El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado a sus ministros que levantará las restricciones de la construcción de asentamientos en Jerusalén oriental. Sus declaraciones fueron emitidas el sábado, justo después de que el gobierno municipal de la ciudad aprobara permisos para la construcción de cientos de nuevas casas en la zona.
“Ya no necesitamos coordinar la construcción de barrios judíos en Jerusalén Este. Podemos construirlos donde queramos, cuanto queramos”, dijo Netanyahu, añadiendo que también pretende permitir la construcción en Cisjordania.
“Mi idea es promulgar la soberanía de todos los asentamientos”, dicta el comunicado, señalando la aparente postura de Netanyahu de ganar más apoyo de los colonos y apelar a un socio de la coalición de derechas.
Netanyahu les comunicó esta decisión a los ministros en una reunión en la que también decidieron, unánimemente, posponer la discusión sobre un proyecto de ley que propone la anexión israelí de Maale Adumim, un asentamiento de Cisjordania que acoge a unos 40.000 israelíes.
Un breve comunicado emitido por el fórum ministerial (el Gabinete de Seguridad) tras la discusión declaró que el proyecto de ley será pospuesto hasta que Netanyahu se reúna con el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Netanyahu mantuvo su primera conversación telefónica con el presidente el domingo, y después declaró que la conversación fue “muy cercana” y que ha sido invitado a reunirse con Trump en Washington en febrero.
“Nos enfrentamos a muchos problemas. El conflicto entre Israel y Palestina, la situación en Siria, la amenaza iraní”, dijo Netanyahu al comienzo de su reunión semanal con el gabinete.
Mientras tanto, los proyectos de vivienda aprobados por el municipio de Jerusalén el domingo se establecerán en terrenos que los palestinos consideran parte del futuro Estado, y que habían sido eliminados del proyecto en diciembre a petición de Netanyahu para evitar más censura de Barack Obama.
Sin embargo, la derecha israelí cree que la actitud de Trump respecto a los asentamientos construidos en Cisjordania y Jerusalén Este – zonas que Israel capturó en 1967 – será más favorable que la de Obama.
El Ayuntamiento de Jerusalén aprobó permisos de construcción de más de 560 unidades en los asentamientos urbanos de Pisgat Zeev, Ramat Shlomo y Ramot, zonas anexas a Jerusalén, un acto no reconocido internacionalmente.
Nir Barkat, alcalde de Jerusalén, declaró que los 8 años de gobierno de Obama han sido “difíciles y con presión… a la hora de congelar la construcción”, pero que ahora Israel comienza una nueva era.
Los palestinos denunciaron el acto. “Condenamos firmemente la decisión israelí de aprobar la construcción”, declaró a Reuters Nabil Abu Rdainah, portavoz del presidente palestino Mahmoud Abbas.
En sus últimas semanas, el gobierno de Obama enfureció al gobierno israelí al negar el tradicional veto estadounidense a una resolución anti-asentamientos en el Consejo de Seguridad de la ONU, permitiendo que se aprobase.
Nikki Haley, el elegido de Trump para ser embajador de EEUU en la ONU, hizo eco de su condena al organismo internacional por su trato a Israel en su audiencia de ingreso al Senado la semana pasada.
Antes de asumir la presidencia, Trump también prometió desplazar la embajada estadounidense desde Tel Aviv a Jerusalén, y ha nombrado embajador a David Friedman, partidario de los asentamientos.
Israel considera Jerusalén su capital, pero la mayoría del mundo considera que su estatus final es un asunto crucial para las negociaciones de paz. Los palestinos han dicho que el desplazamiento de la embajada acabará con cualquier proyecto de paz. Las negociaciones se acabaron en 2014.
Varios expertos en Israel dicen que aún es pronto para saber cómo será la política de Trump respecto a estos asuntos, aunque la Casa Blanca declaró el domingo que estaba en las primeras etapas para cumplir la promesa de Trump.
“Aún estamos en las primeras etapas de discutir el tema”, declaró Sean Spicer, secretario de prensa de la Casa Blanca.
La mayoría de países consideran los asentamientos ilegales y un obstáculo para la paz. Israel no está de acuerdo y cita una conexión bíblica, histórica y política con el territorio – que también citan los palestinos – así como intereses de seguridad.