La corrupción nunca ha sido algo ajeno al Estado sirio, existe en todos los sectores, instituciones, ministerios y especialmente en su sector judicial. Ha llegado al punto de que los ciudadanos sirios consideran que los sobornos están en el centro de toda ley, y que no pueden obtener sus derechos sin ellos. Un juez ha expresado el estado de la judicatura en Siria diciendo: "Quien paga más, gana el caso".
Por ejemplo, el Hospital Nacional Latakia ha tenido varios directores del centro relacionados con escándalos. Uno de ellos ocupó la posición durante 23 años, durante este periodo acumuló una fortuna de miles de millones de dólares. Cuando nadie podía callar frente a su saqueo de fondos públicos (el dinero de las personas y los pacientes que recibían tratamiento en el hospital), comenzó el desfile de los comités centrales de inspección. Ellos cuestionaron a los médicos, enfermeras y contadores, y cuatro meses más tarde, el director de Sanidad saltó de la ciudad a Londres y permaneció allí durante cuatro años. Luego regresó a Siria y allí vive relajándose en su granja de miles de millones de dólares.
El director de Sanidad que le sucedió fue recompensado por su corrupción y ascendido a la posición de embajador sirio en un país árabe. El que le siguió robó alrededor de 4,7 millones de dólares del país, y su abogado le aconsejó que abandonara Siria. Él respondió arrogante y burlonamente a su abogado: "La ley no me alcanzará porque tengo al ministro de Sanidad y al de Justicia en mi bolsillo". No estaba muy equivocado, pues fue encarcelado por cuatro meses y solo pagó 33.000 dólares del dinero que robó.
Esta corrupción tolerada y conocida por todos los sirios no es nada comparada con la corrupción que se produjo cuando comenzó la revolución siria. Abrió nuevas puertas para los corruptos, especialmente para los oficiales militares.
Yo sé, por los testimonios de soldados, que cada uno de ellos pagaba a su oficial unos 400 dólares al mes para que no tuvieran que cargar un arma, matar y pelear y para que no se convirtieran en un obituario "héroe de guerra".
Las familias de algunos soldados no estaban bien económicamente y muchos de ellos se vieron obligados a vender alfombras o electrodomésticos. Es difícil estimar los millones recaudados por el oficial, especialmente porque sería responsable de cientos de soldados. Años más tarde, el hedor de su corrupción se extendió hasta el punto de que los responsables de decisiones estatales se vieron obligados a despedirlo. No ha sido procesado ni responsabilizado, a pesar de que algunos afirman que fue encarcelado durante dos semanas.
El caso de este oficial no es único, ya que hay muchos otros oficiales como él o cada vez más corruptos. En los centros del Partido Baath, la gente habla sobre los sobornos y las enormes cantidades de dinero que demandan los altos empleados de la oficina del partido. Algunos fueron saqueados después de que se demostrase que explotaron y se aprovecharon de los ciudadanos y robaron millones. Sin embargo, ninguno de ellos fue hallado responsable.
Las cosas se están poniendo cada vez más difíciles para los sirios y ya no es posible sobornar a los jóvenes para que no sirvan en el ejército sirio, como sucedió hace dos años. Obtener una visa a Turquía es casi imposible, al igual que lo es entrar en Turquía como contrabandistas.
Líbano también ha limitado mucho la entrada de sirios, por lo que ahora varios jóvenes están encerrados en su casa, sin atreverse a caminar por las calles o sentarse en un café para no ser forzados a entrar en los coches de las fuerzas de seguridad que reclutan a jóvenes para alistarles al ejército y "¡luchar tanto si les gusta o no y morir como un mártir tanto si les gusta o no!"
Las historias de los jóvenes sirios han superado en número a las historias de Las Mil y Una Noches y las historias de ciencia ficción. Uno de ellos insistió en huir de la muerte en Siria e hizo un plan para viajar a Sudán y luego a Argelia. Esperando llegar a un país europeo desde Argelia. Otro hombre joven rico pagó 9.000 dólares a un oficial para eximirse de su deber como soldado armado, pero el dinero “se perdió” y él no se benefició de dicho pago. El joven se quedó en una casa que alquiló para esconderse de la policía, que está buscando combustible humano para su guerra sucia.
Las historias tejidas con un dolor indescriptible y la desesperación se han convertido en la conersación diaria de los sirios. Nadie se preocupa por estas personas cuya tragedia decidió ser llamada la tragedia del siglo. ¿Cómo puede construirse la confianza entre el Estado y el ciudadano a la luz de este vergonzoso fracaso de rendición de cuentas? ¿Qué significado tiene la elaboración de una nueva constitución para Siria si los ciudadanos sirios no ven a los corruptos procesados y encarcelados? ¿Podemos culpar a los pobres niños que fueron privados de educación y comida por sus pequeñas desviaciones y pequeños robos para frenar su hambre? ¿Qué tipo de futuro miserable espera a los sirios en un estado donde la corrupción se ha vuelto más fuerte que el Estado y los sobornos se han hecho más fuertes que todas las leyes?
Traducido de Al-Araby Al-Jadeed, 10 de febrero de 2017