Arededor de 269 hospitales y centros de salud han sido bombardeadas en Siria desde el inicio del conflicto en 2011, según la ONU anunció ayer.
El portavoz especial de la ONU, Dainius Puras, hizo hincapié en el derecho de toda persona a tener acceso a la asistencia sanitaria. Hablando durante una conferencia en Ginebra, agregó que 757 personas del personal médico y sanitario han sido asesinados desde el inicio del conflicto sirio, y describe las muertes como "crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad".
Citando cifras proporcionadas por Médicos por los Derechos Humanos (PHR), una ONG con sede en Nueva York, Puras señaló que el 60 % de los hospitales están cerrados en su totalidad o en parte, como resultado de los ataques.
Elise Baker, de PHR, que también habló en la conferencia, dijo: "El asalto sistemático y generalizado contra los hospitales y médicos, que se orquesta principalmente por las fuerzas del gobierno sirio, ha cortado el acceso a la asistencia sanitaria no a cientos de miles, si no millones, de sirios".
Añadió que desde que el conflicto comenzó en 2011, PHR ha documentado 382 ataques a 269 instalaciones médicas hasta junio. Alrededor del 90 por ciento se llevaron a cabo por las fuerzas del gobierno sirio o fuerzas aliadas rusas, citando pruebas con imágenes de vídeo y fotografías analizadas por los expertos en armas.
Abd Arrahman Alomar, un pediatra que trabaja para la Sociedad Americana de Medicina Siria (SAMS) en las zonas controladas por la oposición, informó a los representantes de que "hay 30 médicos que están aún dentro de la ciudad oriental de Alepo" que carecen de equipos de emergencia y medicamentos para el tratamiento de los muchos casos de traumas y apenas tienen combustible suficiente para hacer funcionar los generadores del hospital durante 20 días.
El grupo documentó más de 280 personas que murieron en los últimos tres días en Alepo oriental, con 400 heridos, entre ellos 61 niños, sólo el domingo.
Puras hizo un llamamiento a la comunidad internacional, pidiendo la identificación de los responsables de estos ataques y llevarlos ante la justicia, diciendo: "Es difícil lograr una paz duradera sin responsabilizar a las personas por estas graves violaciones".