El ministro israelí de Defensa, Avigdor Lieberman, pidió el lunes a los judíos franceses que abandonasen su país para protestar contra la conferencia organizada en París el próximo mes con el objetivo de reanudar las conversaciones de paz entre Israel y Palestina, según citó el diario israelí Yedioth Ahronoth.
El gobierno israelí ha declarado reiteradamente en los últimos meses que no participará en la conferencia, que se celebrará el 15 de enero con la participación de representantes de 70 países.
Hablando en una reunión de su partido, el ultraderechista Yisrael Beiteinu, Lieberman habría dicho:
"Tal vez sea hora de decirle a los judíos de Francia: "este no es vuestro país, esta no es vuestra tierra. Salid de Francia y venid a Israel".
"Esa es la única respuesta a esta trama", agregó Lieberman, en referencia a la conferencia prevista.
También criticó el las fechas de realización del evento, que se celebrará poco antes de las elecciones presidenciales francesas. "Con las elecciones en Francia a la vuelta de la esquina, este no es el momento para una cumbre de paz", dijo el periódico citando a Lieberman. "La conferencia prevista es un tribunal contra el Estado de Israel".
"El objetivo de esta cumbre es socavar la seguridad del Estado de Israel y empañar su buen nombre".
Según la página web de la Agencia Judía para Israel (una organización paraestatal responsable de la inmigración judía a Israel), se calcula que en Europa viven aproximadamente 1.5 millones de judíos, de los cuales aproximadamente 600.000 residen en Francia. Según datos de la Agencia Judía, unos 8.000 judíos franceses emigraron a Israel el año pasado. Un informe anterior emitido por la oficina del primer ministro israelí encontró que 6.655 judíos habían partido de Francia a Israel en 2014, en comparación con los 3.293 del año anterior.
El viernes, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución en la que se pedía a Israel que detuviera la construcción de asentamientos y la expansión de su colonización de los territorios palestinos. La resolución, que fue copatrocinada por Malasia, Nueva Zelanda, Senegal y Venezuela, fue aprobada por un resultado de 14 votos a favor, después de que Estados Unidos se abstuviera.
Como represalia a la resolución, Israel y su primer ministro Benjamin Netanyahu han desplegado una batería de medidas de castigo, como la promesa de llevar a cabo “demoliciones por venganza” de cientos de hogares palestinos; la construcción de 5.600 viviendas en Jerusalén Este para edificar asentamientos ilegales; recortar la financiación a cinco instituciones de las Naciones Unidas por un valor de 7,8 millones de dólares con la amenaza de cebarse con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA) con la ayuda de Donald Trump; y ha retirado a sus embajadores de Senegal y Nueva Zelanda.
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