Durante una protesta contra la prohibición israelí de la llamada de los musulmanes a la oración, cientos de musulmanes, cristianos y sumerios judíos convocaron ayer a los musulmanes a la oración en la plaza principal de Nablús, según informó la agencia de noticias Safa.
Residentes, representantes de facciones, seguidores palestinos y representantes de las tres religiones monoteístas asistieron a la protesta bajo el lema "Los minaretes nunca serán silenciados". Todos los participantes realizaron el adhan (llamada a la oración) juntos.
El activista Mazen Al-Danbak, quien pidió la organización de la protesta hace una semana, dijo: "Esta protesta envía un mensaje a la ocupación israelí diciéndole que deje de jugar con nuestros sitios sagrados, además de enviar un mensaje al mundo preguntándole dónde se posiciona con respecto a estas flagrantes violaciones contra los lugares sagrados".
"Le decimos a la ocupación que abandone nuestra tierra e insistimos en que no será capaz de silenciar los minaretes y no los detendrá en sus llamadas de Allahu Akbar".
El gobernador de Nablús, Akram Al-Rajoub, dijo que la protesta envió un mensaje a la ocupación israelí de que "no podrá dominar mezquitas e iglesias".
El muftí de la ciudad palestina, el jeque Ahmed Shobas, dijo: "Preservar el adhan es un rito religioso que debe estar garantizado para los seguidores de todas las religiones".
El obispo de la Iglesia Católica en Nablús, Yousef Sa'ada, condenó el intento israelí de silenciar la iglesia, señalando que es una "señal de la bancarrota ética, moral y política de la ocupación israelí".
"Los seguidores palestinos de todas las religiones están unidos contra este proyecto de ley israelí. Esta es una prueba de que Israel ha comenzado la etapa de colapso y se está desvaneciendo".
Los Secretarios de los Sumerios, un grupo judío de Nablús, también condenó la medida israelí. "No habrá seguridad ni paz hasta que los seguidores de todas las religiones puedan practicar libremente sus rituales religiosos".
"Mientras se produzca la llamada de Allahu Akbar cinco veces al día y las campanas de las iglesias sigan sonando todos los domingos, nosotros, los sumerios, nos sentiremos seguros".