La página de Facebook del político egipcio Mohamed ElBaradie incluye una declaración sobre el período que pasó sirviendo al el presidente interino Adli Mansour, tras la destitución del presidente Mohamed Morsi, elegido en 2013. El siguiente texto es la declaración:
Hay algunas luces sobre el periodo egipicio en el que yo fui vicepresidente interino (14 de julio al 14 de agosto de 2013), así que esta breve explicación servirá para esclarecer algunos hechos y contextualizarlos.
Las fuerzas armadas pidieron a los representantes de todas las fuerzas políticas acudir a una reunión en la tarde del 3 de julio de 2013. Se creía que esto era con el objetivo de discutir la explosiva situación en el terreno de las respuestas a las demandas de las grandes multitudes desde el 30 de junio para celebrar las primeras elecciones presidenciales, sumado a la fuerte polarización en el país y la amenaza a la unidad nacional.
Me tomó por sorpresa al comienzo de la reunión que el Presidente de la República [Mohamed Morsi] de facto, había sido detenido por las fuerzas armadas esa misma mañana, sin el conocimiento previo de las fuerzas nacionales. Esto es lo que dio lugar a la no participación de los líderes del Partido Libertad y Justicia, que habían sido invitados a asistir a la reunión. Como tal, las opciones disponibles fueron limitadas. Naturalmente, estas no incluían la posibilidad de llevar a cabo un referéndum sobre la celebración de elecciones anticipadas.
A la luz de un status quo tal -con el presidente y millones de personas que se reunieron en las plazas detenidos- mi prioridad era trabajar para evitar una guerra civil y mantener la paz y la cohesión social a través de una hoja de ruta -que fue elaborada con prisas- construida sobre supuestos que eran completamente diferentes a los acontecimientos que tuvieron lugar a partir de ese momento. Me imaginaba un primer ministro y un gobierno que disfrutara de "todas las facultades para administrar el período de transición"; seguido de elecciones anticipadas presidenciales y, más importante, un comité de reconciliación nacional. A la luz de lo anterior, yo estaba de acuerdo en participar en el período de transición, sobre esta base, como representante de las fuerzas civiles, con el objetivo de ayudar al país a ser liberado de un giro peligroso, en la medida de lo posible, de manera pacífica.
En paralelo con la hoja de ruta, que contribuyó junto con otros factores -incluyendo representantes de las potencias árabes y extranjeras- a los esfuerzos de mediación con los partidarios del ex presidente, con el conocimiento y el consentimiento de todas las partes interesadas, incluidos los representantes del Consejo Militar, para llegar a acuerdos y marcos a fin de evitar la violencia que se había iniciado, derivando en enfrentamientos entre los partidarios del ex presidente y las fuerzas de seguridad y que condujo a la caída de tantas víctimas. El objetivo de mi presencia en el sistema era llegar a una fórmula que garantizara la participación "de todos los niños y las corrientes de la patria" en la vida política, como se dijo en el comunicado del 3 de julio.
Sin embargo, lamentablemente, y a pesar de haber alcanzado un progreso tangible para poner fin al estancamiento a través del diálogo que se prolongó hasta el 13 de agosto, todos estos asuntos tomaron un giro completamente diferente después del uso de la fuerza para disolver las manifestaciones. Esa fue la acción a la que me había opuesto absolutamente dentro del Consejo de Defensa Nacional, no sólo por razones éticas sino también por otros motivos, por la existencia de soluciones políticas acordadas casi unánimemente, que podrían haber salvado al país de caer en un círculo vicioso de violencia y división, y que esto daría lugar a la desviación de la revolución y la creación de obstáculos que dificultaran la consecución de sus objetivos.
Se ha hecho evidente para mí, ahora, que este camino contradice las convicciones de muchas personas. Esto es lo que explica el ataque contra mí por los "medios", así como las amenazas directas que he recibido durante el corto periodo de tiempo en el cual yo estaba de acuerdo en participar oficialmente en el servicio público. Todo esto fue a causa de mis esfuerzos para llegar a una solución pacífica a la crisis política. Naturalmente, a la luz de la citada disposición de la violencia, el engaño y la desviación del camino de la revolución, era imposible para mí seguir participando en un servicio público que contradecía mis propias convicciones, principios y, en particular, el carácter sagrado de la vida y la defensa de la libertad y la dignidad humana, incluso si esto se opone a la corriente principal y la histeria que prevalecía en el momento.
Después de mi renuncia por las razones mencionadas, en lugar de respetar mi derecho a estar en desacuerdo sobre un asunto que era para mí y mi conciencia resulta innegociable, la severidad del ataque vicioso sobre mí aumentó. Este fue lanzado por los medios y sigue basándose en mentiras y desinformación para confundir a la opinión pública. De hecho, el ataque había comenzado ya a finales de 2009, cuando llamé a la necesidad de un cambio político.
Quizás uno de los ejemplos más notables en este sentido fue la grabación y difusión de mis llamadas telefónicas privadas, violando la constitución, la ley, los valores éticos y convenciones, además del uso de técnicas propias de uso de los regímenes fascistas. Una de esas llamadas fue con un ministro americano poco después de la erupción de la revolución en la que exigí que su gobierno proporcionara asistencia técnica y económica a Egipto. Que la comunicación se llevó a cabo a raíz de una reunión que tuve con los líderes del consejo militar durante la cual se discutió la crítica situación económica en el país. Como resultado de ello, yo y algunos otros que asistieron a la reunión, y tenían contactos en el extranjero expresamos nuestra disposición de comunicarnos con nuestros conocidos para pedir ayuda. Los medios sacaron a la luz mi llamada telefónica y afirmaron que era una llamada a la agencia de inteligencia de Estados Unidos. Por supuesto, los que registraron la llamada y han ordenado su difusión -necesariamente los organismos oficiales- se salieron con la suya sin ningún tipo de responsabilidad, por no mencionar, por supuesto, a los que lo transmitieron.
Otro ejemplo notable fue la continuación de la distorsión y tergiversación del papel de la Agencia Internacional de Energía Atómica [IAEA, de la cual ElBaradei era el Director General]. La acción de control del programa nuclear secundó resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU de Irak. La obra, de hecho, fue elogiada colectivamente por todos los estados miembros de la Agencia, entre ellos Egipto, pero no en los Estados Unidos y Gran Bretaña. Esos dos países no podían aceptar los resultados de los informes del OIEA, así como los informes del comité de la ONU que fue encargado de inspeccionar las armas químicas y biológicas. En todos estos informes evidentemente se declaró que no se encontró ninguna evidencia de que Irak había restablecido un programa de desarrollo de armas de destrucción masiva. Estos informes de Washington y Londres niega la oportunidad de obtener una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para legitimar la guerra contra Irak. Como resultado, libraron una guerra ilegítima, el costo de la cual seguimos pagando a día de hoy. En ese momento, los medios egipcios -al igual que la media en el resto del mundo- elogió el papel del OIEA. Esto continuó hasta que se llamó para el cambio político en Egipto. Como resultado, la postura de los medios de comunicación cambió por completo. Lo mismo se aplica a la lista de otras innumerables mentiras sobre mí, personalmente, que han continuado desde la era Mubarak hasta hoy sin interrupción.
Lo triste y lamentable es que la mentiras y desinformación continúan por todas las partes. Por un lado, hay quienes afirman que viajaba al extranjero el 30 de junio de 2013 con el fin de ejercer presión y allanar el camino para la retirada del ex presidente [Morsi]. Afirman que viajé a Israel y que había un plan ideado por la Unión Europea para eliminar el ex presidente y que estaba en contacto con el consejo militar en este sentido. Incluso se afirmó que he tenido conocimiento previo de la decisión adoptada por el Consejo Militar para detener al ex presidente. Sólo más tarde supe que esta acción fue precedida por negociaciones entre el consejo militar por un lado, y el ex presidente y su grupo en el otro. Ninguna de las partes sentía la necesidad de informar a los representantes de las fuerzas civiles de estas negociaciones.
Por otro lado, continúa siendo un hecho que no había ningún camino prometedor para dispersar las manifestaciones en paz. También se alega que consentí en la decisión de utilizar la fuerza para disolver la manifestación en Rabaa Al-Adawiyya y que estaba detrás de la falta de una intervención temprana para romper las manifestaciones antes de la escalada.
Hay mucho más que añadir a los ejemplos ilustrados del engaño y la mentira y el secuestro de la revolución, que se presentó como testigo, y por lo tanto que dio lugar a lo que nos enfrentamos ahora.
No hace falta decir que fue mi opinión, y sigue siendo, que el futuro de Egipto siempre estará sujeto a llegar a una fórmula de justicia transicional y la paz social y un método de gestión basado en la libertad, la democracia, la justicia social, la ciencia y la lógica. Que Dios proteja a Egipto y su pueblo.
Traducido de Albadil.com 1 de noviembre de 2016