Poco después de que Israel conquistara Cisjordania y la Franja de Gaza en junio de 1967, las autoridades israelíes comenzaron a establecer colonias civiles - asentamientos - en el territorio recién ocupado. Inicialmente eran pocos en número, los asentamientos crecieron constantemente, extendiéndose por todo el territorio palestino ocupado. Hoy en día, cerca de medio siglo más tarde, hay más de 200 asentamientos, sin incluir los eliminados de la Franja de Gaza en 2005. Algunos asentamientos son grandes ciudades, mientras que otros son pequeños puestos de avanzada - todos ellos, cuentan ahora con una población de de más 600.000 colonos.
El área urbanizada de los asentamientos es del 2 % de Cisjordania, además de las zonas agrícolas e industriales que casi doblan esa cifra. Una pequeña cantidad de tierra puede recorrer un largo camino - Ma´ale Adumim, por ejemplo, al este de Jerusalén, ocupa el 0,8 por ciento de Cisjordania, sirve para cortar la Ribera Occidental en dos partes. Por otra parte, las autoridades locales de los asentamientos constituyen alrededor del 37% de Cisjordania - para limitar las áreas de desarrollo palestino.
Los asentamientos israelíes son ilegales según el derecho internacional, constituyendo una grave violación de la Convención de Ginebra. La ilegalidad de los asentamientos es una posición de consenso, apoyada por las Naciones Unidas - tanto en resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General -, así como por la Corte Internacional de Justicia y de la Cruz Roja. Curiosamente, a pesar de que ahora Israel cuestiona esta posición, en 1967, un asesor jurídico del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel escribió un memorando secreto reconociendo que establecer colonias civiles en los territorios palestino ocupados sería ilegal según el derecho internacional.
Los asentamientos han sido respaldados por todos y cada uno de los gobiernos israelíes desde 1967, incluidos los que a menudo se ven en Occidente como más "moderados". El Partido Laborista, por ejemplo, dio origen a los asentamientos en el valle del Jordán, mientras que en los primeros tres meses del primer ministro Ehud Barak en 1999, el gobierno autorizó la construcción de nuevos asentamientos a un ritmo superior a la de la anterior administración del Likud. Incluso Isaac Rabin, hablando un mes antes de su asesinato, afirmó que Israel se aferraría siempre a los asentamientos principales en Cisjordania y Jerusalén Este. El actual gobierno israelí, por su parte, es un firme partidario de la iniciativa de los asentamientos, con el gabinete incluyendo ministros que apoyan la anexión formal a Israel de parte, o toda, Cisjordania.
Los asentamientos tienen un severo impacto sobre los palestinos, ya sea en términos de desplazamiento, división y fragmentación de la tierra, la explotación de recursos naturales cruciales y tierras fuera de los límites. Los colonos también cometen sistemáticamente actos de violencia contra bienes y personas palestinas, con impunidad. Según Amnistía Internacional, la política de asentamientos de Israel es "intrínsecamente discriminatoria", "infringiendo sus derechos a una vivienda adecuada, agua y medios de vida." Human Rights Watch ha descrito a los asentamientos como "parte integrante de las políticas israelíes que desposeen, discriminan, y abusan de los derechos humanos de los palestinos". Hace algunos años, el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial declararó que las políticas israelíes en Cisjordania - con los asentamientos en el frente y el centro - violan la prohibición de segregación y apartheid.