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Las dos caras de los asentamientos

La Knesset ha aprobado recientemente, sin ninguna interferencia internacional, una ley que permite la expansión de los asentamientos instalados en tierras propiedad de palestinos. Esto supone que toda casa construida por los colonos israelíes en Cisjordania o Jerusalén quedará protegida por la ley israelí. Por lo tanto, es suficiente para cualquier colono israelí como para ganar el control de un terreno usando la fuerza y construir una casa sobre ese terreno y que sea considerada su propiedad.

El pasado sábado, muchos de los ciudadanos de Hebrón, que forman parte de Hizb Al-Tahrir, organizaron una manifestación que reunió a una gran cifra de personas. La manifestación era una protesta contra la decisión de la Autoridad Palestina de entregar terrenos con artefactos islámicos a la Iglesia Ortodoxa Rusa, una decisión que muchos consideran tan peligrosa como entregar territorios palestinos a los colonos.

Esta protesta viene a la luz de la reciente posición de Rusia en Oriente Próximo, y temen que podrían vender estas tierras a los sionistas más adelante. El terreno en cuestión está en el centro de Hebrón y tiene más de 70 acres de largo. A pesar de que la Iglesia Rusa ya poseyó este terreno durante la era otomana, la iglesia ya no tiene documentos que demuestren su reclamo de la tierra. Al contrario, existen documentos que demuestran que esta zona pertenece a Tamim Al-Dari, lo que significa que Mahmou Abbas pasó por alto todas las leyes cuando les otorgó sus tierras a los rusos. Abbas ha ignorado descaradamente todas las reglas respecto a este asunto. No ha considerado en absoluto el poder judicial que reside en este caso.

Desde un punto de vista práctico, no hay tanta diferencia entre los asentamientos israelíes y rusos, ya que hablamos de un pedazo de terreno que fue ocupado a la fuerza. También hay quien está dispuesto a defender su tierra usando la fuerza para proteger los derechos de los propietarios originales.

En cuanto a las diferencias entre ambos cosos, podríamos decir que la aprobación de la nueva ley israelí es un golpe bajo a los planes para establecer el Estado palestino en los territorios de 1967. Los israelíes han declarado que no darán ni un paso atrás respecto a la expansión de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén. El gobierno también ha declarado que protegerá y dará legitimidad a cualquier asentamiento, sin importar dónde esté y cómo sea de grande. ¿Cómo pueden desmantelarse estos grandes asentamientos, que han ocupado las mayores ciudades palestinas?

Lo extraño es que esta medida no ha conseguido una reacción suficiente de la Autoridad Palestina, y es ella la que sueña y promueve la solución de dos Estados. Una mera condena mermada no es suficiente, sobre todo en un momento en el que su influencia afecta al pueblo y reprime su actividad de resistencia. La AP hará lo que sea necesario para proteger sus intereses, y no se arriesgará. Tampoco renunciará a la posición que ocupa actualmente en el panorama político.

En cualquier caso, los riesgos ligados al aumento de los asentamientos en Cisjordania son cada vez mayores. Podemos asumir que este asunto se discutirá en futuras conversaciones, pero la solución de este asunto sería un espejismo que busca engañar a la clase trabajadora. Deben ser conscientes de los intentos de frustrar los esfuerzos del pueblo. En la ausencia de resistencia, los asentamientos aumentarán, dejándonos con nada más que lemas vacíos de un Estado palestino imaginario.

Traducido de Felesteen el 7 de febrero de 2017

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