La presidencia egipcia anunció antes de ayer tres días de duelo tras una explosión en las inmediaciones de la catedral copta ortodoxa en Abbasiya, al este de El Cairo, que causó la muerte de 25 personas y causó heridas a docenas más.
El portavoz del gobierno, Ashraf Sultan, describió el bombardeo como una "agresión pecaminosa", subrayando que "tales incidentes no afectarán la unidad del pueblo egipcio".
Cientos de egipcios se reunieron en medio de medidas estrictas de seguridad cerca del lugar de la explosión, coreando consignas para condenar el incidente y exigiendo el arresto de los perpetradores.
Mientras tanto, los manifestantes dentro de la iglesia impidieron la entrada de varios funcionarios, entre ellos el primer ministro Ismail Sharif y el ministro del Interior, Magdi Abdel Ghaffar.
En un comunicado, el presidente Abdel Fattah Al-Sisi dijo: "Este terrorismo traicionero ataca a los coptos, a los musulmanes y a Egipto que, como de costumbre, se volverá más fuerte y más coherente frente a estas circunstancias".
Al-Sisi ha prometido indemnizar a las víctimas de la explosión.
El incidente ocurre dos días después de que seis agentes de seguridad murieron y otros tres resultaron heridos en una explosión en el distrito de Al-Haram, en Giza.
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