En los últimos lustros, el movimiento feminista se ha ido visibilizado paulatinamente en el Reino de España, ante la aparición de una serie de debates que han propiciado la creación una dialéctica en clave presuntamente feminista, dejando en evidencia a los pretenciosos. ¿Quién no recuerda el “miembros y miembras” de la ex ministra Bibiana Aído?
Algunas leyes promulgadas por el ex presidente socialista José Luís Rodríguez Zapatero (2004-2011) se enmarcan en este mismo proyecto de igualdad de géneros; como por ejemplo la ley de Igualdad de Género, así como de la habilitación de una línea telefónica dedicada exclusivamente a atender las denuncias por violencia de género, ambas enmarcadas en las políticas de corte "feminista" del líder socialista.
Todas estas medidas estatales, sin embargo, fueron duramente criticadas por los propios movimientos feministas, que consideran que lejos de ser una solución, son apenas pequeñas tiritas en una gran herida abierta, y echaban en falta políticas más ambiciosas que atajaran el problema de raíz. Pero estas políticas fueron a su vez objeto de furibundas críticas procedentes de los sectores más reaccionarios y ultraconservadores, que acusan a estas leyes y a quienes las promueven de ser anticonstitucionales por "discriminar a los hombres", alegando de forma más que cuestionable y contra toda estadística que la violencia “no tiene género”.
Así, esta es la imagen del debate feminista que se ha generado en Europa, concretamente en España, pero ¿qué sabemos de los feminismos de los "extra-muros de la civilización"?
Actualmente existe en Europa un proyecto llamado Red Decolonial Europea que tiene como objetivo “decolonizar” el pensamiento y la lógica en la que se articula, otorgando una “mayoría de edad” real a los pueblos de extramuros para que gestionen sus problemas y alegrías sin la tutela del auto-proclamado Occidente. Así mismo, pretende que los ciudadanos de intramuros sean capaces de mirar “ al otro” ( de intra o extra muros; gitanos, minorías religiosas, musulmanes, negros, inmigrantes…) como iguales sin tintes culturalistas o paternalistas.
Se trata sin duda, una ardua tarea que requerirá y requiere de mucha paciencia, didáctica, voluntad política y financiación.
Dando fe de la vigencia y actualidad de estos proyectos y en la órbita del 25-N (el Día Internacional por la Erradicación de la Violencia de Género); por la igualdad entre sexos y entre pueblos, en las últimas semanas se han celebrado en Madrid (capital del Reino de España) una serie de eventos que tienen como elemento común la visibilización de problemáticas consideradas de extramuros, como la guerra mundial de Siria, los feminismos del sur, el feminismo islámico decolonial, perspectivas del feminismo islámico…
Me llama especialmente la atención el término “feminismo islámico” ¿Es posible crear un sintagma nominal que provoque más recelo, rechazo y desconfianza que éste? ¿Qué nos viene a la cabeza cuando pensamos en feminismo islámico? ¿Velos, mujeres extranjeras ( no blancas) liberándose de sus opresores moros o liberadas por marines blancos y machos?
Al margen de lo que se nos pueda venir a la cabeza, lo cual es difícil que no esté infundado por los mass-media, el feminismo islámico es tan heterogéneo, variado y amplio como los son el feminismo y el islam.
Así como el islam es la religión de miles de millones de musulmanes, que tienen culturas, ideologías y lenguas diferentes ( los musulmanes de España hablan castellano, catalán, vasco… los de Egipto árabe, los de Marruecos bereber o árabe, los de Nigeria hasua, las paquistaníes urdu o panyami…) el feminismo a su vez combate los problemas de las mujeres en diferentes situaciones o contextos; por ejemplo, tal vez las feministas saudíes, desde sus convicciones, combatan las leyes retrógradas y medievales de su Reino, mientras que a las musulmanas de Honduras quizás les preocupe más el alto índice de asesinatos en sus calles, a las colombianas el acoso callejero, a las francesas la amenaza de Daesh o el auge de la extrema derecha, etc.
A pesar de que este feminismo existe, debido a la islamofobia latente en el Reino de la Península Ibérica, se obvia en innumerables ocasiones y más a menudo aún, las musulmanas son inquiridas sobre su opinión sobre las injusticias cometidas contra otras musulmanas en el mundo, pues a ellas no se les presupone empatía, anhelo de justicia o sororidad como a cualquier otra mujer de intra-muros, ¿nos imaginamos preguntando a una cristiana de base si empatiza con los genocidios en nombre del cristianismo en África? Rozaría lo absurdo, sin embargo, si podríamos imaginar con total naturalidad el acoso a una mujer gitana para que reniegue de la supuesta tradición ancestral de su pueblo de romper el himen con un pañuelo. El tema de la islamofobia por su vigencia y repercusión merece ser tratado en un artículo aparte, más adelante, como el feminismo islámico
Aunque escueza en la fe de los musulmanes retrógrados y los supuestos "ortodoxos" del islam o a aquellos pobres islamófobos y orientalistas que se empeñan en negar la existencia del feminismo islámico, éste existe, y de hecho ya se está situando en la vanguardia del feminismo, porque el patriarcado de "moros y cristianos", junto con la islamofobia lo hacen cada día más fuerte.