El ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Ibrahim al-Jafari ha asegurado que el mundo está inmerso en una “tercera guerra mundial” contra el terrorismo internacional.
Hablando este miércoles en una conferencia en el Royal United Services Institute (RUSI) en Londres, Al-Jafari trazó una serie de comparaciones entre Irak y Gran Bretaña, asegurando que la agitación actual que vive su país es similar a la que acompañó a Gran Bretaña cuando adoptó la democracia como forma de gobierno.
Aclarando sus comentarios respecto a lo que él piensa que se trata de una “tercera guerra mundial”, Al-Jafari explicó que si bien “el terrorismo no ha alcanzado ese grado de violencia en todo el mundo”, es comparable en su totalidad.
“Nosotros no pedimos a las naciones del mundo que envíen a sus hijos (a luchar contra Daesh) sino que lo que les pedimos es que nos envíen toda la ayuda posible” dijo Al-Jafari, quien añadió que “Irak está combatiendo el terrorismo en nombre de las naciones de todo el mundo”.
Al-Jafari insinuó que la culpa de las anteriores victorias de Daesh y su capacidad de Resistencia era de “actors regionales” ricos en petróleo, un eufemismo para referirse a Arabia Saudí y Qatar, así como a Turquía.
“Turquía entró en Bashiqa ilegalmente” dijo Al-Jafari sobre su país vecino del norte, en referencia a la localidad iraquí en la que las tropas turcas están actualmente involucradas en el entrenamiento de los Peshmerga, las fuerzas autónomas del Kurdistán iraquí. Insistiendo en que la presencia de Turquía en Baqisha era “de poca ayuda” y “desestabilizadora”, Al-Jafari sugirió que los esfuerzos diplomáticos pidiendo la retirada de las unidades militares turcas habían dado algún fruto: “Por primera vez en la historia, la Liga Árabe ha acordado unánimemente emitir un comunicado pidiendo al retirada de Turquía del territorio iraquí”.
Según Turquía, en cualquier caso, sus fuerzas están en suelo iraquí por una petición del Gobierno Regional del Kurdistán (KRG) para colaborar en la lucha contra Daesh. Tanto Turquía como el KRG con sede en Erbil son parte de la coalición contra Daesh liderada por Estados Unidos.
Preguntado sobre por qué Irak no hizo caso del despliegue militar de Irán y su uso del territorio iraquí para librar su guerra en apoyo de Al-Assad en Siria, Al-Jafari no supo contestar a las preguntas de MEMO, y sólo dijo: “Siria es un espacio abierto que cuenta con intervención de actores regional y de superpotencias. En todo caso, nosotros mantenemos que Irak no interferirá en los asuntos de sus vecinos”.
En su debate sobre los poderes regionales y su relación con Daesh y la inestabilidad en Irak, Al-Jafari concluyó haciendo un llamamiento a la comunidad internacional para ayudar a su gobierno a “dirigirse contra las naciones que financian, entrenan y educan ideológicamente a los terroristas”.
Limpieza étnica de suníes
Al-Jafari estuvo insistente en recordar que Irak es ahora “una democracia con instituciones” y que él desea “asegurar al pueblo iraquí que el gobierno se toma en serio las reformas”.
Sin embargo, antes incluso de que comenzara la guerra contra Daesh en 2014, se difundieron informaciones de que los árabes suníes estaban siendo objeto de campañas de limpieza étnica llevadas a cabo por milicias apoyadas por Irak e Irán, creando miles de desplazados internos.
Por ejemplo, en marzo de 2015, la ONG Human Rights Watch publicó un mordaz reportaje contra las milicias chiíes alineadas con Bagdad. En él se prueba que estas milicias habían destruido hogares de ciudadanos suníes para asegurarse de que no puedan regresar a sus pueblos.
El desplazamiento forzado y la expulsión de población civil es ilegal bajo la ley internacional y puede constituir un crimen de guerra.
El más alto diplomático iraquí no respondió a las preguntas sobre la participación de las milicias chiíes en el desplazamiento de comunidades suníes enteras de las provincias iraquíes de Diyal, Salahuddin, Anbar y otras. En su lugar, él aseguró que los suníes iraquíes apoyan mayoritariamente a su gobierno y a las autoridades del país.
En la cuestión de los refugiados que huyen de la persecución y la violencia sectaria, Al-Jafari aludió a su propio pasado como refugiado político: “Yo mismo huí de Irak para escapar de la dictadura de Saddam Hussein. Sin embargo, el Irak moderno es una democracia, y la gente huye de Daesh, no del gobierno”.
Al-Jafari explicó que los iraquíes, y especialmente los árabes suníes, prefieren al gobierno de Bagdad que a Daesh, debido a que el gobierno provee de “infraestructuras como hospitales y otros servicios públicos básicos”.
Estos comentarios no dan cuenta de la destrucción de la práctica totalidad de la ciudad iraquí de Ramadi y su infraestructura a comienzos de este año, provocando el desplazamiento de la población civil, predominantemente árabes suníes.
Ibrahim Al-Jafari fue primer ministro del gobierno de transición de Irak entre 2005 y 2006. Desde 2014 lleva siendo el ministro de Asuntos Exteriores del país y es uno de los veteranos políticos chiíes que alcanzaron popularidad y poder tras la invasión estadounidense de Irak en 2003.