El ministro palestino de Asuntos Exteriores, Adnan Al-Husseine, declaró el lunes que Israel está siguiendo una política de “limpieza étnica” contra los habitantes palestinos de Jerusalén.
Anadolu Agency citó a Al-Husseini, quien dijo que “hace poco, las autoridades israelíes destruyeron varios hogares palestinos [en Jerusalén] bajo el pretexto de que habían sido construidos ilegalmente”.
“Israel quiere erradicar y expulsar al mayor número posible de palestinos de sus caras, y así construir aún más establecimientos ilegales [en el territorio árabe expropiado]”, añadió.
El ministro palestino le pidió a la comunidad internacional que responsabilizara al gobierno israelí, señalando que la situación exige “acción real e inmediata”. Destacó que la comunidad internacional debería “obligar” a Israel a acatar el derecho internacional y detener la construcción de asentamientos.
Israel ocupó Cisjordania – incluido Jerusalén oriental – durante la Guerra de Oriente Medio de 1967. Más tarde, en 1980, se anexionó la ciudad y la declaró como capital del Estado judío, algo nunca reconocido por la comunidad internacional.
La ley internacional considera Cisjordania y Jerusalén oriental “territorios ocupados”, y condena toda construcción de asentamientos judíos en la zona.
Según datos oficiales de Israel, hay más de 316.000 habitantes palestinos en la ciudad de Jerusalén.
Los palestinos acusan a Israel de emprender una agresiva campaña para “judaizar” la ciudad histórica, con el objetivo de borrar su identidad árabe e islámica y expulsar a sus habitantes palestinos.
Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), las autoridades han derribado 183 hogares en Jerusalén oriental en 2016, más que en 2015 (79 casas).
En un intento por resolver el conflicto entre Israel y Palestina, los representantes de más de 70 países y organizaciones atendieron a una conferencia de paz en Oriente Medio celebrada en la capital francesa de París el pasado domingo, en la que pidieron la reanudación del proceso de paz entre ambos países. Los palestinos agradecieron la conferencia, pero Israel considera que estuvo “amañada”.