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Israel vence al mundo árabe y musulmán en capacidad de influencia sobre los candidatos presidenciales de EE.UU.

Puede que sea cierto que los palestinos son demasiado débiles para influir en Trump o Clinton por sí mismos, pero, ¿cómo puede el poder económico colectivo de todo el mundo árabe y musulmán no sólo fallar en conseguir sus objetivos sino ir perdiendo cada vez más capacidad de influencia?
El candidato presidencial republicano , Donald Trump y la candidata demócrata Hillary Clinton saludan a medida que suben al escenario para su primer debate en la Universidad de Hofstra en Hempstead, Nueva York, Estados Unidos,el 26 de septiembre de 2016. REUTERS / Jonathan Ernst

Con la carrera presidencial de los Estados Unidos llegando a su etapa final, con las elecciones  previstas para el próximo 8 de Noviembre, los dos candidatos hacen sus últimas maniobras para tratar de atraer a los votantes. Hay un consenso general en que ambos aspirantes, tanto el magnate y multimillonario Donald Trump por el Partido Republicano como la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton por los Demócratas, son probablemente dos de los candidatos menos populares jamás presentados para este importante cargo. Los dos debates presidenciales celebrados hasta la fecha se han caracterizado por poner el foco más bien en cuestiones personales más que en las políticas, dejando a los votantes estadounidenses y a los espectadores de todo el mundo perplejos con la perspectiva de que alguno de los dos vaya a ser el próximo presidente.

Donald Trump

Trump, un candidato sin experiencia política, ganó sorprendentemente la nominación del Partido Republicano con el eslógan de "hacer grande a América otra vez". Sus propuestas políticas incluyen la construcción de un muro en la frontera con México y la promesa de que México pagaría por él, traer de vuelta miles de empleos a los EE.UU., en particular aquéllos deslocalizados a México o China, y la renegociación de los acuerdos comerciales con varios países, de los que Trump considera que perjudican a los trabajadores estadounidenses. Su apelación a los votantes afroamericanos era simplemente que la situación es actualmente tan terrible que "no tienen nada que perder" si votan por él.

En lo que concierne al mundo árabe, Trump es partidario de "machacar" a Daesh, afirmando que bombardeará " a la escoria de ISIS", utilizando otro acrónimo del grupo yihadista Daesh, así como de reforzar la seguridad nacional a través de "la prohibición total y completa de la entrada de musulmanes a los Estados Unidos hasta que los representantes de nuestro país puedan averiguar lo que está pasando". Recientemente, Trump ha revisado este "veto total" hacia los migrantes para asegurar que EE.UU. sólo aceptará a los que "compartan nuestros valores y el respeto a nuestro pueblo". La propuesta de Trump para detener la ola de refugiados de Siria es simplemente mantenerlos en Siria, afirmando que "lo que me gustaría es construir una zona de seguridad, eso es, construir una gran zona segura y bella en la que la gente pueda vivir, y sean más felices". Él espera que los estados del Golfo pongan el dinero para ello, a pesar de que no es "un gran fan" de Arabia Saudí, y de que considera que Estados Unidos había pagado un precio demasiado alto por "respaldarles".

Su posició sobre Irak ha venido siendo la de oponerse a la guerra en aquel país, pero afirmando que, ya que se ha hecho, Estados Unidos debería haberse apropiado del petróleo iraquí.

Sobre Libia, Trump cambió su postura sobre la intervención militar de Estados Unidos desde cuando afirmaba que "estaríamos mucho mejor si Gadafi siguiera en el cargo en este momento," a decir que  "no me importaba la operación. Y dije la operación. Haces una intervención quirúrgica y lo sacas". Trump ha sido contundente en su crítica a la política de su rival demócrata en Libia, mientras Hillary era Secretaria de Estado.

Bajo su hipotética Administración, Trump prometió al presidente de Egipto Abdel Fattah Al-Sisi que "los Estados Unidos serán un amigo leal, no sólo un simple aliado, con el que Egipto podrá contar en los días y años venideros"

Hillary Clinton

A diferencia de su contraparte republicana, la postura de Hillary Clinton en Oriente Medio es bien conocida por los distintos actores regionales después de su etapa como Secretaria de Estado durante el primer gobierno de Obama. Su profundo conocimiento de la región y sus relaciones cordiales con actores regionales clave podrían ayudar a ofrecer una mayor influencia de Estados Unidos que la que se ha producido durante el gobierno de Obama desde que Hillary abandonó el cargo. Sin embargo, en cuestiones estrictamente políticas, no es probable que se produzca un cambio significativo, ya sea a una posición más dura o más suave en los principales desafíos a los que hace frente la región.

Palestina e Israel

El apoyo incondicional y el compromiso con Israel, y en particular con su seguridad, han ocupado un lugar destacado en todas las elecciones presidenciales recientes de Estados Unidos y la actual no ha sido una excepción. La ya obligada "peregrinación" a la conferencia principal del grupo de presión sionista AIPAC para alabar a Israel y  reafirmar el compromiso "inquebrantable" de Estados Unidos con el "hogar nacional judío" de nuevo reaparece en la campaña de los candidatos a la presidencia de EE.UU. De todos los candidatos aún en pie en ese momento, sólamente el aspirante demócrata Bernie Saunders perdió la oportunidad de exponer su posición en persona. Los candidatos compitieron de manera efectiva, al menos retóricamente, para demostrar su compromiso con Israel, sin criticar ni una sola vez nada que éste haga. Cualquier persona que escuche los discursos jamás habría pensado que Israel está ocupando ilegalmente a otro pueblo o vulnerando un sinfín de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU o imponiendo un bloqueo inhumano sobre Gaza.

Clinton trató de influir en la audiencia de AIPAC al criticar la postura anterior de Trump insistiendo en que "necesitamos una mano firme", en referencia al magnate, pero sin nombrarlo. "No a un presidente que dice que es neutral el lunes, que está a favor de Israel el martes y quién sabe qué el miércoles porque todo es negociable". Ella dejó el listón bien alto insistiendo una vez más: "Bueno, mis amigos, ¡la seguridad de Israel no es negociable!"

Trump, que inicialmente se había comprometido a ser "neutral" sobre las negociaciones entre palestinos e israelíes, causando entonces un gran revuelo con los partidarios de Israel, cambió de parecer ante la AIPAC, donde pronunció un discurso leído en la pantalla de la cámara, algo inusual en él. Trump dijo entonces que era "muy pro-Israelí", haciendo alarde de los "muchos méritos" que tiene en este sentido, llegando a afirmar que "no hay nadie más pro-Israel de lo que yo lo soy". De ahí pasó a hacer hincapié en la necesidad de Estados Unidos de proteger al Estado judío. El candidato conservador reservó todas sus críticas para los palestinos, insistiendo en que éstos tendrían que acabar con el terrorismo. "Tienen que acabar con el terror, porque lo que están haciendo con los misiles, las puñaladas y con todas las otras cosas que hacen, es horrible y se va a acabar de una vez".

Es notable que la más reciente "medida" de Trump en relación al conflicto es "reconocer a Jerusalén como la capital indivisible del Estado de Israel". Esto es lo que manifestó en una larga reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebrada en la Trump Tower durante la visita a los EE.UU. del canciller israelí para hacer su discurso anual en la Asamblea General de la ONU. Esto debió de ser música para los oídos de Netanyahu, ya que la política histórica de los gobiernos de Estados Unidos ha sido evitar este reconocimiento, algo que deja en el aire para ques sea resuelto durante las negociaciones para determinar el futuro de la ciudad santa.

Los programas electorales de ambos partidos, Demócrata y Republicano, han incluido movimientos a favor de Israel durante este año. El programa republicano volvió a incluir una referencia a Jerusalén como capital "indivisible" de Israel, y se elimina la referencia a Palestina, mientras que el Partido Demócrata rechazó una enmienda a su programa para que figurara una "llamada de atención a Israel".

La peligrosa promesa de Trump a Netanyahu sobre Jerusalén sugiere un problema más amplio para los países árabes y musulmanes. Mientras que Israel trabaja sin descanso para influir a su favor en la política estadounidense, los países árabes y musulmanes se cruzan de brazos y simplemente se quejan, u ocasionalmente expresan su decepción por la falta de solidaridad por sus preocupaciones, en particular por parte de los EE.UU. Puede que su juicio sea que Trump no va a ganar la carrera presidencial, y por lo tanto los esfuerzos para influir en él no son productivos. Bueno, en realidad todavía hay una pequeña posibilidad de que pueda ganar y que los países árabes sean un cero a la izquierda a la hora de argumentar a favor de un enfoque más favorable para el conflicto árabe-israelí. Y si gana Hillary Clinton, ¿por qué iba a ser más comprensiva de lo que ha sido sobre las cuestiones de árabes y musulmanes cuando no ha habido ningún intento de influir en su pensamiento durante la campaña electoral?

Puede que sea cierto que los palestinos son demasiado débiles para influir en Trump o Clinton por sí mismos, pero, ¿cómo puede el poder económico colectivo de todo el mundo árabe y musulmán no sólo fallar en conseguir sus objetivos sino ir perdiendo cada vez más capacidad de influencia?

Así las cosas, parece que Israel ha triunfado sobre el mundo árabe y musulmán gracias su trabajo efectivo y sin descanso, por lo que es probable que el próximo presidente de EE.UU. sea más cercano a los objetivos israelíes que sus predecesores.

 

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El profesor Kamel Hawwash es un académico palestino británico de ingeniería con sede en la Universidad de Birmingham. Es comentarista de asuntos de Oriente Medio, vicepresidente del Consejo Británico de Política Palestina (BPPC) y miembro del Comité Ejecutivo de la Campaña de Solidaridad con Palestina (PSC) y ... escribe aquí a título personal.

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