"Soy palestina. Mi sangre es Palestina y Fatah pasea por mis venas", dijo la primera mujer en participar en la organización de una operación paramilitar en Israel al comienzo de su entrevista con los medios. Fatima Bernawi habló apasionadamente sobre cómo el nacionalismo palestino llevaba en su sangre desde la infancia y se enorgullecía de cómo, siendo solo una niña de 9 años de edad, se introducía de contrabando a sí misma para vivir con su padre en Jerusalén después de que su madre y sus hermanos escaparan a Jordania durante la Nakba ("El desastre") de 1948.
Sus padres decidieron que podía quedarse en Jerusalén y comenzó a trabajar como una adolescente. A la edad de 17 años, se trasladó a Arabia Saudí para convertirse en una enfermera en ARAMCO (la compañía petrolera propiedad del gobierno) para ayudar a mantener a su familia. Sin embargo, no se le permitió dar inyecciones a los pacientes por la sencilla razón de que era negra.
Con el tiempo logró regresar a Palestina cuando ella consiguió un trabajo en Qalqiliya en Cisjordania. "La enfermera anterior era muy bonita", recuerda, "pero debido a su belleza, los chicos se saltaban las clases para mirarla, por lo que decidieron que era una distracción y se me contrató en su lugar."
A pesar del hecho de que ella experimentó la Nakba, cuando se hizo mayor, Bernawi enfrentó la discriminación en los círculos árabes debido a su color. Sin embargo, se convirtió en la primera guerrillera palestina femenina y fue la primera mujer en unirse a la lucha armada contra Israel.
Lamentablemente, Fatima Bernawi murió en Amman a principios de este mes.
Mienras el Mes de la Historia Negra de este año llega a su fin, ha habido muchos debates sobre qué constituye ser "Negro". La Unión Nacional de Estudiantes británica ha adoptado "oscuridad política" para definir lo que significa ser negro. La Universidad Nacional de Singapur cree que cualquier persona de una minoría étnica que se haya enfrentado la discriminación puede identificarse como negra políticamente, con la intención de crear una solidaridad entre las minorías étnicas en los campus británicos. Sin embargo, muchos creen que esto está haciendo más mal que bien.
La mujer del medio en la fila superior del cartel es Leila Khaled, otra guerrillera palestina y mucho más famosa que Bernawi en los círculos pro-occidentales de Palestina; ella es el símbolo más común de la mujer combatiente palestina.
El debate también se puede invertir. El año pasado, Ahmed Mohamed, un escolar de Texas, musulmán de origen sudanés, construyó un reloj. Se lo llevó a la escuela para mostrar a su maestro, quien le acusó de "hacer una bomba". Su historia se hizo viral y Ahmed recibió una cantidad significativa de apoyo de la comunidad en las redes, que denunciaron a su maestro y su escuela por discriminación islamófoba.
La bloguera Leena Habiballa, también de origen sudanés, se refirió a la experiencia de Ahmed y la relacionó con ella misma. En su entrada en el blog "Demasiado negra para ser árabe, demasiado árabe para ser negra", escribió: "El cuerpo de Sudán es una constelación rica y complicada de significado, un mosaico de identidad que a menudo se ve comprometida en su traducción de las construcciones raciales occidentales. La mayoría de nosotros somos diferentes combinaciones de africanos, árabes y musulmanes, lo que nos hace inasimilable para los paradigmas raciales occidentales ".
Según Mohamed Elawad, sus identidades árabe y africana "nunca fueron separadas". El sudán-estadounidense considera "Sudán como un cruce entre las culturas árabes y africanas".
Esto no quiere decir que no se haya experimentado el racismo. "Lo que he encontrado extraño es que porque soy de piel clara algunos árabes me dicen que no soy africana". Diferentes experiencias también han desempeñado un papel en la conformación de su identidad. "Tal vez me siento más africana debido a haber recibido más racismo por ser negra que cualquier otra cosa cuando vivía en el Reino Unido... He tenido a gente que me dice que sus familias no me aceptarían para el matrimonio debido a mi color de piel".
Amira (no es su nombre real) es de origen somalí; ella se niega a identificarse como árabe. "Somalia es políticamente árabe [que es un miembro de la Liga Árabe], pero nunca he creído serlo", insistió.
Mientras que el padre de Fátima Bernawi era originalmente de Nigeria, se asocia a sus raíces palestinas por parte de su madre. Es importante tener en cuenta que la identidad es un concepto fluido y muchas culturas tienen factores intercambiables. En términos generales, la identidad individual se ve influenciada en gran medida por la forma en que la gente se identifica a partir de un punto de vista racial; permitir que otros interfieran con esta auto-identificación es muy problemático.
Por otra parte, la idea de que alguien sea más o menos árabe debido a su tono de piel es mucho más que un discurso orientalista; esto explica por qué, en el mundo occidental, Leila Khaled está más comúnmente asociada a ser una mujer-cartel para la guerrilla palestina de Fátima Bernawi. Al mismo tiempo, forzando a la identidad árabe a alguien que se niega a asociarse con ella es racista en sí mismo. Se debe entender que la identidad es una cuestión estrictamente personal y nadie tiene el derecho de obligar a otra persona a pertenecer a una especie racial o cualquier tipo específico de identidad.