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Libia, 6 años después de la Primavera Árabe

Los libios sostienen una gran bandera de Libia durante una manifestación celebrada en la Plaza de los Mártires donde miles de personas se reunieron en protesta contra la Cámara de Representantes fundada en Tobruk, una ciudad en la costa oriental de Libia, en Trípoli, capital de Libia, el 19 de septiembre , 2014. [Hazem Turkia / Agencia Anadolu]

Hace 6 años, el norte de África y Oriente Medio se vieron envueltos en el fuego de la Primavera Árabe, en unos acontecimientos que parecían imposibles apenas un año antes. Seis años después, cada país que pasa su hacia una historia diferente, y muchas veces trágica.

De todos los países que vivieron la Revolución del Jazmín, la transición de Libia fue la más tumultuosa y políticamente compleja; con otras definiciones, nada menos que un Estado fallido. El país está fragmentado políticamente, es un campo de cultivo para el extremismo que amenaza toda la zona, un tablero de juego para las alianzas tribales y el escenario de la privación de una economía a punto de colapsar – el caso de Libia no es en absoluto simple.

Libia y la Primavera Árabe

El 15 de febrero de 2011 se iniciaron varias manifestaciones en la ciudad de Benghazi contra el líder Muammar Gadafi. Rápidamente se convirtió en un levantamiento armado.

El 12 de marzo, la Liga Árabe pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que impusiera una “zona de exclusión aérea” en Libia. Muchos Estados miembros de la OTAN y países del Golfo se unieron posteriormente en una campaña contra el gobierno libio, bajo el pretexto de proteger a los civiles inocentes.

Los Estados occidentales, liderados por Francia, Reino Unido y Estados Unidos; comenzaron a bombardear Libia el 19 de marzo y, a finales de agosto, la ofensiva militar dirigida por la OTAN, la Liga Árabe y las milicias libias aseguraron el control de Trípoli y de otros países a la autoridad del Consejo Nacional de Transición.

Finalmente, Gadafi fue capturado y asesinado en su ciudad natal, Sirte, por varios opositores armados el día 20 de octubre de 2011. El 31 de octubre, la OTAN finalizó oficialmente su “Operación Protector Unificado” de siete meses.

La operación parecía haber tenido éxito. Sin embargo, investigaciones posteriores descubrieron que existía información errónea acerca de en qué medida estaban los militantes extremistas involucrados en los movimientos armados contra Gadafi. Esto fue el principio de los problemas de Libia.

Libia entró en un ciclo de divisiones políticas basadas en afiliaciones regionales, tribales y políticas.

Libia después de Gadafi

Seis años después, ahora Libia es un mosaico de ciudades y regiones controladas por milicias armadas, rivalidades tribales, señores de guerra y consejos municipales. La delincuencia alcanza niveles históricos, y el concepto de ley y orden parece utópico.

Más de 5.000 personas han sido asesinadas desde 2011 en varios enfrentamientos entre milicias y operaciones contra el Daesh. Casi medio millón se han visto obligadas a huir; un tercio huyeron a Túnez y unas 435.000 han buscado refugio en edificios públicos.

La situación económica de Libia es terrible, ya que sus exportaciones de petróleo han disminuido casi un 90% desde 2011, y sus pérdidas del PIB están estimadas en unos 2.000 millones de dólares.

Y la guinda del pastel: ahora Libia es parte de una de las peores crisis migratorias de la historia. Miles de inmigrantes y refugiados viajan desde el país del norte de África en barcas, con la esperanza de llegar a Europa.

Lo más significativo es que Libia ha fracasado a la hora de crear un gobierno político funcional que sea capaz de lidiar con los problemas de la nación. Debido al poder de vacío y a sus fronteras debilitadas, varios grupos extremistas operan ahora en Libia, entre ellos Daesh y Al-Qaeda en el Magreb Islámico.

El tráfico de armas es común, y ahora el mayor caché de armas del mundo se encuentra en Libia. Grandes cantidades del arsenal de Gadafi se han vendido a Malí, Niger y la República Centroafricana.

Junto a los cachés hay alrededor de 2.000 milicias para-militares y minoritarias operando en Libia. Anteriormente unidas para acabar con el mandato de cuatro décadas de Gadafi; ahora luchan por el control del país rico en petróleo, apoyando a los dos gobiernos rivales.

Los Estados vecinos de Libia han intentado mediar en los asentamientos y negociar acuerdos entre las facciones rivales, para así lograr una transición política. Argelia, Túnez y Egipto han evitado inculcar redes de proxy en el país, y han tratado de contener la violencia en Libia actuando en sus fronteras.

La política facciosa de Libia

Desde 2012, Libia ha tratado de formar un gobierno unido, pero ha tenido poco éxito. Esto se debe en gran parte a la fracción entre las entidades islamistas y nacionalistas y las instituciones estatales fruto del legado de 42 años de gobierno autoritario de Gadafi.

La actual composición política de Libia está ligada principalmente a las formaciones de 2014. Cuando el gobierno reconocido internacionalmente no logró unificar las facciones políticas, fue usurpado por una coalición de grupos armados llamada “Amanecer de Libia”, que rechazaba los resultados de las elecciones y se apoderó de la capital.

Entonces, el gobierno de Trípoli se vio obligado a desplazarse a Tobruk, al este de Libia, cerca de la frontera con Egipto. Mientras tanto, Amanecer de Libia respaldó al Congreso Nacional General (GNC) en Trípoli.

A medida que muchas fuerzas se aliaron con el gobierno de Tobruk en contra del GNC, el conflicto se internacionalizó: los Estados occidentales y árabes, entre ellos Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, se pusieron de parte del GNC; mientras que Turquía, Qatar y Sudán, entre otros, apoyaron a la coalición islamista.

En diciembre de 2015, varios representantes se reunieron en Marruecos para firmar un Acuerdo Político Libio (LPA) con la ONU para formar un gobierno de unidad nacional.

Como resultado del acuerdo, surgió el “Gobierno de Acuerdo Nacional” (GNA), así como el Consejo Presidencial (CP); un organismo que actuaría como jefe de Estado y comandante supremo de las fuerzas armadas.

Según el LPA, el CP- actualmente dirigido por Fayez Al-Sarraj, quien antes formaba parte del parlamento de Tobruk – ha de presidir al GNA. Sin embargo, ya que los gobiernos de Tobruk y Trípoli, así como la Cámara de Representantes (HoR) – que ha reemplazado al director del GNC por Aguila Saleh Issa – han rechazado y no han ratificado al GNA, el LPA no se ha llevado a cabo.

En teoría, la HoR debería ser la autoridad legislativa legítima bajo el LPA, pero no ha podido aprobar una enmienda constitucional válida que la consolide como cuerpo autoritario. En lugar de cumplir con el LPA, la HoR rechaza constantemente propuestas del Consejo Presidencial y, en su lugar, ha apoyado a los gobiernos rivales.

El GNC ha resurgido en gran parte gracias al Gobierno Nacional de Salvación, dirigido por el primer ministro Khalifa Ghwell, hostil en cuanto al Consejo Presidencial. El primer ministro ha tratado de reafirmarse, sin éxito. La mayoría de los miembros del GNC se han trasladado al Consejo de Estado, un organismo consultativo formado bajo el Acuerdo Político Libio.

Una figura que ambos gobiernos tienen que reconocer es a Khalifa Haftar. Ex aliado de Gadafi, Haftar vivió en el exilio en Estados Unidos durante casi dos décadas, tras orquestar un golpe de Estado contra el líder previo en los años 80.

Ambas autoridades – Tobruk y Al-Bayda – están bajo el control de Haftar, director del Ejército Nacional Libio (LNA), desde su nombramiento en 2015 como comandante de las fuerzas armadas, leal al gobierno de Tobruk.

La estima a la credibilidad de Haftar ha crecido junto a su vitriolo para los islamistas en su campaña “Operación: Dignidad” para “eliminar a los grupos terroristas extremistas”, que comenzó en mayo de 2014. Varias ciudades que habían sido controladas por el Daesh hasta 2014 fueron recuperadas a finales del año pasado como resultado de las operaciones de Haftar junto a las fuerzas estadounidenses.

El autodenominado LNA de Haftar es una mezcla de unidades militares y grupos armados tribales y regionales. Sin embargo, aún tiene que ganarse el reconocimiento como ejército legítimo por todo el personal militar de Libia, aunque es irrelevante, ya que la popularidad de Haftar al este de Libia aumenta cada vez más. Su proximidad con Egipto y Rusia podría significar que su próximo objetivo sea el puesto más alto de la autoridad libia.

Hoy en día, los grupos armados de Trípoli se categorizan principalmente en términos de si apoyan o no al gobierno de unidad dirigido por Fayez Al-Sarraj. La mayoría son partidarios firmes del gobierno o, si no, lo rechazan debido a la creencia de que ignorará sus intereses. En esta situación, es poco probable que Libia progrese.

Estado fallido

Dada la ausencia de una solución política a su guerra, el estatus de Estado fallido de Libia, junto a sus reservas de petróleo, seguirá aumentando su vulnerabilidad a las fuerzas extremistas y a sus objetivos de poder.

Rusia cada vez tiene más interés en apoyar a Haftar, un interés motivado por sus propias ambiciones en la zona. Debido a esto, es posible que los Estados occidentales se opongan a esta relación, e insistirán en aumentar su relevancia en Libia.

La elevada posición de Libia en el ámbito internacional podría molestar a sus países vecinos, como Argelia, cuya firme actitud anti intervencionista ha confinado la reconciliación pacífica de Libia a métodos mediadores con distintos niveles de éxito. Cualquier intervención como solución alternativa tendría graves repercusiones en la zona, lo que llevará a una mayor catástrofe en Libia.

Quienes, sin duda, se han hecho irrelevantes en el discurso nacional son los ciudadanos libios, cuyas necesidades rara vez son atendidas. El futuro de Libia aparece sombrío; aunque el derramamiento de sangre de Libia no ha sido tan genocida como el de Siria, el estancamiento político de Libia ha dañado la recuperación del país. Las esperanzas de Libia en 2011 se han reducido a meros sueños frente a la crisis del país y, seis años después, son las verdaderas víctimas de los fracasos de Libia.

Cronología de los acontecimientos:

  • 15 de febrero de 2011: Estallan las protestas en Benghazi tras la detención de Fathi Terbil, un prominente abogado crítico con el gobierno. Unas 2.000 personas forman parte de una protesta nocturna. Las fuerzas de seguridad responden con niveles de violencia letales.
  • 17 de febrero de 2011: El “Día de la Rabia” saca a miles de personas a las calles para protestar contra el gobierno de Gadafi. Las fuerzas de Gadafi responden disparando contra la multitud, supuestamente matando a más de una docena de manifestantes.
  • 20 de febrero de 2011: Tras varios días de conflicto, los rebeldes anti Gadafi se hacen con el control de la segunda mayor ciudad de Libia. Otras ciudades más al este, entre ellas Baida y Tobruk, ya se encuentran bajo el control de la oposición.
  • 26 de febrero de 2011: El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución inicial que congela los activos de Gadafi y su círculo interno, imponiendo restricciones de desplazamiento y remitiendo la cuestión a la Corte Penal para que la investigue.
  • 5 de marzo de 2011: Un grupo de líderes rebeldes que se hace llamar Consejo Nacional de Transición emite un comunicado declarándose el único representante de Libia.
  • 19 de marzo de 2011: Tras un debate, el Consejo de Seguridad de la ONU impone una zona de restricción aérea en Libia. Los jets franceses comienzan a bombardear el país, horas después de que se apruebe la resolución.
  • 15 de abril de 2011: Las fuerzas de Gadafi se retiran de Misrata.
  • 21 de agosto de 2011: Los combatientes de la posición penetran en Trípoli.
  • 16 de septiembre de 2011: El Consejo Nacional de Transición (NTC) es reconocido por la ONU como el representante legal de Libia, reemplazando al gobierno de Gadafi.
  • 20 de octubre de 2011: Gadafi es capturado y asesinado cuando intenta escapar de Sirte.
  • 23 de octubre de 2011: El NTC declara la liberación de Libia y la guerra se considera finalizada oficialmente.

Tipos de armas/herramientas utilizadas en las protestas:

Cuando estallaron las protestas en Libia, las fuerzas del gobierno respondieron disparando a los manifestantes. A medida que aumentaron las protestas, Gadafi se comprometió a perseguir a las “cucarachas” y “ratas” que habían tomado las armas en su contra. Comenzó un conflicto brutal, en el cual, según el Observatorio para los Derechos Humanos, las fuerzas pro Gadafi bombardearon indiscriminadamente áreas civiles, arrestaron a cientos de manifestantes y a otros sospechosos de apoyar a la oposición – muchos detenidos en secreto – y llevando a cabo ejecuciones sumarias. Según varios informes, contrató a mercenarios de otros países africanos para controlar brutalmente a la población.

 

Personas arrestadas o asesinadas:

Más de 12.000 civiles fueron llevados ante tribunales militares entre el 25 de enero de 2011 y el 30 de junio de 2012. Durante el levantamiento de 18 días, 846 personas fueron asesinadas.

 

Perfil: Muammar Gadafi

Muammar Gadafi tomó el control del gobierno libio en 1969 en un golpe de Estado militar sin derramamiento de sangre. Gobernó como un dictador autoritario durante más de 40 años, antes de ser expulsado en 2011. En sus primeros días de mandato, su visión estuvo influida por el pan-arabismo. Opuesto a los intereses de Estados Unidos, Gadafi contó con poco apoyo de Washington y Occidente. Esto empeoró tras el bombardeo de 1988 de un jet jumbo Pan Am sobre Lockerbie, Escocia, que acabó con la vida de 270 personas. Estados Unidos impuso varias sanciones a Libia tras la negativa oficial de Gadafi de entregar a dos sospechosos libios. Finalmente, Libia reconoció su responsabilidad, y aceptó compensar a los familiares de las víctimas, lo que ayudó a Gadafi a volver a la comunidad internacional.

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