Las fuerzas de ocupación israelíes y las fuerzas de seguridad dependientes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) han sido responsables de nuemrosas violaciones de derechos humanos, incluyendo asesinatos ilegales y tortura, según ha denunciado la Organización Árabe para los Derechos Humanos (AOHR, por sus siglas en inglés), con sede en el Reino Unido.
Un informe elaborado por esta organización establecida en Londres, en el cual se compilan casos de abusos contra los derechos humanos cometidos en el pasado mes de agosto, concluye que hubo tres casos de asesinato ilegal por parte de los servicios de seguridad de la ANP, 112 casos de arrestos y requerimientos ilegales incluyendo a cuatro periodistas, denegación ilegal de órdenes de puesta en libertad por parte de las autoridades, y niveles preocupantes de torturas y humillación de presos.
El informe también menciona tres casos de asesinato ilegal por parte de las fuerzas de seguridad israelíes y más de 516 arrestos, incluyendo el de niños de diez años de edad.
El informe describe una cultura de violencia sistemática, represión e intimidación hacia los palestinos. “Las campañas de arrestos y la persecución de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina continúan sin disminuir, mientras los ataques israelíes contra civiles palestinos y contra los prisioneros palestinos encerrados en cárceles israelíes se han incrementado”, concluye el informe de AOHR.
Los tres casos de asesinato ilegal indican una peligrosa deriva en los territorios ocupados. De acuerdo a las familias de las víctimas y los testimonios de los testigos los tres palestinos fueron asesinados tras su arresto, a pesar de no haber evidencias de que trataran de resistirse a ser detenidos o fueran armados. Los asesinatos se produjeron después de que un grupo de hombres armados sin identificar dispararan hasta la muerte a dos miembros de las fuerzas israelíes en la ciudad vieja de Nablús, al norte de la Cisjordania ocupada.
Según los testigos, dos de los hombres, Faris Abdullah Izzat Halawa y su amigo Khalid Al-Aghbar, fueron trasladados a un lugar desconocido donde más tarde se produjeron sus muertes. La policía asegura que ambos murieron en un intercambio de disparos con las fuerzas de seguridad, pero diversos testigos afirman que la policía les disparó después de llevarlos a un patio de la ciudad vieja de Nablús.
El otro, Ahmed Izzat Halawa fue arrestado en su casa de Al-Aqaba. Allí fue trasladado a la cárcel de Junaid, donde fue agredido por miembros de las fuerzas de seguridad nada más llegar. Su cuerpo presentaba claros signos de tortura y agresión brutal.
El asesinato ilegal de los tres palestinos por las Fuerzas de Seguridad israelíes también deja ver algunas señales perturbadoras. Las víctimas se encontraban entre las docenas de víctimas que han sido asesinadas por las fuerzas de ocupación israelíes como parte de su estrategia de asesinar palestinos en las calles, señala el informe. Una de las víctimas, Yusuf Abu Hashash, de 19 años, fue asesinado durante una persecución en el campo de refugiados de Al-Fawwar, al sur de Hebrón. Al-Hashahs fue asesinado de un disparo por un soldado israelí mientras estaba saliendo de un edificio, después de visitar a sus tíos y su abuela.
Las muertes de Sari Mohammed Abu Ghurba, de 26 años, y de Iyad Hamed, de 38, también parecen ser un asesinato. Abu Ghurba fue disparado por soldados israelíes mientras conducía por la ruta que bordea el asentamiento judío de Yitzhar, al sur de Hebrón. Las fuerzas israelíes aseguran que él bajó del coche y acuchilló en el cuello a un soldado israelí antes de que le mataran.
Iyad Hamed fue asesinado en las afueras de la puerta occidental de Silwad. Según los testigos, los soldados abrieron fuego cuando Hamed conducía su coche. Los soldados no permitieron que una ambulancia accediera al área para trasladarle al hospital.
Además de estos asesinatos, se han producido incontables arrestos, ataques contra manifestaciones pacíficas incluyendo funerales, y detenciones arbitrarias por ambas fuerzas de seguridad. De los 115 que fueron arrestados y detenidos, cuatro eran periodistas: Ragheed Tabsieh, Mujahid Al-Sa´di, Yahia Saleh e Ibrahim Al-Abid.
Entre las marchas pacíficas y las manifestaciones que fueron atacadas se encontraba la protesta frente a la sede de la ONU en Ramala, convocada por su incapacidad para apoyar a los prisioneros que se encontraban en huelga de hambre. Las fuerzas de seguridad recurrieron al uso de la fuerza para disolver la concentración. En otras ocasiones, las fuerzas de seguridad dispararon al aire y detuvieron a varios hombres. Durante el funeral de uno de los asesinados en Nablús, la policía usó gas lacrimógeno para dispersar a un grupo de palestinos que se habían reunido en las afueras de la comisaría para pedir que el padre del asesinado fuera puesto en libertad para poder asistir al funeral de su hijo.
A pesar de las informaciones oficiales que aseguran que la tortura no se emplea, los testimonios de las víctimas y de sus familias han confirmado que numerosos detenidos siguen siendo sometidos a malos tratos. El informe menciona el caso de Basil Hasan Othman Filian, que fue arrestado el pasado 23 de agosto. Fue golpeado, colgado de una puerta, y asfixiado casi hasta la muerte. Basil denuncia también que fue desnudado y fotografiado con el propósito de someterle a chantaje. Basil fue arrestado por su condición de secretario general de la delegación de salarios de la Unión de Estudiantes de la Universidad de Birzeit. Más casos de tortura son mencionados en el informe.
Otra de las preocupaciones planteadas por el informe se refiere al número de detenciones arbitrarias por motivos políticos que han llevado a los prisioneros a declararse en huelga de hambre ante su desesperación.
Junto a los tres palestinos asesinados ilegalmente por las fuerzas israelíes, ha habido graves preocupaciones planteadas por el arresto rutinario de palestinos por parte de las autoridades israelíes. Un total de 516 palestinos fueron detenidos por las fuerzas de ocupación durante el pasado mes de agosto. Esto incluye a 73 niños, incluyendo dos niñas menores de edad y diez mujeres.
Estimaciones recientes cifran en 7.000 los palestinos que permanecen en las prisiones israelíes, incluyendo 56 mujeres y 340 niños.