El autodenominado Estado Islámico (o Daesh, según su acrónimo peyorativo en lengua árabe) es un grupo guerrillero evolucionado de un grupo terrorista iraquí surgió en el año 2003 como respuesta a la invasión de Irak por parte de los Estados Unidos. Paradójicamente, Washington acusaba entonces a Bagdad de cobijar, financiar y proteger terroristas, cosa que no se convirtió en cierta hasta después de la invasión de Irak. En un Irak destruido por la guerra, luchando contra el invasor estadounidense, con las tropas regulares mermadas después de la debacle militar sufrida, con una sociedad hecha añicos sufriendo la violencia sectaria entre grupos étnicos, (árabes y kurdos, principalmente) y religiosos, (sunníes, chiíes, cristianos...). Estos grupos no solo luchaban entre sí sino que cada uno, por su cuenta, intentaba plantar cara a los invasores de Estados Unidos. Este es el caldo de cultivo de la aparición de Daesh en el país.
Uno de estos grupos, minoritario en un primer momento, se llamaba Yama´at al-Tawhid wa al-Yihad ("La Hermandad de la Unicidad y la Yihad"), y estaba dirigida por Abu Musab Al Zarqaoui, quien más tarde acabó convirtiéndose en el jefe de Al Qaeda en Irak. Durante el periodo de actividad americana en Irak, el grupo comandado por Al Zarqaoui (hasta su muerte en 2006) así como el resto de líderes, Abu Ayub al Masri (M 2010) y Abu Abdullah Al Rashi Al Bagdhadi (M 2010) fueron considerados líderes de una más de las facciones que luchaban contra la ocupación y que continuaron luchando después de la misma por hacerse con el poder en Irak. Abu Bakr Al Bagdhadi, el terror de esta nueva década, pasó desapercibido entre tantos líderes diferentes, además, en aquella época optó por un perfil bajo y, aunque vigilado por las agencias de información como todo líder terrorista, no era, todavía, importante.
Niños soldados
La guerra destruye el entorno familiar y el sistema social de los estados, dejando a las personas desamparadas, de entre los cuales son los niños los más vulnerables, muy fáciles de manipular y convencer en situaciones extremas y de desarraigo. Los terroristas del Daesh se han aprovechado de esta circunstancia prometiendo a los más pequeños un cielo donde hay flores, juguetes, animales y abundancia, por lo que muchos niños no dudan en ofrecerse para morir. Se ha detectado la presencia de niños combatiendo en todo el mundo, usados como milicianos o terroristas suicidas, en sus mochilas del colegio o entre la ropa, los chicos son cargados con explosivos y enviados a la muerte.
En Irak también se les ha detectado luchando desde la invasión de los Estados Unidos, al principio en las filas de la resistencia, pero con la eclosión y la llegada de los grupos yihadistas los menores combatientes fueron captados por estos, aunque también por las milicias chiíes de Irak, situadas en Bagdad, Nayaj y Kerbala y controladas por Muqtada al Sadr. Estas milicias estaban conformadas por unos mil niños soldados de un total de 5,000 milicianos chiíes. También el PKK, grupo guerrillero nacionalista kurdo que opera en Siria, Turquía e Irak tiene entre sus militantes a unos 3.000 niños soldados de un total de 10.000 guerrilleros.
El uso de niños soldados esta terminantemente prohibido por las convenciones de Derechos Humanos y perseguidos por tribunales penales internacionales, no distinguiendo entre ejércitos o milicias. En este caso, el Estado Islámico no duda en hacerse con niños para el combate militar, ya sea mediante la entrega de hijos por parte de padres afines ideológicamente al salafismo yihadista para que sean alistados en la guerra, alistamiento voluntario de menores que desean ser parte de la "yihad", después de un profundo adoctrinamiento, o mediante el secuestro de niños para su uso en combate.
Uno de los casos más sangrantes fue el secuestro de 150 niños kurdos que volvían a sus casas después de los exámenes finales y que fueron capturados para convertirlos en yihadistas, o el caso de Abu Bakr, un niño uzbeko de cuatro años reclutado por el ISIS para “cazar infieles” en Irak El caso es que los niños son fáciles de manipular, asustar y reprimir así como de radicalizar, son usados como escudos humanos o como combatientes de menor valor por parte del yihadismo salafista.
La violencia no solo se ceba con los niños soldados sino también, y de forma especialmente cruel, con las niñas, obligadas a casarse con ancianos u hombres adultos contra su voluntad, obligadas a renunciar a su sexualidad debido a la instauración de la ablación para niñas con edad superior a nueve años, una práctica en teoría contraria al islam, pero que los yihadistas practican en algunos enclaves.