Rusia e Irán se han estado coordinando estrechamente en relación a su apoyo al presidente sirio Bashar Al-Assad en la terrible guerra civil siria. Sin embargo, en ocasiones aflora cierta rivalidad entre los dos países, dejando a Assad como el principal perdedor, tras haber sido mermada su influencia política en favor de sus socios regionales.
Esta rivalidad se refleja claramente en la estratégica provincia de Homs, donde ambas partes intentan imponer su autoridad, especialmente en los cuerpos de seguridad del país.
La agencia Suriya Net informaba recientemente de que los altos oficiales y el jefe de las fuerzas de seguridad en Homs habían sido destituidos de sus cargos por orden de Moscú. La reorganización se llevó a cabo con el fin de cortar los lazos de las fuerzas de seguridad policial con el aparato de defensa nacional, éste último fuertemente respaldado por Irán y reducir los intentos de Teherán de bloquear los esfuerzos rusos de reconciliación en la zona.
Así, fuentes de medios leales al régimen sirio informaron a principios de este mes de que el oficial Iqab Abbas fue apartado de su cargo como jefe de la Seguridad del Estado y reemplazado por el general de brigada Ibrahim Darwish, quien era presidente de la rama de Seguridad del Estado en la provincia de Hama.