Se han recorrido miles de kilómetros aéreos y se han consumido cenas lujosas en restaurantes de cinco estrellas parisinos a costa del pueblo palestino; cuando los representantes de 70 países se reunían este fin de semana en una conferencia para retomar la “única forma” de resolver el conflicto entre Palestina e Israel – la solución de dos Estados. Por supuesto, como resulta obvio para cualquiera que la observe objetivamente, está “solución” está en vías de acabarse por completo. El comunicado final, por su parte, podría haberlo escrito cualquier participante en el ordenador de su casa.
Sorprendentemente, estoy de acuerdo con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en que la conferencia de París fue “inútil”, aunque por diferentes razones, de las que hablaré después. Sin embargo, se pasó de la raya al rechazarla incluso antes de que se celebrara, declarando que la conferencia era un “engaño palestino bajo los auspicios franceses, creado para que se adopten más medidas contra Israel”. Describiéndola como “una de las últimas luchas del mundo del ayer”, Netanyahu añadió que “el mundo del mañana será diferente, y está muy cerca”.
Con "el mundo del ayer" se refería a un mundo en el que Israel era criticado (ocasionalmente) por sus agresivas políticas, aunque esto nunca le supuso ninguna consecuencia. Para él, el futuro es el “Trump twittero”, quien cree que no se puede seguir tratando a Israel con “tanta falta de respeto”. “Los israelíes solían ser grandes amigos de EEUU”, twitteó el presidente electo estadounidense, “pero ya no. El principio del fin fue el terrible acuerdo con Irán, ¡y ahora esto (la ONU)! Aguanta, Israel, ¡se acerca el 20 de enero!”
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 2334 justo antes de Navidad, en la que criticaba los asentamientos ilegales de Israel. Netanyahu ha dicho que la resolución es “vergonzosa”. Las intenciones de Trump se confirmaron cuando repitió varias veces que desplazaría la embajada de EEUU desde Tel Aviv a Jerusalén, ciudad que ningún Estado reconoce como la capital de Israel, a la espera de la determinación del destino de la Ciudad Sagrada mediante las negociaciones con Palestina. La mera mención de esta posibilidad enfureció a los palestinos. El presidente Mahmoud Abbas advirtió que este hecho “tendría un terrible impacto en el proceso de paz, en la solución de doble Estado y en la estabilidad y la seguridad de toda la región”. Mohammed Shtayyeh, negociador palestino, fue más allá: “Una de las medidas que estamos [los palestinos] considerando es el problema del reconocimiento entre la Organización para la Liberación de Palestina e Israel”, advirtió. “Si pasa esto, ya no será válido”, añadió refiriéndose al desplazamiento de la embajada.
La conferencia de París – a la que no asistieron ni palestinos ni israelíes – concluyó con una declaración que reafirmó que el mundo quiere la paz mediante la solución de doble Estado, y pidió a ambas partes que se comprometieran con ella. Así, los dos bandos estarían “desvinculándose de aquellos que rechazan la solución”. En otras palabras, retoma la antigua posición de que esta es “la única alternativa”, y cualquiera que no esté de acuerdo es que no está interesado en lograr la paz. Los participantes pidieron a ambos países que se abstuvieran de tomar medidas unilaterales. La declaración también hizo referencia a las recomendaciones del Cuarteto, de la Iniciativa por la Paz Árabe y de los “parámetros” del secretario de estado estadounidense, John Kerry. Gaza fue mencionada entre los posibles beneficios de un acuerdo de paz en términos económicos, gracias a una alianza especial con Europa. El futuro también podría ser testigo de “la convocación de foros para la sociedad civil israelí y palestina, para así promover y pacificar el diálogo entre las partes y reforzar la función de la sociedad civil”.
Mientras se anunciaba la declaración, salió a la luz que Reino Unido no firmó, ya que corría el riesgo de provocar que se “endurecieran las posiciones”. Puede que esto sea significativo a la hora de hablar del futuro punto de vista británico acerca del conflicto, tras su apoyo a la resolución 2334 y la crítica de Theresa May al discurso de Kerry, que tachó de “inapropiado”. May podría estar posicionándose junto al futuro gobierno de Trump más que con el de Obama. Poco después de la conferencia de París, Donald Trump declaró al Times que encargará a su yerno, Jared Kushner, que negocie un proceso de paz en Oriente Medio, aunque también instó a Reino Unido a vetar cualquier otra resolución del Consejo de Seguridad que sea crítica con Israel.
Sin duda, mientras que los palestinos celebraban la conferencia de París, ya que sigue poniendo su causa en la agencia internacional; Israel la consideró un obstáculo a su colonización de Palestina. Quiere evitar, a cualquier precio, la creación de un Estado palestino. Israel ve en Trump un aliado que se involucrará menos en el conflicto y que dictará cómo será su futura relación con Palestina mediante “conversaciones” bilaterales. El equipo creado por Trump está muy de acuerdo con su punto de vista, incluyendo su elección de embajador en Israel, David Freedman, quien ha declarado su apoyo al desplazamiento de la embajada a Jerusalén. Tanto el secretario Kerry como el ministro de exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, tienen en cuenta el peligro que esto supone. Este último lo considera “una provocación que tendrá serias consecuencias”.
Mientras se formulaba el predecible resultado de la conferencia de París, daba lugar un evento potencialmente más importante en Moscú. Bajo la égida de la Academia de las Ciencias de Rusia, varias facciones palestinas se reunieron para discutir su división e intentar llegar a un acuerdo común.
La unidad palestina es vital en la era Trump, cuyo innegable apoyo a Israel podría traducirse en aún más miseria y desesperanza para el pueblo palestino. Hechos irreversibles “sobre el terreno” alejarán más aún la paz para Palestina. La negativa de Trump a reunirse con los representantes palestinos, mientras se acerca a Netanyahu, es una clara indicación de qué dirección tomará su gobierno. Permaneciendo unidos es la única manera en la que los palestinos pueden resistir a esta fuerza destructiva.
El mensaje de los palestinos al “Trump twittero” debe llegarle a través de su vía favorita: @realdonaldtrump: Nosotros, los palestinos, estamos unidos, resilentes y firmes en nuestro compromiso con la autodeterminación, la independencia y la libertad. ¡Ayúdenos a conseguir la paz!”