Las imágenes son capturas de pantalla del videojuego, "Revolución de 1979: Viernes Negro".
Es 1978 en Irán. La revolución iraní, que eventualmente derrocó al Shah respaldado por Estados Unidos y cambió el curso del futuro de Irán, tan solo acaba de entrar en marcha y en las calles de Teherán están vivas las protestas. Este es el planteamiento del último videojuego del director Navid Khonsari "Revolución 1979: Viernes Negro". En el juego seguimos al joven de 18 años, aspirante a fotógrafo, Reza Shirazi, que ha regresado a Irán después de estudiar en el extranjero. En el papel de Reza, nos vemos obligados aa elegir entre un catálogo de decisiones; ¿cómo de implicados queremos estar con la revolución? ¿Arrojamos piedras a los soldados? ¿Permitimos que los revolucionarios se sirvan de nuestras fotografías?
Ninguna de las decisiones que Reza pueda tomar tienen una respuesta correcta o incorrecta; el jugador se ve forzado a elegir entre un conjunto de opciones imposibles, donde todas las opciones tendrán repercusiones. Para Khonsari, esto irá poniendo de relieve cómo los acontecimientos históricos no son blancos o negros, sino que tienen "múltiples tonalidades de grises". La revolución iraní, explica, se ha reducido a una clara y parcial narrativa por el mundo exterior, convirtiéndose en el momento decisivo para la nación islámica, reflejando la relación polarizada entre Occidente e Irán y el aislamiento del país.
El juego es una representación mucho más matizada de lo que sucedió, que no solo muestra los diferentes grupos que se unen en un intento de lograr un objetivo común, sino que también traza la fragmentación de la oposición y los primeros días del nuevo régimen. "Es muy importante mostrar cómo comenzó todo: varios grupos diferentes que se unen, dejando a un lado sus diferencias, esperando poder derrocar al Shah y deshacerse de este dictador, pero que en realidad no atinan a ver lo que está a punto de suceder en el vacío de poder". Mientras que el juego se centra en la revolución iraní, Khonsari insiste en que lo que ocurrió en Irán puede ser aplicado a nivel mundial. "Podríamos coger aquello que ha tenido lugar en Irán y mostrar el impacto universal de las revoluciones; tanto si hablas de la Primavera Árabe o de lo que tuvo lugar en Ucrania, la trayectoria de revoluciones parece tener un patrón similar ".
Este evento en la historia de Irán ha dado forma a la imagen que proyecta al mundo exterior y Khonsari asegura que las personas esperan ver una cierta forma de vida cuando visitan Irán, debido a su calificativo de República Islámica. Pero los juegos de este tipo pueden alterar esto, afirma. "Realmente creo que estamos ante una nueva frontera gracias a videojuegos como éste. Es la herramienta más potente que tenemos para conectar a la gente, a través de experiencias virtuales que crean compasión y la comprensión del mundo de hoy, gracias a que podemos meternos en la piel de aquellos que han vivido estas experiencias verdaderamente".
Khonsari puede recordar la sensación en Irán cuando estalló la revolución. Como un niño, su abuelo lo llevó a ver las primeras protestas en Teherán. "Vi la esperanza y el cambio que la gente quería lograr", afirma Khonsari. "También vi, muchos meses más tarde, cuando se pasó de las protestas no violentas a parase de pie delante de los militares, los disparos y los tanques rodando por la calle, que las cosas habían cambiado mucho". Su familia más cercana huyó de Irán una vez que la revolución había terminado, la situación de los rehenes era tensa y la guerra con Irak se estaba fraguando. Los cambios masivos se estaban sucediendo en Irán, y con ello vino la inseguridad -las escuelas habían sido cerradas y la posición de sus padres como médicos era cada vez más inestable-. El 22 de diciembre de 1979, la familia se fue para el aeropuerto, reclamando visitar Canadá por unas vacaciones. Para el Khonsari de diez años, la partida de la familia tuvo un profundo impacto. "Fue lo suficientemente influyente para que acabase haciendo un videojuego más de treinta años después".
El equipo de INK Stories, fundado por Khonsari y su esposa Vassilikí Khonsari, entrevistó a más de cuarenta personas como parte de su investigación para el videojuego. Los entrevistados incluyeron iraníes de todas las edades, con diferentes afiliaciones religiosas o políticas, junto con una serie de ex-prisioneros detenidos en la prisión de Evin de Irán. Esto ayudó al equipo a representar la vida en Evin -Reza es finalmente capturado por la Guardia Revolucionaria y termina en la cárcel, interrogado por Asadollah Lajevardi, que era su director en aquella época. Las fotografías del reportero gráfico francés Michel Setboun documentan ambos lados de la revolución en el videojuego. En la piel de Reza, los jugadores pueden comparar las imágenes en el videojuego con las realizadas por Setboun.
El videojuego tiene un elemento de formación cultural y política en un esfuerzo por romper las barreras percibidas entre los occidentales e Irán -como Reza exploramos las calles de Teherán, incluso aprendiendo sobre los poetas iraníes o los diferentes tipos de pan iraní, junto a los fragmentos de lectura de comentarios políticos-, que también han empujado a Irán al desastre. "Tienes a la población en Irán, donde creo que el 65% está bajo la edad de treinta, muchos de ellos nacieron después de la revolución y tienen sólo una visión del lugar donde viven", explica Khonsari. "Este evento monumental que ha impregnado todas las facetas de sus vidas se les está relatando de una manera diferente a la habitual, y más importante aún, se está contando como un juego."
Pero mientras que "Revolución de 1979: Viernes Negro" ha tomado al mundo por sorpresa, no ha sido tan bien recibido por el gobierno iraní. Tras una semana y media, el juego había sido prohibido. El gobierno había irrumpido en bazares y cerrado tiendas que lo vendían, más de 50 páginas de torrents se han cerrado. El director de la Fundación Nacional de Videojuegos de Irán también había afirmado que el juego puede "envenenar las mentes y las almas de los jóvenes de Irán". Khonsari ríe. "Debo estar haciendo algo bien", concluye