La Knesset de Israel acordó ayer crear un cuerpo especial para trabajar contra los movimientos que promueven el boicot a Israel y para evitar que operen en el país, informaron los medios locales.
Un alto funcionario, quien habló con el diario israelí Haaretz en condición de anonimato, declaró que el nuevo cuerpo especial definirá los criterios por los que un activista extranjero será deportado o se le impedirá la entrada al país.
No aclaró si se requerirá evidencia específica contra activistas individuales o si el ser miembro de un grupo "incriminado" será suficiente motivo para la expulsión o el impedimento de la entrada.
Según el funcionario, los miembros de la Knesset hicieron hincapié en que Israel busca centrarse en los ciudadanos extranjeros quienes se ha comprobado que han llegado al país para promover el boicot, fomentar el malestar o alentar disturbios en Cisjordania.
Mientras tanto, el diario israelí The Jerusalem Post informó que el ministro del Interior Aryeh Deri declaró: "Tenemos la responsabilidad de hacer todo lo posible para aplastar el boicot y decir claramente que no vamos a permitir que el Estado de Israel sea dañado."
"Boicotear a Israel debe tener un precio".
El director General del Ministerio de Asuntos Estratégicos Sima Vaknin-Gil afirmó: "La conclusión es que hoy en día, entre las naciones del mundo, Israel es visto como un estado paria ... Nuestro objetivo es que en 2025, nadie cuestione si el Estado de Israel tiene derecho a existir".
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