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Irak: a través del objetivo

Se escuchabann explosiones durante el día, los niños miraban a los aviones de combate en el cielo, y todos – incluidos los trabajadores humanitarios – “sólo queríamos escapar”.

Puede que el fotógrafo Ty Faruki sea tan interesante como sus imágenes. De origen ucraniano y pakistaní, viajó a Ucrania para cubrir la crisis de Crimea de 2014, y, más recientemente, viajó al centro de Irak para intentar no sólo descubrir la verdad sobre los titulares occidentales, sino también para conocer más sobre su descendencia árabe. Después de todo, fue la Guerra de Irak de 2003 la que le hizo regresar a sus raíces, culminando en su conversión al Islam.

Impulsado por los informes de las actividades del Daesh en el país y el caos generalizado de la zona, Ty – con la cámara bajo el brazo – viajó en diciembre desde Londres a Estambul, donde embarcó en un avión con destino a Erbil, en la región kurda del norte de Irak. Desde Erbil viajó a otras ciudades iraquíes – Mosul, Aqrah, Qayyarah – en las que las autoridades kurdas se esforzaban por extinguir los incendios en varios campos de petróleos, causados por los militantes del Daesh por razones estratégicas.

Inicialmente, al no estar asociado con ninguna organización particular, Ty no pudo conseguir una visa. Sin embargo, su falta de afiliación de Ty (sólo contaba con una tarjeta de prensa de la Unión de Periodistas) acabó por favorecerle. El fotógrafo se dio cuenta rápidamente de que los periodistas afiliados a la prensa no tenían acceso a ciertos lugares, o, al menos, estaban supervisados para asegurar que informaban de lo que las autoridades requerían. En Irak, Ty fue detenido varias veces en puntos de control y acusado de ser un espía israelí.

A pesar de no saber árabe ni ninguna lengua kurda, el fotógrafo consiguió “revelar la naturaleza de lo que estaba ocurriendo realmente.” En Erbil, hizo amistad con Mohammed Salim, un conductor de Mosul que consiguió escapar del Daesh con su familia pagando 9.000 dólares a uno de sus militantes. Al principio, Daesh no suponía un gran problema, pero, después de que Mohammed escuchase rumores de que el grupo – una curiosa mezcla de radicales blancos “marginados”, japoneses, chinos y árabes que ‘buscan ser parte de algo’ – pretendía llevar a cabo mutilaciones genitales femeninas, supo que tenían que marcharse.

En otro lugar de Erbil, Ty se sorprendió al ver que a la gente común no le importaba demasiado la religión de los demás; zoroastrianos y yazidis son más que bienvenidos, y abundan los cristianos. “La gente sólo quiere llevarse bien”, recordaba Ty, que también deparó en que nadie pensaba en las crucifixiones y ahorcamientos de cristianos realizadas por el Daesh. Aunque el grupo persigue a los homosexuales, los cristianos, según Salim, tenían que “pagar un impuesto para quedarse o irse.”

En Mosul – donde sólo pudo entrar con la ayuda de una ONG aliada de la ONU – la situación era más grave. Ty no sabía si los niños sin techo de las calles eran huérfanos. En Mosul, repleta de paredes desmoronándose, agua sucia y el olor a excrementos animales, Ty vio más un pueblo que una gran ciudad, algo “nada parecido a Ucrania.” Se escucharon explosiones durante el día, los niños miraban a los aviones de combate en el cielo, y todos – incluidos los trabajadores humanitarios – “sólo queríamos escapar”.

Mientras que muchos árabes lamentaron la invasión de Irak y la caída de Saddam Hussein, recordando las palabras de Joni Mitchell “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”, las cosas parecían mejorar para los kurdos del país. Desde la expulsión de Hussein, los kurdos han contado con más poder y autonomía y han establecido una especie de enclave autónomo.

A diferencia de lo que muchos creen, Ty notó que los kurdos que conoció adoraban a Tony Blair y a George W. Bush; sienten que tienen una “enorme deuda” con Occidente. No sorprende que Ty también mencionara cómo los soldados de la Peshmerga kurda combaten al Daesh junto a las tropas americanas. Aun así, también destacó que las fotos de las jóvenes soldado rubias kurdas que luchan contra el Daesh fueron producto de la propaganda kurda. “Nadie ha visto a estas mujeres”, reafirma Ty.

De hecho, los árabes y kurdos con los que habló Ty parecían tener un punto de vista muy diferente, ya que la tensión entre ambos pueblos está por las nubes. Mientras que los kurdos que conoció Ty apoyan a Irán, los árabes están divididos, dados los distintos papeles que juega Irán en Irak y Siria. Debido a las políticas de los kurdos respecto a sus intentos de división, así como el reciente recuerdo de la limpieza étnica de kurdos de Saddam Hussein en los 80; las diferencias entre ambos que vio Ty no deberían sorprender a nadie.

Ty también deparó en la falta de entendimiento de los árabes de los kurdos. Para algunos, la lengua de los kurdos es el iraní, y, por lo tanto, ininteligible para los árabes iraquíes. Además, las religiones que practican los kurdos, como el zoroastrianismo y el yazadismo son malinterpretadas. “Los árabes no entienden las creencias de los zoroastrianos y yazidis”, dijo Ty. “No saben qué representan.” Se suelen referir a los zoroastrianso como los “adoradores del fuego”, lo que es un gran ejemplo de la malinterpretación que rodea a la religión monoteísta más antigua del mundo.

Sin embargo, al final el problema del Daesh resulta ser el problema que más tiene en cuenta la mayoría. Según el fotógrafo, el grupo se ha alzado como resultado del vacío de poder provocado por la invasión de Irak y la falta de organización y confianza en el gobierno iraquí. Las inconsistencias de seguridad que experimentó Ty en los puntos de control por parte de kurdos y árabes, así como las muchas oportunidades para eludirlos fueron los síntomas más visibles del caos del país.

“Al principio apoyaban al Daesh, lo consideraban una alternativa al ineficaz gobierno iraquí”, contó Ty, y reconoció que, al principio, las intenciones del Daesh no estaban claras. La tensión entre kurdos y árabes también es responsable de la confusión crónica del país y el aumento de los grupos terroristas. “También podemos verlo en Occidente; la división del pueblo lleva al crecimiento de la extrema derecha y de la violencia”. Aunque a algunos les complace, la intervención de Occidente en Irak “nunca da sus frutos”, y suele convertirse en un desastre. “Irak es otra Bosnia”, opina Ty. “Todo está siendo dividido.”

Si bien la situación en ciudades como Erbil es menos grave que como la pintan los medios occidentales, la política de “divide y vencerás” han hecho que el pueblo vea a Irak “como un ajedrez gigante para las potencias mundiales”, según Ty. Mientras los intereses locales e internacionales se enfrentan y se alían a la vez, uno no se pregunta si la región de Irak saldrá de su crisis actual, sino si alguna vez se parecerá a lo que hayan imaginado Estados Unidos, los Aliados después de la I Guerra Mundial o incluso Saddam.

Joobin Bekhrad es el fundador y editor de REORIENT, una publicación sobre las artes contemporáneas y la cultura de Oriente Medio.

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Un escritor premiado, Joobin Bekhrad es el fundador y editor de REORIENT, una publicación sobre las artes contemporáneas y la cultura de Oriente Medio.

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