La familia del joven muchacho sirio cuya imagen se convirtió en el símbolo del sufrimiento de los civiles que viven la guerra civil del país, han sido desenterrados de los escombros de su casa.
Cuando Omran Daqneesh, de cinco años, fue filmado en una ambulancia en la noche del miércoles, cubierto de polvo y sangre tras un ataque aéreo devastador, el destino de sus padres y hermanos no estaba claro.
Los equipos de rescate describieron cómo habían sacado al niño de su hogar destruido después de que fuese golpeado por la última ronda de bombardeos en las zonas controladas por la oposición de Alepo.
Los médicos reportaron que ocho personas murieron en el ataque, entre ellos cinco niños, pero la familia de Omran no estaba entre las víctimas.
Sus tres hermanos, de uno, seis y onceaños, así como su madre y su padre, fueron sacados heridos pero vivos de su bloque de pisos parcialmente destruido.