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El Pentágono pagó 540 millones de dólares para hacer falsos vídeos terroristas

El Pentágono pagó a una empresa del Reino Unido PR quinientos millones de dólares para crear falsos vídeos terroristas en Irak en una campaña secreta de propaganda expuesta por la Oficina de Periodismo de Investigación.

La empresa Pottinger, conocida por su gran variedad de polémicos clientes que incluyen al gobierno de Arabia Saudí y a la fundación del dictador chileno Augusto Pinochet, trabajó con el ejército de Estados Unidos para crear la propaganda en una operación secreta.

La empresa representaba a la CIA, el Consejo de Seguridad Nacional y el Pentágono en el proyecto con un mandato para fomentar la mala imagen a Al-Qaeda y justificar el seguimiento de presuntos simpatizantes.

Tanto la Casa Blanca como el general David Petraeus, el ex general que compartió información clasificada con su amante, firmaron el contenido producido por la agencia.

https://twitter.com/TBIJ/status/782571457708777472/photo/1

La operación de Bell Pottinger comenzó poco después de la invasión estadounidense a Irak y se le encargó la promoción de las "elecciones democráticas" para la administración antes de pasar a operaciones más lucrativas tanto psicológicas como de información.

El ex empleado Martin Wells dijo a la Oficina cómo se encontró trabajando en Irak después de haber sido contratado como editor de vídeo por Bell Pottinger. En 48 horas estaba aterrizando en Bagdad para editar el contenido de las secretas"operaciones psicológicas" en Camp Victory.

La empresa creó anuncios de televisión que muestran la peor carada de Al-Qaeda como así también creó contenido para ser difundido como si proviniera de la "televisión árabe". El personal fue enviado para grabar atentados en vídeo de baja calidad. La empresa entonces editaría el material para que se viera como imágenes de las noticias.

Ellos elaborarían guiones para telenovelas árabes donde los personajes rechazarían el terrorismo con felices consecuencias. La firma también creó falsos vídeos de propaganda de Al-Qaeda, los cuales luego fueron plantados por los militares en las casas que asaltaban. A los empleados se les dio instrucciones específicas para crear los videos. "Teníamos que hacer ese estilo de vídeo y teníamos que utilizar material de archivo de Al-Qaeda", dijo Wells. "Debían tener 10 minutos de duración, y tenía que estar en ese formato de archivo, y debíamos codificarlo de esa manera."

Los videos fueron creados para reproducirse en Real Player que necesita conexión a Internet para funcionar. Los CDs fueron incorporados con un código unido a Google Analytics el cual permitió a los militares realizar un seguimiento de las direcciones IP en las cuales los videos eran reproducidos.

Según Wells, los videos fueron recogidos en Irán, Siria y los EE.UU. "Si uno, de 48 horas o una semana más tarde aparece en otra parte del mundo, entonces ese es el más interesante", explicó Wells. "Y eso es lo que están buscando realmente, porque te da una pista."

El Pentágono confirmó que la empresa trabajó para ellos en el marco del Grupo de Trabajo de Operaciones de Información (IOTF) para la creación de contenido que dicen era "veraz". La firma también trabajó bajo la Fuerza de Tarea Conjunta de Operaciones Psicológicas (JPOTF). El Pentágono dijo que no podía comentar sobre las operaciones JPOTF.

La legislación estadounidense prohíbe que el gobierno utilice propaganda en su población, de ahí el uso de una empresa extranjera para crear el contenido.

Los documentos muestran que el Pentágono pagó 540 millones de dólares a Bell Pottinger por sus contratos entre 2007 y 2011, con otro contrato de 120 millones de dólares en 2006. La firma terminó su trabajo con el Pentágono en 2011.

En 2009, se informó que el Pentágono había contratado a la controvertida firma The Rendon Group para controlar la información de periodistas integrados con los militares de EE.UU., para evaluar si estaban dando cobertura "positiva" a sus misiones.

También se reveló en 2005 que la compañía de relaciones públicas con sede en Washington Lincoln Group había estado colocando artículos en periódicos en Irak que fueron escritos en secreto por el Ejército de Estados Unidos. Una investigación del Pentágono desestimó que el grupo tuviera culpa alguna.

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