Nosotros supervisamos las visitas del Movimiento de Resistencia Islámico de Hamás a El Cairo, la última de ellas la visita del jefe adjunto del buró político de Hamás, Ismai lHaniyeh, que se reunió con oficiales egipcios y con el Director de la Dirección General de Inteligencia Egipcia, Khaled Fawzy. De momento, es la figura de más importancia con la que se ha reunido Hamás durante la presidencia de AbdelFattah Al-Sisi.
El optimismo de Hamás respecto a su relación con Egipto y la “mejora cualitativa” de la relación bilateral entre ambas partes se dejó notar. Esto reflejará positivamente el mecanismo de apertura del cruce de Rafa para permitir cruzar a aquellos atrapados a ambos lados y a los que viajen hacia o desde Gaza. También aliviará la severidad del asedio, aumentando la cantidad de bienes egipcios que entrarán a Gaza y serán consumidos por sus habitantes.
Tras supervisar los méritos y circunstancias de la relación bilateral, creo que el nivel de optimismo mostrado por Hamás, o la magnitud de lo que Hamás espera de su relación a corto plazo, es un tema que requiere de cierta consideración. No es ningún secreto que la esencia de las reuniones bilaterales desde el punto de vista egipcio está centrado principalmente en asuntos de seguridad, e incluye cierta presión a Hamás para que entregue a ciertos individuos con cargos criminales, localizados en Gaza.
Por otro lado, El Cairo espera que Hamás ayude a Egipto a lidiar con el problema de seguridad que surgió hace unos años en Sinai, y que, cooperando con la institución de seguridad egipcia, procesará a ciertos individuos y grupos armados que se han convertido en un fenómeno que amenaza la seguridad del gobierno egipcio y su capacidad de controlar el país.
Hamás, que supervisa la Franja de Gaza, se encuentra desgarrado, y es responsable de gestionar los asuntos internos en Gaza, y está luchando por levantar el asedio impuesto a Gaza desde hace 10 años. La clave para lograrlo es su único vecino árabe, Egipto, después de que la AP se negara a asumir sus responsabilidades en Gaza. Al mismo tiempo, Hamás se niega a involucrarse en los asuntos internos de cualquier Estado árabe, para así proteger su resistencia y seguir apuntando a la ocupación israelí. Esto se debe a que son conscientes de que cualquier interferencia en cualquier país, o unirse a un bando, les involucraría en crisis regionales, les crearía muchos enemigos, agotaría el movimiento a largo plazo y les distraería de la resistencia a la ocupación, que es lo único que se beneficia de la distracción de palestinos y árabes. Esto es cierto sobre todo debido a que permite que continúe la ocupación y la sionización de Palestina y Jerusalén, acabando con el sueño del Estado palestino.
No hay duda de que la cautela de Hamás está justificada, sobre todo debido ha que ha sido testigo de situaciones parecidas. La organización libanesa, la experiencia de Hezbollah en Siria es un ejemplo de esto, especialmente si consideramos las complicaciones en el panorama económico, político y de seguridad de Egipto. Nos guste o no, El Cairo se está enfrentando a los islamistas y a los Hermanos Musulmanes, que son una extensión ideológica de Hamás; y ha normalizado la relación con la ocupación israelí; incluso ha cooperado con ella en varios temas. Egipto también es el patrocinador de la AP y de los rivales del movimiento político en Ramala, como el presidente Mahmoud Abbas y su rival Mohammed Dahlan. Además, la relación entre El Cairo y Hamás está llena de sospechas debido a la diferencia de opiniones políticas e ideológicas, aunque Hamas siempre trata de evitar conflictos públicos con El Cairo, que controla la geografía política de Gaza.
Por lo tanto, el destino que tienen que elegir Hamás y Gaza es o mantener su metodología original, evitando los conflictos con El Cairo y disminuyendo la severidad del asedio hasta que cambie la situación; o comer pan envenenado por la necesidad de librarse de una muerte lenta.
Traducido de AlArabi21, 1 de febrero 2017