Desde principios de este año, Bahrein se encuentra entre la lista de "países prioritarios" compilada por la Oficina de Asuntos Exteriores de la Commonwealth británica (FCO) dentro de un proyecto para la promoción de los derechos humanos. La isla había logrado esquivar la inclusión años anteriores, dando lugar a fuertes críticas por parte de parlamentarios y activistas que sospechaban - probablemente con razón - que los lazos entre Bahrein y Gran Bretaña estaban impidiendo evaluar honestamente las terribles violaciones de los derechos humanos que tienen lugar en el sultanato del Golfo desde principios de 2011.
Cuando el Informe sobre Derechos Humanos del FCO de 2015 vio la luz en abril, Philip Hammond - Secretario de Asuntos Exteriores con David Cameron, y Ministro de Economía con Theresa May - afirmó que él y sus predecesores conservadores habían "incorporado" los derechos humanos a la política exterior del FCO, diciendo que “son una parte fundamental de la labor cotidiana de los diplomáticos británicos". ¿Es una broma?: A excepción de algunos trabajos en torno a los derechos de la mujer y delitos como la piratería, lucha contra el terrorismo y los narcóticos, el FCO está en realidad en peligro de convertirse en poco más que un órgano de promoción del comercio.
De hecho, el pasado octubre, Sir Simon McDonald, el funcionario de más alto rango del FCO, dijo a la parlamentaria de Asuntos Exteriores algo muy diferente a lo que el ex ministro de Asuntos Exteriores había denominado la "agenda de la prosperidad," McDonald reveló que esta cuestión está ahora "más arriba en la lista" que los derechos humanos, que ya no tenían el "perfil" del que una vez habían disfrutado.
"En general, hubo avances en los derechos humanos en Bahrein a lo largo de 2015, aunque sigue habiendo problemas," dice el informe del FCO. Éste texto imitaba las respuestas cortantes que cualquier parlamentario obtiene al preguntar sobre uno de los aliados más cercanos de Gran Bretaña en Oriente Medio: "Se están haciendo progresos," responderá diligentemente el ministro: "Estamos elevando nuestras preocupaciones". Ésta y otras fintas verbales estándar caracterizan la forma en que el gobierno responde a cualquier pregunta sobre la mayor parte de los aliados más cuestionables del Reino Unido.
Estar en la lista de "países con necesidades prioritarias" no es algo que cualquier nación que se precie desea para sí. Otros desafortunados comparten esta calificación, en un rango que va de democracias nominales a las dictaduras comunistas, de los Estados fallidos a los semi-fallidos por la guerra. Todos comparten una cosa en común: si eres un ser humano allí, no podrás garantizar tus derechos por ti mismo. Que Bahrein esté incluido en la lista constituye ciertamente un progreso aunque, por desgracia, el informe parece haber sido escrito acerca de un país diferente. Sospecho que esto no era un error tipográfico gigante, sino más bien un lavado de cara.
Entonces, ¿qué significa "progreso" en Bahrein? Según el último informe semanal hecho por los estadounidenses sobre Democracia y Derechos Humanos en Bahrein, recientemente se han producido diecisiete detenciones ; cinco de las sesenta y dos protestas en Manama fueron reprimidas con gases lacrimógenos y balas de goma; el primer juicio contra el líder espiritual Jeque Isa Qassim ya ha tenido lugar; la Corte Penal condenó a prisión por un año a Shaikh Mohammed Al-Mansi, un clérigo que habló sobre violaciónes de derechos humanos; otros tres clérigos fueron detenidos y otros quince fueron "revocados". Lo peor de todo, el 5 de julio, Hasan Al-Kayki murió estando bajo custodia. Su familia afirma que fue torturado hasta la muerte. Una investigación ha sido puesta en marcha por el Ministerio del Interior; los resultados serán claves para comprender la idea completa de Gran Bretaña de "plantear inquietudes" y su noción de "progreso" cuando en realidad, los abogados y expertos designados por el gobierno británico son actualmente los empleados en formación de ese mismo departamento.
Los críticos afirman que la tortura y la malversación por los guardias de la prisión se ocultan a las visitas. Las cámaras en las celdas, dijo un ex preso, están instaldas al igual que en otros aliados occidentales de Gran Bretaña o Bahrein, pero se dice que se pueden apagar por los policías en los interrogatorios cuando hay una paliza en curso.
Si lo que está ocurriendo tras las paredes de la prisión y los juicios disidentes no son realmente un "progreso", hay otras señales más positivas. Setenta agentes de policía bahreiníes han sido acusados de asalto contra disidentes, y la Unidad de Investigaciones Especiales ha apelado en contra de algunas de sus sentencias más leves.
El problema aquí es que la política exterior británica está diseñada para tolerar la tortura, las ejecuciones, las detenciones, el lanzamiento de gases lacrimógenos y los disparos de escopeta. De hecho, se observa como continúan las "preocupaciones" británicas por las violaciones de los derechos humanos, lo que señala su existencia.
Que el movimiento pro-democracia en Bahrein es otra manifestación de la intromisión iraní, es algo que se cree ampliamente en Westminster. Esto es una verdad a medias difundida por amigos personales de la familia Al-Khalifa que se sientan en el Parlamento en Manama; He escrito sobre esto antes. También he detallado cómo es poco probable que sea verdadera la teoría que responsabiliza exclusivamente a Irán, y por lo tanto es más probable que sea propaganda maliciosa.
Dicho esto, la teoría de la intromisión iraní está trabajando a nivel nacional en términos de divide y vencerás. Un ex aliado de Al-Wefaq, la asociación política islamista chií, habló conmigo la semana pasada durante su visita a Londres.
"Solía apoyar a Wefaq", me dijo el político suní. "Estuve trabajando hombro con hombro con ellos. Pero ahora sólo organizan protestas y trabajan con los iraníes". Su partido, Al-Menbar, es una asociación musulmana conservadora inspirada en los Hermanos Musulmanes. Al parecer, es clave para su recién declarada oposición a Al-Weqaf la cada vez más firme creencia de que Irán está directamente involucrado en las actividades del grupo bahreiní, y que apoyar la revolución sería por tanto apoyar a los traidores. Al-Menbar ha mantenido durante mucho tiempo una línea generalmente a favor del gobierno, sin embargo, me quedé con la impresión de lo que yo y otros periodistas escuchamos del parlamentario bahreiní durante su viaje había sido el producto de una propaganda astutamente calculada.
En la misma tónica política a favor del gobierno, el político de Al-Menbar también se quejó de las tácticas de intimidación utilizadas por partidarios de Al-Wefaq en sus esfuerzos por llamar la atención sobre los abusos perpetrados contra ellos, y la organización de las protestas como cebo para la policía. Dado que muchas de las redadas de la policía han sido llevadas a cabo de noche- y éstas han dado lugar a protestas - es difícil constatar si esto es verdad. La excusa habitual, por ejemplo cuando le pregunté si estaba preocupado por las críticas de los grupos de derechos humanos, fue que tales organizaciones, incluyendo las transnacionales como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, son simplemente cómplices de agendas extrañas. Este es el tipo de teoría de la conspiración que vemos que promueven los autocracias de Oriente Medio (Arabia Saudí y Egipto, por ejemplo) y las democracias pervertidas (Irán, Israel) cada vez que se plantean preocupaciones. "Como dicen los asesores de imagen: "Nunca hay que subestimar el poder de la negación."
Bahrein no está haciendo progresos en materia de derechos humanos. Simplemente no los hace. Incluso Estados Unidos se está distanciando poco a poco del sultanato. Como se hizo evidente en el período de revolución post-2011, se están ampliando las profundas divisiones en la sociedad de Bahrein, que en última instancia, ponen en peligro la seguridad física de la Quinta Flota de Estados Unidos alojada en el puerto de Manama. En marcado contraste, el gobierno conservador de Gran Bretaña ha ordenado con mucho entusiasmo que una base naval británica nueva se construirá allí, pagada por los ciudadanos de Bahrein. Esto es parte de un acuerdo a tres vías para la (¡oh, sorpresa!) promoción comercial.