En cuestión de pocos meses se cumplirán dos años desde que la coalición liderada por Arabia Saudí comenzó su operación militar en Yemen. La guerra continúa, y la coalición insiste en su objetivo de expulsar a las fuerzas de Saleh del país y restaurar el poder de Abd Rabbuh Mansur Hadi. Sin embargo, los protagonistas políticos siguen divididos en cuanto a si la coalición está "interviniendo" en Yemen o se trata de una invasión.
La religión, el territorio y la política tribal de Yemen suelen ser asuntos de debate; aunque esta guerra se suele explicar en base al objetivo de quién ostenta el control de la capital, Sana'a. El papel de Emiratos Árabes Unidos (UAE) en el conflicto demuestra, sin embargo, que se están ignorando otros aspectos, que hay más en juego.
La semana pasada surgieron informes que muestran al Príncipe Heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, expresando su preocupación sobre el papel de los UAE en Yemen. Bin Salman declaró que cree que los UAE pretenden dividir Yemen en dos. Esto sucede después de que los UAE desplegaran tropas para recuperar a localidad de Shabwa de las manos de Al-Qaeda, e informes posteriores afirmaron que los UAE están estableciendo un cinturón de seguridad entre Hadhramout y Shawba para controlar los campos de petróleo. Esto terminará por desembocar en la expulsión de las tropas yemeníes del norte hacia la provincia del sur.
UAE y su favoritismo por el sur
Marzo no sólo marcará el aniversario del comienzo de las operaciones militares de la coalición en Arabia Saudí en Yemen, también marcará el triunfo de los rebeldes hutíes al controlar áreas al sur de la capital yemení. Su capacidad militar en Taiz se fortaleció, y se asentaron las condiciones para asediar a su población de medio millón de personas que ahora mueren de hambre atrapados entre dos frentes.
Las fuerzas hutíes y de Saleh también avanzaron rápidamente hacia Lahij y Adén en marzo, y el 25 de marzo de 2015 ya controlaban el aeropuerto internacional de Adén. Tanto Yemen central como Yemen del sur caían rápidamente en ante el avance de las fuerzas hutíes y de Saleh cuando la coalición saudí comenzó sus ataques aéreos. En cuestión de meses, se expulsó a las fuerzas rebeldes de la zona sur de Yemen. El 15 de julio de 2015 el Ministro de Asuntos Exteriores de los UAE, Anwar Gargash, dijo en una críptica declaración que la guerra prácticamente había terminado para las tropas emiratíes. El 17 de julio, Hadi anunció que Aden había sido liberada. A esas alturas, muchos esperaban que las fuerzas rebedes se retirasen de Taiz. Esto no sucedió, de hecho, defendieron con más fuerza su control de la ciudad.
La principal razón que hay tras el éxito en Adén y el fracaso en Taiz es la diferencia entre las formas en las que la resistencia anti hutíes/Saleh fue apoyada en cada provincia. En general, en el sur de Yemen los UAE invirtieron tiempo, dinero e incluso la vida de sus propias tropas para financiar, entrenar y respaldar a las fuerzas locales.
En Taiz, la resistencia ha recibido poca ayuda de los UAE o del resto de la coalición saudí. A día de hoy, además de entrenamiento y armamento esporádico, la principal ayuda de la coalición recibida por los soldados locales ha sido la coordinación de ataques aéreos a medida que avanzan sobre el terreno. Está claro que los UAE no tenían mucho interés en la seguridad de Taiz o de otras provincias al norte de Yemen.
Sin embargo, sería incorrecto decir que los UAE han ignorado completamente su papel en las zonas del norte de Yemen, sobre todo si nos fijamos en cómo se involucraron a la hora de formar al ejército nacional y a las tribus en Marib.
Incluso cuando las fuerzas de las resistencias obtienen triunfos significativos contra las fuerzas hutíes y de Saleh, suelen ser incapaces de mantenerlos debido al poco apoyo popular que reciben. En marzo de este año, los soldados locales consiguieron controlar Beer Basha, acabando con el asedio rebelde sobre Taiz; sin embargo, no lograron mantenerlo a salvo y perdieron el control de la zona poco después.
Emiratos Árabes Unidos y el régimen de Saleh
Menos de tres semanas después del inicio de la ofensiva de la coalición saudí, llegaron informes de que Riad estaba preocupada por el papel que jugaban los Emiratos en el conflicto de Yemen. Una fuente oficial anónima declaró a los medios árabes que el gobierno saudí no está satisfecho con la postura de los UAE respecto al desarrollo del conflicto. Esta fuente también explicó que se sospechaba que "Emiratos esté intentando obtener el control al involucrarse en la Operación Tormenta Decisiva por una parte, mientras que por otra apoya a los hutíes y a Ali Abdullah Saleh."
Antes de la revolución de 2008, el por aquel entonces presidente Ali Abdullah Saleh entregó a Abu Dhabi un contrato para que Emiratos dirigiese los puertos de Adén. Cuando el contrato se disolvió después de la revolución, los yemeníes en contra del régimen de Saleh consideraron esto como algo que celebrar, ya que simboliza el fin de un proyecto de inversión del que el régimen de Saleh era el principal beneficiario.
El hecho de que el hijo de Saleh, Ahmed, aún esté en Emiratos y que fuese nombrado embajador yemení en el país tras la revolución, durante el gobierno de Hadi, también es simbólico; el régimen de Saleh permitió a Abu Dhabi que protegiese sus intereses en Yemen. También sugiere que, incluso tras la revolución yemení, los lazos económicos entre la familia Saleh y Emiratos aún son fuertes.
Aunque hay pocos indicios que demuestren que Abu Dhabi quiera que Saleh recupere el poder, la relación actual y previa del Estado del golfo con Saleh y su familia sigue siendo relativamente amistosa. Esto no supone que Emiratos apoye políticamente a Saleh, más bien demuestra los fuertes lazos económicos entre el régimen de Saleh y el gobierno emiratí. Más que buscar la vuelta al poder de su antiguo aliado, Emiratos busca medidas que protejan sus propios intereses.
Los intereses económicos de Emiratos Árabes Unidos en el sur de Yemen
Durante años, Abu Dhabi ha comprendido que Adén tiene una gran importancia estratégica para la economía emiratí. Contar con un gran círculo de influencia en Adén significaría para Emiratos tener fácil acceso al Océano Índico y el Mar Rojo, además de una ruta alternativa al Estrecho de Ormuz a través del Golfo de Omán.
Asegurarse el control del Océano Índico y el Mar Rojo supone una mayor presencia emiratí en África oriental. Esto es especialmente importante para los EAU si quieren extender sus ambiciones militares en el este africano, como han hecho en el puerto de Assab, en Eritrea. El puerto ha sido utilizado por Emiratos como base naval, base aérea y centro de entrenamiento.
Esto no debería sorprender a nadie, ya que, desde hace mucho tiempo, Abu Dhabi ha mostrado sus aspiraciones de aumentar su capacidad militar. Emiratos también fue el único país árabe que envió tropas a Afganistán con la OTAN en 2003, que fueron entrenadas directamente por militares de élite de la Alianza Atlántica. Incluso antes de esto, en los años 90, la inversión de Emiratos en su ejército aumentó significativamente.
Los intereses económicos también juegan su papel en todo esto. Contar con una presencia estratégica así en las regiones costeras del sur de Yemen no sólo significa proteger los intereses militares de Emiratos, sino también los económicos. El acceso a los diversos puertos y rutas marítimas supone una gran oportunidad para los UAE de ampliar su mercado.
No hay duda de que la coalición saudí sólo tiene un objetivo en Yemen: restablecer las cosas como estaban antes del golpe de Estado de los rebeldes hutíes en septiembre de 2014. Sin embargo, no se deben ignorar las diferentes agendas e intereses. Emiratos Árabes Unidos protegió claramente sus intereses y su influencia en Yemen durante el régimen de Saleh, pero después ha llevado a cabo medidas alternativas para proteger sus intereses en el país. Si los activistas separatistas del sur son persistentes, podría darse pie a un nuevo debate acerca de la futura unidad del país.