En su primera entrevista televisiva, el presidente Donald Trump apoyó el uso de la tortura y dijo que creía que el waterboarding funcionaba "de forma absoluta".
En declaraciones al periodista David Muir, el presidente Trump dijo que Estados Unidos necesita "combatir el fuego con fuego" justo antes de moderar rápidamente sus polémicos comentarios añadiendo que se aferraría al secretario de Defensa, James Mattis, y al director de la CIA, Mike Pompeo, para determinar lo que se puede y no se puede hacer legalmente.
Trump hizo su comentario después de que le preguntaron acerca de sus comentarios durante el primer debate republicano de New Hampshire en febrero de 2016, donde dijo: "Me gustaría traer de vuelta el waterboarding, y yo traería de vuelta un infierno mucho peor que el waterboarding".
La opinión personal de Trump sobre la tortura lo pone en desacuerdo con la gente en su propio gabinete. El secretario de Defensa Mattis, también un general retirado de la Infantería de Marina, aclaró su posición sobre la tortura durante una conversación entre los dos el año pasado, cuando el general retirado se convirtió en el favorito para el puesto de secretario de Defensa.
Mattis expresó sus puntos de vista a Trump acerca de waterboarding diciendo que "nunca lo encontró útil", agregando también que la "cerveza y los cigarrillos funcionan mejor que waterboarding".
El jefe de la CIA, Pompeo, también tiene una visión muy diferente a la de Trump. Durante su audiencia de confirmación, se le preguntó a Pompeo si cumpliría con una orden presidencial que pidiese el restablecimiento de las técnicas de interrogatorio mejoradas que caen fuera del Manual de Campo del Ejército.
"Absolutamente no. Además, no puedo imaginar que Trump me pidiese eso", dijo Pompeo.
El uso de la tortura, particularmente bajo la era del ex presidente George Bush después del 11 de septiembre, se convirtió en una vergüenza estadounidense.
Un informe de 480 páginas del Comité de Inteligencia del Senado de los EEUU dio detalles de cómo la CIA utilizó "técnicas de interrogatorio mejoradas" incluyendo el "waterboarding" en 2014. El informe que fue publicado después de cuatro años de intensa disputa concluyó que la tortura no proporcionaba inteligencia útil. La CIA utilizó la tortura en exceso y repetidamente mintió al Congreso para cubrir sus huellas y exagerar el valor de cualquier información que extrajo bajo coacción.