fue asesinado por Israel el pasado mes de octubre, lideró un movimiento de descontento y protesta que le costó un arresto domiciliario de cinco días y la prohibición de visitar la Mezquita de Al-Aqsa durante 15 días.
Según el abogado de la ONG Addameer Mahmoud citado por la agencia de noticias Ma'an, Elayyan fue interrogado respecto a "su posible afiliación a una organización terrorista, así como por su participación en una protesta dentro de la mezquita de Al-Aqsa exigiendo a Israel la entrega de los cuerpos de los palestinos asesinados."
Los diversos métodos de castigo colectivo infligidos por Israel sobre las familias palestinas han sido criticados en gran medida, sin embargo, gran parte de la ira es dirigida hacia las órdenes de demolición y las restricciones a la circulación. Tal razonamiento es la evidencia del perpetuo sentido de urgencia para la supervivencia que experimentan los palestinos, quienes han sido forzados a la dependencia colonial y al sometimiento adicional en gran parte gracias a la colaboración de la Autoridad Palestina con Israel.
Elayyan, sin embargo, logró crear un movimiento que aunaba la sensibilización y la protesta en relación tanto con la supervivencia como con la memoria, dejando al descubierto los problemas a lo que se enfrentan los palestinos y las palestinas y enfocándolos como un problema universal.
En la agenda internacional las víctimas de los conflictos son recordadas según su nacionalidad y las alianzas de los estados a los que pertenecen. Esta memoria selectiva hace que las víctimas palestinas sean mencionadas y archivadas como un número y no como personas con nombre e historia. A pesar de esta actitud deleznable por parte de la comunidad internacional y promovida por Israel, los palestinos y palestinas singuen resistiendo al olvido.
Las miles de víctimas palestinas son prueba del proyecto colonial israelí, donde la comunidad internacional ha puesto mucha carne en el asador para defenderlo aunque la retórica de cara al público sea la contraria. Prueba de ello es la fatídica consecuencia de la ofesinva por parte del ejército al pueblo palestino en 2014 – Operación Margen Protector- que causó la muerte, mutilación y masacre de los palestinos de Gaza, sin que esto sirviera para juzgar a Israel por crímenes de guerra.
A pesar de la campaña de solidaridad y apoyo a al pueblo palestino de la comunidad internacional, estos crímenes y ataques contra la dignidad del pueblo palestino siguen perpetrándose bajo el estandarte de “lucha contra el terrorismo” y las alabanzas a Israel como un estado competente y moral que respeta los derechos de los homosexuales.
No hay que decir que el activista Elayyan reforzaran los cimientos de la falaz y predominante narrativa de la seguridad de Israel.